Festival de Teatro de La Habana: Una cita para todos


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Del 19 al 27 de octubre La Habana se reafirmó como un gran escenario para visualizar y disfrutar del quehacer de teatristas de nuestro país y otras naciones que hasta la 18 edición del Festival Internacional de Teatro de La Habana llegaron. La cita teatral reafirmó los valores del movimiento escénico contemporáneo y la necesidad de este evento como plataforma para la confrontación de estéticas y modos de hacer el teatro.

A pesar de las circunstancias y el contexto político-social que vive hoy Cuba ante las amenazas y las restricciones del gobierno norteamericano, el Festival de Teatro de La Habana se consolidó como un evento único y necesario en el país que posibilita el diálogo entre nacionales y foráneos del arte de las tablas.

No obstante ser esta una muestra más reducida que ediciones anteriores, sin dudas fue una cita grande en cuanto al alcance de la convocatoria, la calidad de las propuestas y el impacto de estas ante el público. La edición 18 de la cita teatral superó en creces las expectativas de quienes pensaron ver el festival truncado por las circunstancias que vive hoy el país, por las reducciones y el bloqueo que obstaculiza la llegada de muchos artistas a la Isla.

“Hacer un festival de teatro con estas características hoy en Cuba, de muchas maneras puede entenderse como una proeza y como acto de resistencia, de no querer ceder a determinadas crisis y contingencias que tal vez en otras mentes nos harían pensar en no hacer algo así, y probablemente hay quien piense que hacer un evento de estas características, de esta magnitud, es un derroche, y no lo es. Si algo ha sabido mantenerse durante tantas décadas de trabajo y dedicación al teatro ha sido la fidelidad al público que es el eje de este tipo de eventos. Y permitirle al público cubano, que es un público curioso, necesitado de referentes, la extraordinaria oportunidad de dialogar con su teatro, con el teatro que viene de otros lugares del mundo, es algo que nos hará mucho más sabios y nos permite entender en qué medida estamos al día y en qué medida necesitamos también estar aún más al día.” Es el criterio del dramaturgo y crítico teatral Norge Espinosa Mendoza, quien durante años ha mantenido un estrecho vínculo con el festival desde el ejercicio crítico y el dramatúrgico a través colectivos como Teatro El Público y Teatro de las Estaciones principalmente; dos colectivos que han estado presentes en la mayoría de las ediciones del evento.    

Es un gran reto este festival, afirmó el curador del evento Omar Valiño, “Tiene gran importancia este festival; la importancia de montar un diálogo entre esa producción cubana que está representada selectivamente pero en el marco mejor de la producción cubana, y en un conjunto de piezas también seleccionadas que también evidencian muchos caminos diferentes del teatro en el mundo hoy. A mí siempre me interesa como curador mostrar todas las perspectivas sobre algo que el público profesional y el público en general no encuentra en el teatro. Si ese diálogo se cumple y esa función se cumple en calidad, una parte del objetivo del festival está logrado.”

Un total de diez espectáculos extranjeros y seis nacionales, unido a otros del patio que por su impacto y excelente acogida conformaron el programa del evento, demostraron la vitalidad del teatro en sus diversas expresiones. Múltiples estéticas, diversas técnicas, variadas opciones de concebir la puesta en escena, confluyeron durante ocho días en la mayor de las Antillas para reafirmar los valores de esta gran plaza cultural que es La Habana, ciudad a la que se dedicó el festival junto al inolvidable exponente de la escena cubana Vicente Revuelta.

En ocasión de los noventa años del natalicio del excelente exponente de Teatro Estudio, Vicente Revuelta, Argos Teatro reverenció la trascendencia de este gran creador con el espectáculo Misterios y pequeñas piezas; una obra que bajo la dirección de Carlos Celdrán abrió las puertas del cumbite teatral. No por casualidad Misterios… fue la obra seleccionada para abrir el gran telón del festival; la magistral interpretación de Kaleb Casas, unido al resto del elenco, ameritaba tal privilegio. En ella Celdrán vuelve su mirada a Vicente y le rinde tributo a partir de esta pieza; una pieza que toca zonas, bordea acontecimientos y hechos relevantes de la vida del gran actor y director que irrumpió y repercutió en Teatro Estudio. Y quienes disfrutaron de la puesta, pueden ser testigo de la profesionalidad, dominio de una técnica y excelente encarnación de un personaje de Kaleb. Es, Misterios y pequeñas piezas, un homenaje a un hombre que trascendió por su impronta y dedicación al arte de las tablas.   

Otros espacios del festival como la muestra audiovisual también rindieron homenaje a Vicente Revuelta en su noventa aniversario. La sala Fresa y Chocolate del Proyecto 23 del Icaic fue escenario para la presentación de materiales a su memoria como Vicente Revuelta. Un largo viaje, con guión y dirección de Kiki Álvarez y En la calzada de Jesús, de Arturo Soto. La muestra audiovisual rememoró también la Cruzada teatral Guantánamo-Baracoa que el próximo año celebrará su treinta aniversario. El espacio consolidó el estrecho vínculo entre el teatro y el audiovisual.

La técnica distintiva y estética propia de El Ciervo Encantado se evidenció en PIB, una puesta en escena que a la manera de Nelda Castillo, critica y pone en evidencia la contaminación que nos amenaza, desde la música hasta la propia y evidente contaminación ambiental que se apoya con proyecciones audiovisuales. La pieza tiene como hilo las propias letras de “canciones” que forman parte de la “producción” musical contemporánea más difundida y enraizada en la cultura de los jóvenes que son el relevo del mañana en nuestro país. PIB es una obra para disfrutar, aflorar sentimientos y nostalgias, pero sobre todo mirarnos y replantearnos nuestros propios destinos ante tanta contaminación. 

La fiesta del arte de las tablas propició el reencuentro con obras como Las amargas lágrimas de Petra Von Kant a cargo de Teatro El Público, bajo la dirección de Carlos Díaz y el asesoramiento dramatúrgico de Norge Espinosa. Luego de diez años, esta creación de Rainer Werner Fassbinder vuelve al escenario de la sala capitalina para el disfrute del público que cada noche abarrotó el espacio. La nueva temporada de Petra… pone en evidencia una vez más el talento y la magia interpretativa de Fernando Hechavarría en el rol de Petra, demostrando la fuerza y la naturalidad con la que se adentra en el cuerpo de la poderosa diseñadora. Yanier Palmero, por otra parte en Marlen,  sin el uso de ese recurso que es la voz, sorprendió en cada una de las funciones; miradas, gestos, movimientos son suficientes para demostrar sin palabras su gran pasión por Petra. Meritorio reconocimiento merecen también otros artistas que conforman el elenco de esta puesta que fue posiblemente uno de los atractivos más esperados por el público en este Festival de Teatro de La Habana.

Para Carlos Díaz es una suerte de regalo volver una vez más con una de las obras que forman parte del alma de Teatro El Público. “Petra nunca se fue, es una obra que ronda en el alma del Trianón y en este festival es una invitación especial estar en la programación con este espectáculo que viene con nuevos aires, en el sentido de que hemos revisitado el elenco original y entran nuevos rostros que se suman a este nuevo montaje. En esta ocasión hay jóvenes recién egresados de la ENA que comparten escena con ya consagrados y a la verdad estamos todo muy felices con esta obra.”

El festival dio la posibilidad a los amantes del teatro del encuentro con obras como Otoño, de Teatro del Viento; La República Light, de El Portazo; Ocurre en domingo, de Teatro de la Luna; Vida, de la Compañía Javier Aranda, de España; La repugnante historia de Clotario Demoniax, del grupo mexicano Tinglado y otros de gran valía nacionales y foráneos que cautivaron con sus presentaciones.

Los titiriteros y defensores del retablo de Cuba y otras naciones confluyeron desde diversas creaciones en el Foro Unima, una ocasión que reunió en la sala Villena de la Uneac a directores, críticos, dramaturgos, actores, diseñadores y enamorados de los títeres para compartir experiencias, modos de creación y salud del teatro de títeres en el mundo. La ocasión fue propicia además para la presentación del documental Armando Morales: estar en progreso siempre; un material de Teatro de las Estaciones y el Noticiero Cultural de la Televisión Cubana que nos acerca a la vida del Premio Nacional de Teatro 2018 y sus declaraciones y criterios sobre la importancia del títere y los titiriteros así como la importancia de eventos que ponen al títere en contacto directo con la naturaleza como la Cruzada Teatral Guantánamo- Baracoa.

Las propuestas titiriteras pusieron en relieve la calidad de los títeres y su capacidad transformadora en puestas en escena como Retrato de un niño llamado Pablo; obra que desde Teatro de las Estaciones nos hace reflexionar sobre la necesidad de escuchar a los niños y respetar sus criterios y derechos. Una vez más este colectivo vuelve a deleitar a quienes acudieron al Teatro de la Orden III del Centro Histórico de La Habana en un encuentro con la magia y la creatividad de Rubén Darío Salazar y los fabulosos diseños de Zenén Calero.

Cyrano y la madre de agua fue la propuesta con la que el grupo Los Cuenteros celebró sus cincuenta años de arduo trabajo en el retablo. Bajo la dirección de Malawy Capote, la propuesta del dramaturgo Ulises Rodríguez Febles es sin dudas un lujo para el disfrute que nos adentra en una de las historias del campo cubano, su rico e inigualable paisaje que se evidencia en los diseños que para la ocasión se crearon. A cincuenta años de su creación, el grupo Los Cuenteros vuelve a impactar por la dedicación y consagración al arte que defienden y con la seriedad y compromiso que lo hacen. La propuesta del colectivo al festival fue una obra para recordar por siempre; bien lo merecen quienes como ellos crean.

El cierre de la edición 18 del Festival Internacional de Teatro de La Habana fue, y tenía que ser, de lujo. La compañía alemana Berliner Ensemble con su obra El círculo de tiza caucasiano alcanzó el aplauso y la ovación de quienes al Teatro Martí asistieron ante la presencia en nuestro país de tan prestigioso colectivo que demostró en ese escenario habanero le herencia de la técnica de Brecht en sus creaciones.

Con la presencia del ministro de Cultura Alpidio Alonso, el viceministro de Cultura y presidente del Consejo Nacional de las Artes Escénicas, Fernando Rojas, y amantes del arte de las tablas, con el espectáculo del Berliner Ensemble, se cerraron las puertas de la edición 18 de la gran fiesta del teatro, quedando abiertas las puertas a la edición 19 que tendrá lugar en 2021 para reafirmar a La Habana como una gran plaza para la representación y el encuentro de quienes aman y se consagran al teatro.


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