Hatuey. Aniversario 510


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El cacique taíno Hatuey es el primer líder rebelde y también el primer mártir en la historia de Cuba. Era cacique de la región de Guahabá, en la vecina isla, al este de Cuba, que los caribes llamaban Haití y los lucayos la nombraban Quisqueya.

Haití o Quisqueya, poblada, además, por lucayos y arawakos, fue visitada por Cristóbal Colón, el 4 de noviembre de 1492, procedente de Cuba, adonde había arribado el 27 de octubre.

En actos de supuesta superioridad cultural, hegemonía, dominio y práctica colonial, el marino genovés convertido en almirante español, cambió a su antojo, los nombres originarios de las tierras que él dijo “descubrir”. 

A Guanahaní, llamada así por los lucayos que la poblaban, la primera tierra por él avistada, el 12 de octubre, le llamó San Salvador, en alusión a “dios, creador y salvador,” pues ese día se cumplía el plazo de dos, que le dieron sus tripulantes para encontrar tierra o apresarlo, probablemente matarlo y regresar a Europa.

A Cuba, su nombre originario, la bautizó Juana, en honor al príncipe Juan de España y a Haití o Quisqueya, le llamó La Española y fue en esta donde se inició la conquista y colonización ibérica en lo que Colón consideró el Nuevo Mundo.

No hubo descubrimiento alguno. ¿Acaso no estaban pobladas por humanos estas tierras? Pues ya estaban descubiertas por nuestra especie. Aceptar el calificativo de “descubrimiento” es considerar inferiores a los seres humanos que desde 20 mil años antes de nuestra era habitaban estas tierras o lo peor, no considerarlos seres pensantes.

¿Por qué renombrar tierras nombradas por sus primeros y legítimos pobladores? Ese fue el primer acto colonial de España quien, además, consideró “derecho natural” apropiarse de estas tierras por su rey y en nombre del dios cristiano.

Guanahaní ya no se llama así, tampoco se llama San Salvador, pero fue rebautizada por los ingleses en otro acto colonial como Watling, nombre que actualmente posee. Cuba recobró en breve tiempo su nombre original, no sobrevivió Juana ni tampoco Fernandina, como le llamó Diego Velázquez y Cuéllar, su conquistador en 1511.

La Española, adoptó después el nombre de Santo Domingo pero la porción occidental, el Santo Domingo francés o Saint Domingue, desde el tratado de Riswik en 1697, readoptó el nombre originario de Haití, el 1ro. de enero de 1804, ahora como la primera república de la América Latina y del Caribe, dado por los “ciudadanos indígenas” como se autodenominaron los exesclavos de origen africano que protagonizaron una trascendental revolución liberadora.

Quisqueya ha quedado como segundo nombre de la República Dominicana, proclamada en 1844.

No hubo tal Nuevo Mundo, sólo que los europeos no conocían esta parte del mundo como los pobladores de acá tampoco conocían aquellas tierras de donde venían los extraños visitantes. Era un solo mundo cuyos pobladores no se conocían entre sí.

Ya dijimos que por esta isla de Haití o Quisqueya comenzó la conquista y colonización española de esta porción del mundo. Colón fundó en su primer viaje el fuerte La Navidad y dejó en él una guarnición de 40 hombres, pero, a su regreso, en 1493, en un segundo viaje, encontró destruido el fuerte y muertos sus hombres porque los naturales del lugar enfrentaron con guerra los excesos de aquellos.

La Isabela —nombrada así por la reina Isabel de Castilla y León, la católica— en 1494 y Santo Domingo, en 1496, fueron las dos primeras villas fundadas por los españoles en la isla que llamaban La Española donde Diego Colón, el hijo del almirante, fue nombrado virrey, en lugar del padre —al que le correspondía tal envestidura, según las Capitulaciones de Santa Fe—, pues Don Cristóbal se dedicó a organizar dos nuevos viajes de exploración desde España al “Nuevo Mundo”, en 1496 y 1502 y fue después apresado por supuesta traición a la corona y muerto en la cárcel en 1506.

La resistencia aborigen a la conquista y colonización española en la isla de Haití o Quisqueya fue tremenda. Varios fueron los caciques y caciquezas que lideraron las acciones y entre ellos, Hatuey, que, una vez sometida la isla por los conquistadores, pasó a Cuba para alertar a sus habitantes de la voracidad hispánica y organizar con tiempo la resistencia.

No podemos ver ese tránsito como de un país a otro. Haití estaba habitada por taínos, caribes, lucayos y arawakos y Cuba, por taínos, siboneyes y guanahatabeyes, todas esas etnias tenían un tronco étnico común: aruacos y, por tanto, tenían rasgos culturales similares, además, en el caso de Hatuey, era taíno, y ese era el grupo dominante en la parte oriental de Cuba.

Hatuey combatió durante dos años (1511-1513) en varios cacicazgos —regiones gobernadas por un cacique— de la región oriental de Cuba: Macaca (la actual provincia de Granma), Mayarí, (partes de las actuales provincias de Holguín y Santiago de Cuba), Cueibá (partes de las actuales provincias de Holguín, Santiago de Cuba y Guantánamo) Baracoa y Maisí (partes de la actual provincia de Guantánamo).

Su lugarteniente era el cacique Caguax y junto a ellos, las caciquezas Anacaona y Guarina, fueron las primeras mujeres destacadas en la historia de Cuba. Hatuey fue el primero en ser apresado y condenado a morir vivo en la hoguera al ser acusado de herejía. 

Es conocido el hecho en cuestión, acaecido el 2 de febrero de 1513 en un sitio de la región de Baracoa llamado Yara y que no debe ser confundido por el Yara, de la región de Macaca.

Atado a un poste de madera, el cura católico la preguntó si se arrepentía de sus actos para que su alma pudiera ir pura al cielo. El valiente cacique le preguntó a su vez, si los españoles iban al cielo y ante la respuesta afirmativa del sacerdote, no se hizo esperar la del cacique digno: ¡entonces no quiero reunirme con gente tan malvada! y fue entonces quemado vivo.

Caguax, continuaría la lucha durante varios años más, atacando dos veces la naciente villa de San Salvador de Bayamo, hasta que cayó combatiendo. Anacaona y Guarina, fueron apresadas y asesinadas.

El 2 de febrero de 1513 se convierte en la primera fecha de resistencia que registra la historia de la Isla de la Libertad, aunque tiene como antecedente que, antes de la conquista, ya el cacique Guayucayex, en 1509, había protagonizado en Guanímar, la primera acción de resistencia ante la expedición de bojeo a la isla dirigida por Sebastián de Ocampo, y de ese hecho, emanó el nombre que le dieron los españoles a esa bahía: Matanzas, por los tripulantes muertos a manos de los aborígenes de los que sobrevivieron dos mujeres y el expedicionario Pérez Mejía, que fueron apresados y encontrados vivos después de conquistada la isla.

También el propio año 1513 en que muere Hatuey, el cacique Yucaguayex, de la región de Caonao, reaccionó con valor ante la matanza de aborígenes que, en su región, realizara injustamente Pánfilo de Narváez, lugarteniente de las huestes conquistadoras.

Más allá de la conquista concluida en 1515 con la fundación de las ocho primeras villas y la mercedación de tierras y la encomienda de indígenas, la resistencia aborigen continuaría con el cacique Guamá, con su esposa, la caciqueza Casiguaya y su lugarteniente Juan Pérez —nombre que muestra la transculturación—, con más de diez años de guerra de guerrillas, desde Baracoa, en el extremo oriental, hasta Cubanacán, en la región central con más de 50 partidas o guerrillas, y desde 1522 hasta su muerte, apresado y ahorcado, el 7 de junio de 1533, otra fecha digna de nuestra historia de resistencia.

Guamá nunca fue derrotado por los colonizadores hasta que fue apresado por la traición de su hermano Guaimari. A su esposa Casiguaya, antes de morir, presa en el castillo del Morro de Santiago de Cuba, se le concedió un deseo y pidió una daga y con ella, mató a su hija y se suicidó ella, declarando que la esposa y la hija de Guamá jamás morirían a manos de los españoles.

Ese año 1533 ocurriría la primera rebelión de africanos esclavizados en Cuba, conocida como la rebelión de Caobillas y en adelante, africanos y aborígenes se sublevaron y apalencaron juntos.

En 1554 se abolieron las encomiendas en Cuba y fueron liberados los indígenas. Quedaban en la isla poco más de 5 mil —según Juan Pérez de la Riva— de unos 120 mil que habían antes de la conquista: no un exterminio como en ocasiones se dice, pero sí un real genocidio, y aún la resistencia continuó ante la geofagia hispánica. Ya libres, se conocen las rebeliones de “los indios cayos” así llamados porque poblaban los cayos del archipiélago adyacentes a la isla de Cuba y la de los macurijes —etnia traída de Venezuela desde la conquista— en la ciénaga de Zapata en 1576 y la última registrada, fue la que, mineros libres indígenas, negros y mestizos afroindígenas, protagonizarían entre 1729 y 1731, en las minas de Santiago del Prado o El Cobre, en la jurisdicción de Santiago de Cuba y que fueron forzosamente esclavizados como escarmiento.

La rebeldía aborigen es el primer episodio de la cultura de resistencia del actual y mestizo pueblo cubano y el subprograma de la Preservación de la memoria histórica, el primero de los nueve, que integran el Programa Nacional contra el racismo y la discriminación racial en Cuba, rememora como pionero en el fechario histórico cubano, el 7 de febrero de 1513.


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