Felicidades a Senel Paz y a la maestría de sus dos lenguajes


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Aunque al mirarlo nadie lo diría, el reconocido narrador y guionista de cine Senel Paz, Premio Nacional de Cine, cumple hoy 70 años.

Senel Paz (Fomento, Las Villas, Cuba, 1950), nació y creció en un hogar campesino y pobre; durante su adolescencia y juventud vivió en Cabaiguán; luego vino a la capital y más tarde se graduó de periodista en la Universidad de La Habana en 1973.

A partir de esta fecha, y durante algunos años, fue reportero en varias publicaciones; después publicista cultural en el Ministerio de Cultura; redactor en la Revista Revolución y Cultura; analista de guiones en el Instituto Cubano del Arte y la Industria Cinematográficos (ICAIC), asesor de la presidencia de esta Institución y miembro de su Consejo Artístico.

Fue, más tarde, asesor de la presidencia de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC), y desde 1998 labora en la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños.

El escritor posee una larga obra narrativa, que incluye relatos y novelas, caracterizados por el reflejo de su realidad cubana, pero con temas que transgreden las fronteras insulares por su sentido universal, en tanto emociones, sentimientos, contradicciones y conflictos son comunes a los humanos, y también soslayan el cerco del tiempo.

Senel Paz es autor del cuaderno de relatos El niño aquel Premio David, 1979, que publica Ediciones UNION al siguiente año, y de la novela Un rey en el jardín, editada por Letras Cubanas en 1983, y por Ediciones UNION en el 1987, galardonada con el Premio de la Crítica Literaria 1983, y publicada, además, en Checoslovaquia, España, México y Egipto. 

Su célebre relato «El lobo, el bosque y el hombre nuevo», fue publicado por la Casa editorial Edición Homenaje del Ministerio de Cultura en el 1990; dos años más tarde por la Casa Editorial Luminaria, en Sancti Spíritus, y recibió (por primera vez para un narrador cubano) el notorio Premio Internacional de Cuentos Juan Rulfo de Radio Francia Internacional, en 1990, y el Premio de la Crítica Literaria, en 1992.

Ha sido publicado en 20 países, en 11 idiomas, y cuenta con más de 15 versiones teatrales, de ellas, cinco cubanas, que bajo diferentes títulos han subido a las tablas en Cuba y en España, México, Estados Unidos y Alemania, entre otras naciones.

Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, estrenan en 1993 la cinta Fresa y chocolate,  con guion de Senel , basado en este relato, y que constituyó un acontecimiento sin analogía posible en la historia del cine en Cuba, porque este canto a la tolerancia,   la comprensión y los derechos, llega en momentos en que la sociedad cubana necesitaba una conmoción ideológica para lograr una transformación de las actitudes de los ciudadanos y una condena a la homofobia, entre otros temas, porque Fresa y chocolate no habla solo de homosexualismo sino que incide  en otros asuntos que también tienen que ver con el respeto al diferente.

La afamada película conquistó el Premio Coral al guion inédito en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano (1992); el Premio Oso de Plata en el Festival Internacional de Cine de Cannes, en Berlín, en (1994), y fue nominada al Premio Oscar a la mejor película extranjera por la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, (1995).

Su novela En el cielo con diamantes, editada por la Editorial Oriente en el 2007, recibió el Premio de Creación Literaria Casa de América Latina 2008 y fue reconocida como el libro de ficción más solicitado en las bibliotecas cubanas en el 2008. Esta obra ha sido editada, además, en España, Portugal, Italia y Francia.

Esta fue una novela largamente esperada luego de su anuncio, ocurrido tras su gran éxito y reconocimiento internacional, con Fresa y Chocolate; el personaje de David, en la película, es también el protagonista de En el cielo con diamantes, una narración que trata   sobre la iniciación sexual e ideológica de la generación, de los que eran unos jóvenes al triunfo del Revolución cubana.

Con este pretexto, Paz hace un retrato estupendo desde puntos de vista muy peculiares de la realidad histórica, de la convulsa situación de esos años transformadores, de los complejos procesos ideológicos de la época utilizando como herramienta una aguda ironía y una sagaz descripción tanto social como espiritual, así como una referencia a la génesis de las simulaciones morales e ideológicas, ahondando en dramáticas certidumbres. 

Senel Paz es una de las voces más penetrantes, poéticas y humanistas, de la llamada generación de los 80 de la narrativa cubana. Entre los reconocimientos que le han sido conferidos, figuran, la Distinción por la Cultura Nacional, la Medalla Alejo Carpentier, y la Mención de Honor del Premio Madanjeet Singh de la UNESCO por la lucha contra la intolerancia.

A su producción literaria, se suma con honores, su labor como guionista de cine, avalada por la ya mencionada Fresa y Chocolate y sus cuantiosos lauros, y porotros sólidos ejemplos como los de los filmes: Una novia para David, (1985), de Orlando Rojas, Premio Caracol de Guion; Adorables mentiras (1991), de Gerardo Chijona, Premio Caracol, Premio Coral de Guion y Premio en Festival de Cine de Huelva, en España; Lista de espera, de Juan Carlos Tabío (2000), que fue nominado al Premio Goya en la categoría Mejor Película Extranjera de habla hispana, se alzó con galardones en Festival de cine de Málaga, España, y de Cartagena, Colombia y en el Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana  se llevó el  Premio al mejor guión cinematográfico, y el inventario de sus guiones incluye además los de cintas dirigidas y producidas en España, que han recibido gran aceptación de público y crítica especializada.

A principios del presente año le fue otorgado, junto al veterano Paco Prats, el Premio Nacional de Cine.

En esta ocasión, recordó que su primer vínculo con el séptimo arte surge a partir de su relación con su esposa, la acreditada realizadora Rebeca Chávez y que la oportunidad de escribir el guion de Una novia para David le llega de casualidad; «como escritor nunca pensé ni soñé acercarme al cine, pero el cine es ese tipo de experiencia que cuando te llega te quedas colgado para siempre, y para mí ha sido muy importante como narrador, como escritor, poder trabajar en estos dos lenguajes».


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