"Escribir es la mejor manera de decir que sigo vivo"


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Eduardo Heras León.

“Lo más importante es haber escrito los libros que escribí, haber compartido con grandes amigos, sobre todo jóvenes, como parte importante de mi vida”, expresó el escritor Eduardo Heras León durante un homenaje que se le brindase en el Centro Cultural Dulce María Loynaz en esta capital.

Junto a amigos, estudiantes, egresados del Centro de Estudios Literarios Onelio Jorge Cardoso e invitados, el homenaje a Heras León (“El Chino”) como propuesto al Premio Nacional de Literatura, ha trascendido sin lugar a dudas además en el recuerdo de todos al ser representativo de los valores no solo literarios y académicos que validan su extensa obra, sino también por su grado de sinceridad de criterios y ética que le han acompañado siempre como ser humano. Y todo ello fue realzado por otros escritores y amigos cercanos como Francisco López Sacha, Laydi Fernández de Juan y por consagrados de nuestra Cultura nacional como Ambrosio Fornet.

Al respecto y en texto de Fornet —leído por Fernández de Juan—, ese destaca que “he propuesto a Heras León para el Premio Nacional de Literatura por tres razones: la primera es de carácter estético; la segunda, de carácter histórico y la tercera, de carácter personal. Él es un caso de madurez precoz bastante infrecuente en la narrativa hispanoamericana. En el brevísimo lapso en que aparecieron sus dos primeros libros de cuentos, cuando aún no había cumplido los tres años de edad, mostró poseer un sorprendente dominio de sus instrumentos expresivos, virtud que compartía además en esos días junto a sus colegas Jesús Díaz y Norberto Fuentes, con quienes formó el grupo de narradores que trajo a la Literatura cubana lo que Ángel Rama llamó un Realismo vertiginoso, expresivo, dramático”.

A continuación Fornet subrayó que, en el caso de “El Chino” esos rasgos se manifestaban “mediante una impecable fusión de técnica y talento en su manera de construir la fábula, de modelar los personajes, desarrollar los conflictos, de preparar esos finales en los que casi siempre descubríamos las claves secretas de la conducta de un personaje”. En relación con el estilo de este Narrador cubano, Fornet puntualizó que “ya la crítica ha llamado la atención sobre su carácter esencialmente poético, sobre el ritmo pausado o trepidante de una prosa atravesada siempre por el ambiente coloquial y caracterizada también en la poesía de sus contemporáneos (…) Me atrevería a decir que la maestría de Heras se revela en esos rasgos que podríamos ejemplificar atendiendo a la autenticidad de su narrativa y, como parte de ella, al modo en que bosqueja sus escenarios, a la sencilla complejidad de sus personajes, a la gradual consistencia que van adquiriendo sus conflictos a medida que se desarrolla la trama y a la ceñida eficacia de sus diálogos”.

Por su parte Francisco López Sacha, colega y amigo del homenajeado, recordó sobre la importancia que para la enseñanza del periodismo, de la literatura y para el Centro Onelio Jorge Cardoso posee la obra Los desafíos de la ficción, la que según su criterio “es el mejor libro sobre técnicas narrativas que se haya publicado en idioma español (…) libro que solo puede ser revisado por la pasión de un conocedor, de un teórico de la narrativa (…) Me gustaría que este libro hubiera tenido más ediciones, sobre todo públicas”. Enfatizó seguidamente que “El Chino” es fundador de una cuentística, de un Centro literario, es teórico esencial de narrativa en idioma español, es uno de los grandes críticos de ballet y que tiene la obra que tiene que tener: la obra que maduró durante tantos años. La obra que fue naciendo sobre todo al final de su vida, por la gestación y magisterio de su trabajo y por la inteligencia y la entrega de su talento y a su tiempo a la magna obra de la Cultura cubana”.

Finalmente, y sumamente emocionado, Heras León recalcó en sus palabras algo que le ha prestigiado siempre y que todos aquellos que le conocimos —siendo muy jóvenes aún—, hemos valorado como una de sus cualidades más fundamentales: su elocuente sencillez; esa que tan solo los talentos más genuinos son capaces de poseer. “(…) Gane o no gane el Premio Nacional de Literatura, yo voy a seguir siendo el mismo, el Eduardo Heras León de siempre. Enseñando y compartiendo con los jóvenes y escribiendo como mejor manera de decir que sigo vivo”.


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