En la Sala Villena de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba  diversos escritores se dieron cita para la entrega de los Premios UNEAC 2021, y  la  Beca de  Creación Cintio Vitier que cada año otorga la prestigiosa organización de artistas y escritores cubanos.

Luego de valorar las múltiples propuestas presentadas al Premio UNEAC José Rodríguez Feo, de Traducción Literaria, el jurado compuesto  por los especialistas Omar Pérez López, Rafael Rodríguez Beltrán, José Adrian Vitier, Ana Llorens Treviño, Ricardo Mosquera de Armas y Julia Calzadilla, decidieron entregar el reconocimiento José A. Contallops Vázquez, con la obra Plegarias atendidas, por la solución de problemas a un lenguaje común.
En tanto, el jurado del Premio UNEAC Luis Felipe Rodríguez, de Cuento, compuesto por los especialistas Sergio Cevedo Sosa, Anna Lidia Vega y Rafael de Águila, por unanimidad luego de analizas las propuestas presentadas,   decidió dejar desierto el premio en esta categoría.
Por su parte, la escritora e investigadora María del Carmen Muzio recibió el Premio UNEAC Enrique Piñeiro, de Biografía, con la obra “Una cubana insurrecta, por el abordaje de la trayectoria vital de la patriota Magdalena Peñarredonda , una de las figuras imprescindibles en la historia de la mujer cubana dentro de las luchas políticas de los siglos XIX y XX, a lo que se une su destacada labor intelectual como periodista. El jurado estuvo compuesto por los especialistas Félix Julio Alfonso, Enrique Comas Paret y Alejandro Álvarez Bernal.
En el encuentro también se hizo entrega de la Beca de Creación Cintio Vitier, en ocasión del centenario del célebre investigador y ensayista. El reconocimiento en esta edición de 2021, luego de ser analizado por Denia García Ronda, Caridad Atencio y Zaida Capote Cruz, le fue conferido al proyecto “Retamar en la última estación”, presentado bajo el seudónimo Calibán, de la autoría del villaclareño Yamil Díaz Gómez.
Como homenaje al Día de la Cultura Nacional, el encuentro concluyó a ritmo de tambores con la agrupación Ronal y Explosión Rumbera; ocasión que  ratificó los valores de la rumba cubana como patrimonio cultural de la nación y expresión de nuestra más auténtica cubanía.