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Ibran Real Gil: Quien no tiene sueños no tiene mucho


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Ibran Real

Dirigir hace unos años la editorial Gente Nueva me permitió, entre otras cosas tan estimulantes como asistir al milagro que significa el nacimiento de un libro nuevo casi cada día, conocer a numerosos autores, a veces portentos en cierne que, por esos azares de la edición, no siempre el lector tiene a la mano. Un buen día, hasta mi puerta llegó alguien tan diferente y especial como Ibran Real (1), un joven creador que venía con un acento diferente para su obra, un poeta natural (y estudiado, como dirían los viejos), con una espiritualidad a toda prueba para los tiempos modernos. Ibran es un creador sencillo, poco estridente, ajeno a modas y modos al uso, que se apega conscientemente a formas clásicas del verso, como pueden ser la cubana décima o el inefable haiku japonés, pero que siempre apela en su escritura a los mejores sentimientos humanos, esos que —por esenciales, y como dijera el célebre Principito—, siempre resultan invisibles a los ojos, pero nunca al corazón. Conversar con él, me lo confirma un ser muy raro para tiempos de pragmatismo, alguien que, como José Martí, por encima de cualquier otra consideración, cree en la utilidad de la virtud. Dejo a mis lectores de Cubarte dialogando pues con Ibran, este ser tan único, que no necesita vestir un ropaje externo de escritor, porque sus letras le vienen talladas con sentimiento, desde su propia alma…


¿Existe para ti una literatura infantil? ¿Una literatura? O simplemente, ¿literatura para personas?

Existe para mí una literatura, y de esa literatura, nace la diversidad de género que la hace posible.

¿Qué piensas de la infancia?

La infancia es el fruto más puro y más preciado del amor, y una gran parte de la humanidad en nombre de ese amor debe cambiar para que podamos... algún día, ser dignos de ese fruto, y ser acreedores verdaderos de la virtud y la civilización.

¿En tu concepto l@s niñ@s leen hoy día más o menos que antes?

Sin duda l@s niñ@s leen hoy día mucho menos que antes.

¿Qué piensas del tono que deben tener las historias para niñ@s?

Creo que deben tener un tono equilibrado... el tono, que me remite al color, el color me remite al equilibrio, si se descuidan o se extreman los recursos, las imágenes, se pierde la magia, la ley de atracción, el interés que no está en la intensidad con que se alcanza sino en la sencillez que conduce a provocarla.

Se suele decir que en cada libro que se escribe va un gran porcentaje de la personalidad de su aut@r ¿Eres tú parecido a alguno de los personajes de tu obra?

No en un sentido específico, pero muchos pasajes de las vivencias del niño que fui y muchos de los valores con que me formaron aparecen reflejadas en una buena parte de mi obra.

¿Cómo concibes idealmente a un aut@r para niños y niñas?

Como un ser humano que, como Martí, crea en la utilidad de la virtud, que crea en la unidad desde la diversidad, que sea sensible, que no haga acepción de personas, que no deje nunca de soñar... porque como refleja el tantra chino: Quien no tiene sueños no tiene mucho. Como un ser humano que no descanse jamás mientras exista un solo niño infeliz.

¿Reconoces en tu estilo alguna influencia de autores clásicos o contemporáneos?

En la literatura clásica y contemporánea hubo, hay y habrá muchas almas grandes y cada una puso algo bello, noble y útil en su tiempo. Sería injusto citar nombres, tomo de todos esos virtuos@s de este oficio, así soy fiel a ellos y me soy fiel.

¿Cuáles fueron tus lecturas de niño?

Mis lecturas fueron abundantes y variadas. Mi abuela paterna sin dudas, una intelectual autodidacta... poseía una importante biblioteca en su habitación del apartamento de Alamar donde vivió, yo fui el elegido para una iniciación intensa como lector, así llegó El cochero azul, Las aventuras de Guille, El valle de la pájara pinta, La edad de oro, Oros viejos, Corazón, algunas obras de Salgari, Julio Verne, Cuentos de la historia rusa, obras de la Editorial Raduga como Las aventuras de nada sabe, El caballito jorobadito, El doctor hay me duele, así también Tom Sawyer, la obra de Andersen, de los hermanos Grimm. Leí muchas revistas Misha, Zunzún, Bijirita, Pionero, otras revistas de héroes y súper héroes. Debo decir que mi hermana mayor, psiquiatra de profesión, contribuyó mucho a mi formación como lector pues se tomó muy en serio el regalarme libros, estimular su lectura y posteriormente dialogar sobre esas lecturas, luego mi madre..., alfabetizadora en su juventud, me estimuló mucho a vivir esa bendita y deliciosa experiencia que es la lectura, toda mi gratitud sea también para las bibliotecarias que pusieron tanta luz en mi crecimiento como lector en aquella etapa de enseñanza primaria.

¿Quién es tu héroe de ficción?

Mi héroe de ficción es Ulises 31.

¿Quién tu villano?

Mi villano es el general Dracsos de Voltus 5.

¿Qué te enciende emocionalmente, creativamente?

La llama de la creación es un misterio, a veces enciende sin que uno tenga conciencia de ese acontecer y uno se da cuenta que ardió en esa llama luego de concluida la obra. A veces en mí la llama emocional o creativa se enciende luego de escuchar música del genero sacro o místico, que suelo disfrutar cuando me animo a escribir, a veces una tarde de invierno basta junto a la taza de café o té que generosamente sirven mi madre o mi esposa.

¿Qué es lo que te desanima?

Me desanima si hay mucho calor, no me agrada para escribir, si alguna coriza se apodera de mi nariz, si ciertos vecinos le hacen el juego a la contaminación sonora, o si amigos o algún familiar se encuentra en algún trance difícil o adverso.

¿En qué genero te sientes más cómodo escribiendo?

Me siento más cómodo escribiendo poesía, cuentos breves y aforismos.

Aparte de tu profesión actual..., ¿qué otra cosa te hubiera gustado ejercer?

La arqueología.

¿Qué profesión nunca ejercerías?

Militar.

¿Podrías opinar de la relación autor-editor?

Entre autor y editor tiene que haber comprensión, ambos deben honrar con respeto el ejercicio del criterio y asumir fraternalmente el respeto de los espacios en los que debe trabajar cada una de las partes y no olvidar que las diferencias enriquecen, son la sal de esa relación. El editor es el alma del libro y el autor es su espíritu.

¿En qué proyecto trabajas actualmente?

He retomado un libro de décimas para niñ@s, trabajo en un libro de haiku para adultos en homenaje al maestro japonés Kobayashi Issa y debo concluir un libro con una importante colección de minicuentos. A largo plazo preparo un libro de aforismos de mi autoría.

¿A qué escritor te gustaría parecerte? Puede ser clásico o un contemporáneo…

Es interesante tu pregunta, el gusto por parecerse a alguien nace de ciertas cualidades, de ciertos méritos, de cierta virtud, que han hecho a mucha gente merecedora de un justo respeto, admiración, y amor fraternal. Me gustaría aprender de esos valores, nutrirme espiritualmente de esa diversidad de estilos, para guiarme en la búsqueda de mis propias luces.

Es mi opinión... un discípulo no busca parecerse a sus maestros, un discípulo aprende, estudia, y experimenta sensaciones, se equivoca, rectifica, se conoce a sí mismo, para conocer y comprender mejor a los demás, encuentra su propia voz, su luz propia y ese será el orgullo del maestro que tuvo una vez.

Un par de hermosos versos del colega y maestro Francisco de Oraá nos dicen:

Mi palabra seré y estaré vivo

cuando yo llegue a ser de mi tamaño.

¿Escribirías para adultos?

Escribo para niñ@s y adultos con la misma intensidad. Obra mía para adultos está publicada en antologías de aforismos y poesía, respectivamente, por la editorial Cerezo de España. Y Arpas Cardinales, un libro de poesía para adultos, resultó finalista en la última edición del concurso Luis Rogelio Nogueras (Wichi). La aspiración es ver esta obra publicada.

Si tuvieras que salvar solamente diez libros de un naufragio, ¿cuáles escogerías? ¿Alguno de los que has escrito?

Pues salvaría un manual para supervivencia en ambientes hostiles; Isis sin velo, de Madame Blavastky; El kybalion (tres iniciados); La santa biblia (versión de Casiodoro de Reina); Diccionario del pensamiento martiano, de Ramiro Valdez Galarraga; Don Quijote de La Mancha, de Cervantes; Fouché, de Stefan Sweig; Mensajes del sanctum celestial, de Harvey Spencer; el Diccionario de plantas medicinales, del Dr. Juan Tomás Roig Mesa y La arboleda perdida, de Rafael Alberti.

 

 

Nota:

(1) (Ciudad Habana, 1977). Escritor. Ha publicado: Como un ángel y otras maravillas (poesía para niñ@s), Editorial Extramuros, La Habana, 2008; Libro troquelado Romancillo de las monedas, Casa Editora Abril, Ciudad Habana 2012 y además aparece en antologías de aforismos y poesía por la Editorial Cerezo. También editó décimas en el periódico Palante, La Habana 2016. Ha recibido los premios: Manuel Cofiño López en 2 ocasiones (poesía para niños); Premio de poesía “Persistente escriba” (para adultos); Mención especial Premio Abril 2015 y Premio Vicentina Antuña en décima.

 

 

 


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