Ese es Efigenio


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Era un mediodía en Caimanera. Una avioneta del ejército batistiano ametrallaba sobre distintos puntos de la pequeña ciudad. De repente hizo su aparición un jeep descapotado. En él un  joven  de pie, flaco, alto, vestido de verde olivo,  con una gorra de visera hacia arriba,  intentaba; aferrado a una ametralladora trípode, derribar a la avioneta.

El jeep no se detenía, daba vueltas y vueltas por todo el poblado mientras aquel hombre apuntaba hacia el cielo en busca del blanco seguro. Pregunté de quién se trataba. Alguien cerca me responde: ¡Ese es Efigenio!, dije: “está loco”.

Fue en la mañana del dos de enero, no recuerdo con exactitud, cuando en un aeropuerto de Santiago de Cuba volví a verlo con su gorra de visera volteada hacia arriba. Con pasos lentos y las manos detrás pasaba revista a la avanzada de la Columna 6 del Segundo Frente Frank País que él dirigía y a la cual yo ya pertenecía. Nos aprestábamos a salir rumbo a La Habana. Se me acercó y me miró de arriba abajo, se dirigió hacia un combatiente que llamó mi atención porque era casi un adolescente, prieto como el ébano y le dijo: Dale una Thompson.  Le puse por nombre “Toña la Negra”.

No tuvimos que aguardar mucho tiempo cuando hizo su aparición el comandante Raúl Castro, jefe del Segundo Frente Oriental Frank País quien  en una tribuna improvisada pronunció un encendido discurso de despedida a aquella tropa harapienta.

Fueron sus primeras palabras:

“Salen del Oriente bravío para internarse en La Habana linda y coqueta”. Y continuó diciéndonos que nuestra misión principal era llegar a La Habana antes de que lo hiciera Fidel y una vez allí adoptar todas las medidas necesarias para garantizar la  entrada segura del Jefe de la Revolución a la capital.

Ya en La Habana, Efigenio fue mi Jefe en la Policía Nacional  Revolucionaria.

Pasó el tiempo, y fue un día en la esquina de Infanta y San Lázaro, donde se efectuaba un masivo acto de repudio contra los que abandonaban el país: unos traidores, otros no, encontrándose en el público el comandante  Efigenio Ameijeira, quien en aquel tiempo había sido castigado, dicen que por indisciplinas.

De pronto,  entre la multitud surgió un reclamo que se hizo casi unánime ¡Que hable Efigenio! ¡Que hable Efigenio!

El locutor no se hizo esperar.

  • Le pedimos al Comandante del pueblo que nos diga algunas palabras.

Ameijeiras subió al podio y dijo: “Yo no digo discursos, soy hombre de pocas palabras.  Pero hoy cuando todos gritan ¡Que se vayan!, ¡Que se vayan!,  ¡Que se vayan!.....yo grito ¡Que vengan! ¡Que vengan! No dijo más.

A un capitán que tenía cerca le escuché decir: ¡Ese es Efigenio!

Transcurrido el tiempo, ocasionalmente lo veía en el Hurón Azul de la Uneac,  donde frecuentaba La Peña de su amigo El Ambia.

El General de División Efigenio Ameijeiras Delgado, expedicionario del Yate  Granma, Héroe de la República de Cuba y también hombre de la cultura falleció el 9 de febrero del 2020 a los 88 años de edad.


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