Gabriel García Márquez: un original creador y gran amigo


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Era colombiano y además muy amigo de Fidel y de Cuba. Hoy, cuando se anuncia que la Feria Internacional del Libro se dedica este 2023 a Colombia, quiero recordarlo de manera muy especial.

Cuánto desearía yo verlo caminar por las salas del Castillo del Morro en La Habana, junto a sus libros, a sus amigos, a sus sueños. Pero esto no es posible, por tanto, solo unos pequeños recuerdos, sobre todo, para que las nuevas generaciones que no tuvieron la dicha de conocerlo, sepan —al menos— de quién estamos ahora mismo escribiendo.

Es importante hacer notar que Gabriel García Márquez nació en Colombia un 6 de marzo de 1927, en un pueblo llamado Acaracatá. Los familiares y sus amigos lo llamaban Gabo. Fue un escritor de amplia obra, editor, periodista y guionista brillante, de gran imaginación y misterios.

Es importante que sepan que su novela Cien Años de Soledad es una obra cumbre de la Narrativa Hispanoamericana, un verdadero texto clásico admirado por lectores de todo el mundo. Pablo Neruda, el poeta chileno; y el narrador azteca Juan Rulfo la tenían entre sus lecturas fundamentales.

Algo que todos debemos saber es la inmensa amistad que llegó a existir entre Fidel y Gabo, entre el escritor colombiano y la Cuba Revolucionaria que Gabriel conoció desde sus inicios y realmente valoró en toda su dimensión. Fundador de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, y también y en este caso, fundador y primer Presidente de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano.

Cuba, para Gabo, fue un gran descubrimiento. Fidel, un antimperialista batallador que lo impresionaba. Aquellos años de la Operación Verdad, de Prensa Latina, de la Casa de las Américas, de la Fundación del Nuevo Cine y hasta sus servicios a la Revolución, no se quitan de mi mente. 

Fidel siempre lo leyó y admiró sus libros.

¡Como disfrutaría ver al Gabo junto a Fidel en estos momentos tan complejos que hoy enfrenta la Patria nuestra!

Recuerdo cuando leí por primera vez Cien Años de Soledad una fotografía de esta América Nuestra, llena de un realismo mágico y de poderosos misterios. 

Era Gabo un prolifero escritor. Dicen que desde su infancia, por parte de los cuentos de la abuela y los sueños del abuelo se le despertó la imaginación de niño que había en él. Así él mismo lo contaba.

Desde muy joven era un activo luchador contra las injusticias, los desórdenes, las incomprensiones. Leía intensamente, editaba periodiquillos, colaboraba con otros, estudiaba, editaba, se hacía periodista, y hasta se casó con Mercedes, la madre de sus dos hijos —a quién Fidel conoció y admiró—, la que ponía en su mesa de trabajo un búcaro de flores amarillas, que lo instaba a escribir y a soñar.

Los cubanos que lo conocimos soñamos con él, con aquella amistad inseparable, con todas sus novelas, crónicas, escritos diversos, con el periodismo activo, con su dignas colaboraciones.

Fueron muchos los galardones que recibió, que Cuba hizo suyos. Cuando recibió el Premio Nobel de Literatura en Estocolmo, hizo un discurso que impresionó y aún impresiona. Llegó a recibirlo vestido de liquiliqui, clásico e impecable, de lino blanco, por ser el traje usado por su abuelo y que usaban los coroneles de las guerras civiles y que seguía siendo —según se ha dicho— el traje de etiqueta en el Caribe Continental en 1882.

La noticia del Nobel se la dieron mientras se encontraba exiliado en Ciudad México.

Fue todo un acontecimiento cultural.

Conoció Europa: vivió en Barcelona, España. Visitó los Estados Unidos y volvió a México, donde había decidido establecer su residencia en 1975. Conoció del exilio, su ir y venir a Colombia, sufrió cáncer y lo superó. Donde quiera, se encuentran las huellas de Gabo, en sus novelas, en su periodismo, sus adaptaciones y sus guiones cinematográficos.

Los tres países que marcaron la vida del escritor son Colombia, cuna y motivo de grandes desvelos; México, donde vivió gran parte de su vida y alcanzó gran reconocimiento internacional y Cuba, con Fidel y su pueblo que lo amaron profundamente. 

Gabo falleció en la capital mexicana el 17 de abril de 2014, a los 87 años de edad.

Después de su fallecimiento, en agosto de 2015, se dio a conocer que sus cenizas descansarían definitivamente en la el patio central del Claustro La Merced en la ciudad de Cartagena de Indias, ciudad patrimonial que el autor inmortalizara en su obra.

¡Cartagena me recuerda tanto a La Habana!

Gabriel García Márquez es colombiano, cubano y universal.


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