Jornada Cucalambeana exalta al Punto cubano como Patrimonio de la Humanidad


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La Jornada Cucalambeana de Las Tunas exaltó otra vez este año la práctica del Punto cubano en todas sus manifestaciones, con la particularidad de que esta 51 edición se celebró a solo seis meses de declarada por la Unesco esa expresión autóctona como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Las interpretaciones cantadas de improvisaciones y tonadas de la décima (estrofa de 10 versos) de origen español, acompañadas por sus instrumentos tradicionales (guitarra, tres, laúd y percusión), constituyeron la esencia de esa lealtad continuada del evento a dicha expresión del folclor autóctono.

Esta forma de homenaje anual al bardo tunero Juan Cristóbal Nápoles Fajardo (El Cucalambé, 1829-1861) reeditó así el culto a la espinela, la más popular variante de la décima practicada en Cuba e Iberoamérica, sumada a sus equivalentes músico danzarios.

El anuncio el 6 de diciembre pasado por la Unesco tuvo en esta celebración autóctona de Las Tunas, también considerada "Fiesta suprema del campesinado cubano", una respuesta de actualización del género, nacido entre españoles asentados en el país durante el siglo XVII.

Las presentaciones de espectáculos en las galas presentadas en la finca El Cornito, donde vivió y creó parte de su obra El Cucalambé, y los guateques y fiestas dentro y fuera del evento, rememoraron aquellas primeras fiestas insulares con instrumentos de cuerda y canciones a la vida campestre, la nostalgia y el amor, a través de los versos octosílabos de la espinela.

Esta Jornada Cucalambeana contó también en su agenda de festejos,entre fines de junio y principios de julio, con distintas variantes musicales de la guaracha y el son, estructuradas alrededor de esa estrofa, que le son afines a esta modalidad rítmica de las campiñas también conocida como "música campesina".

CUMPLEAÑOS DE JUAN CRISTÓBAL

Evento que rinde honores al Cucalambé como principal poeta bucólico del siglo XVIII, por iniciativa de quien es considerado con similar jerarquía en el siglo XX, el habanero Jesús Orta Ruiz (Indio Naborí, 1922-2005), este año contó con la presencia de artistas y estudiosos de Honduras, República Dominicana, Alemania, Panamá y México.   

Además de su ratificación de defensa del género mediante eventos alrededor de la décima poética, la 51 Jornada Cucalambeana saludó el 1 de julio pasado el cumpleaños 189 del bardo tunero con la premiación del Concurso de improvisadores Justo Vega, tras controversias que concentraron a una veintena de creadores.

Los ganadores de ese encuentro competitivo cardinal en estas reuniones, Cindy Manuel Alfonso (provincia de Pinar del Río), Geordanis Romaguera (Matanzas) y Liliana Rodríguez (Las Tunas), en ese orden, lideraron un grupo de seis finalistas.

La lista de competidores finales se completó con Guillermo Castillo (Las Tunas, también Premio de la popularidad), Yusdiel León (Cienfuegos), y Ricardo Cardosa (Holguín), quienes interpretaron bellas y poéticas estrofas junto a miembros del Jurado (Aramis Padilla, Noel Sánchez y Argel Fernández).

Los versos cantados por concursantes e invitados mostraron la buena salud del Punto cubano, junto a los músicos y bailarines con sus danzas nacionales.

Un espacio aparte merecieron los cantantes de tonadas (estrofa musicalizada sobre una décima propia o de otro autor), entre ellos Nicomedes Pérez (Sancti Spíritus) y las galas nocturnas como la que homenajeó en su 40 aniversario al Consejo Nacional de Casas de Cultura, organismo defensor y custodio de estos valores patrimoniales.

Respecto a la décima escrita, el ganador del certamen Cucalambé fue Domingo Peña (Camagüey) por su obra "Con el gesto del bufón", quien mereció también el lauro del certamen de glosas (poemario de 40 versos) por su selección "Con tus dardos en el pecho".

UN ESCENARIO BUCÓLICO

Los improvisadores de estos festejos, quienes crean sus espinelas (dos redondillas enlazadas por dos versos) sobre un escenario donde la estrofa deviene joya poética, a partir de temas, sintagmas y pies forzados, integraron lo más puro de la parte oral de estas Cucalambeanas, junto a los tonadistas.

El Concurso Justo Vega, que promovió hasta ahora a importantes practicantes de la espinela, sesionó en un espacio paralelo al Concurso de Décima Escrita El Cucalambé en la sede del encuentro en El Cornito, paraje de campiñas y afluentes del río del mismo nombre rodeado de cabañas donde se hospedan en su mayoría los artistas.

REFLEXIONES TEÓRICAS SOBRE EL PUNTO CUBANO

La situación actual de esa modalidad de las tradiciones cubanas fue explicada por investigadores en el encuentro teórico "Verso y punto", con ponencias como "Nomenclatura básica para la clasificación de la tonada", por Luis Paz, del Centro Iberoamericano de la Décima y el Verso Improvisado.

Otros momentos de reflexión fueron "El tres en el punto cubano. Metodología para su enseñanza" (Francisco Rodríguez); "El repentismo en la formación de la identidad musical del tunero" (Elemnia Álvarez y Elio Hernández); y "Más allá de aquel adentro: secretos del repentismo” (Orestes Pérez).

El segmento teórico de esta Cucalambeana contó también con los estudios "Especificidades del punto espirituano" y la presentación de los documentales "Parranda espirituana", por los investigadores de esa provincia Sahily Álvarez y Nicomedes Pérez; y "El repentismo en la identidad de las nuevas generaciones", por Samuel Perdomo.

También en esta parte del evento, el Ministerio de Cultura entregó el premio Memoria Viva a un destacado poeta y pedagogo tunero, Guillermo Castillo, relevante especialista en materia de enseñanza, en especial mediante décimas.

Este artista y maestro, autor de un libro de 40 décimas con cada una de las reglas ortográficas del idioma español, amenizó la reunión con versos donde "la inteligencia es el don / que distingue a los humanos / fruto cuajado de granos / prestos a maduración".

ENFOQUES DESDE LAS ARTES VISUALES   

Las artes visuales tuvieron este año particular protagonismo a través de exposiciones que reflejaron de un modo u otro la creatividad de estos encuentros, junto al colorido y vitalidad de las campiñas en que se celebran los tradicionales guateques, la fiesta campesina cubana por excelencia.

La más emblemática de esas muestras, por su mimetismo y ajuste pictórico a estas reuniones, fue "Trazos en el tiempo", de Rogelio Fundora (El Guajiro que pinta (Mayabeque), un autor ya imprescindible en estas citas a través de obras sobre la existencia en las campiñas con sus ambientes y peripecias.

Esta muestra sintetizó el trabajo del autor desde que presentó en este evento las primeras exposiciones a partir de 2011 bajo nombres tan a propósito como "Guajiros de mi tierra" y "Desde el surco", la primera con retratos de personalidades campesinas y la segunda con imágenes sobre los sembrados cultivados por el propio autor, junto a otros símbolos campestres.

Los cuadros más populares de dicha exposición, tal vez también los más conocidos del artista, son los que exhiben rostros de sobresalientes repentistas y demás cultores del género en el país, hasta el punto de que algunos afirman que ellos integran, al menos desde el ángulo plástico, "el rostro del punto cubano".      

Completan la muestra coloridas cerámicas, óleos con guiños surrealistas signados por el estilo entre naif y académico que caracteriza al autor, así como varios cuadros con figuraciones pintadas sobre sacos de yute que otorgan nuevas texturas y simplicidad a los tradicionales soportes.

Obra que ya deja una impronta en las artes plásticas nacionales, fue descrita por el crítico de arte Juan Martin como "una inquietante labor insaciable de cuanto nos abunda y confluye; el realismo, imaginería barroca y ecléctica se funde como en sí mismo de un surrealismo provocador y escandalizante".

Otra exposición destacada fue "Estampas de mi Cuba bella", del pintor Alberto Piloto (Camagüey), con piezas que se exhibirán en el XIII Festival Internacional de Ballet de La Habana, en octubre próximo.

Exbailarín del Ballet de Camagüey, este plástico autodidacta, ceramista, diseñador y director artístico es reconocido en alrededor de diez países por la calidad de sus obras, creadas mediante inyecciones en el óleo para concebir figuraciones sobre el entorno de Cuba y en especial sobre la religión yoruba. 

Otra muestra visual fue la fotográfica del alemán Hans Urlich Meyer, con imágenes de anteriores ediciones que resumen hechos culturales y peripecias recogidas gráficamente durante los 50 años transcurridos de estos eventos.


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