José A. Toirac habla de "Da Capo", inaugurada este martes


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Exposición Da Capo de José Ángel Toirac en el Centro de Desarrollo de las Artes Visuales (CDAV). Contemporáneo. Fotos: Cortesía de la autora.

Este martes fue inaugurada en el capitalino Centro de Desarrollo de las Artes Visuales la exposición Da Capo, con la que el artista José Ángel Toirac respondió a la convocatoria del 6to. Salón de Arte Cubano Contemporáneo que lo incluyó, junto a otros cinco creadores, en el segmento Perfiles, dedicado a figuras claves de la experimentación y el tratamiento de los tópicos comunicacionales.

En este, como en otros proyectos, Toirac se hizo acompañar de Meira Muñoz, con quien comparte conceptos y técnicas; así como del escultor Octavio C. Marín, para presentar al público una muestra estructurada con un sentido instalacionista que toma como punto de partida los recipientes.

En la entrevista que concediera al periódico Cubarte minutos antes de la apertura, el artista explicó el sentido del título de la exposición.

Da capo quiere decir en italiano  desde la cabeza. En la música se usa esa expresión cuando se quiere repetir una composición desde el comienzo.

Nosotros lo usamos en el sentido del ciclo,  de empezar de nuevo.  Como un recorrido de la cuna a la tumba.

Son dos piezas. Una hace alusión a la parte más alta de la parábola, a la parte más productiva, más intelectual, a la plenitud. La otra alude a la decadencia, a la muerte.

Se llama Da Capo por eso, porque se presenta como un ciclo. Puedes empezar por aquí o por allí. Da igual. Son como las dos caras de una moneda. Un ciclo sin fin.”

¿Cómo fue que estructuraste la exposición?

El punto de partida de la exposición son los recipientes. Los de una de las instalaciones son botellas de vino francés y los de la otra son cantimploras. Eso provocó toda la reflexión sobre la historia que hay detrás de esos objetos.

El vino de estas botellas del siglo XIX tenía la particularidad de que mezclaba bourbon y extractos de hojas de coca. En aquel momento la coca no estaba criminalizada y fue muy popular. Se piensa incluso que fue el abuelito de la Coca Cola.

Lo peculiar de este vino es que su productor, Angelo  Mariani, era muy buen publicista y se inventó una estrategia que era mandar una caja de vino gratis  a  gente famosa a cambio solo de sus fotos autografiadas. Una vez al año él publicaba un álbum con todas las fotos de esos personajes con sus firmas. Álbumes que incluimos en la exposición.

Lo hizo durante 14 años por eso podemos tener un récord de quienes eran sus clientes y entre ellos estaba lo más sobresaliente de la sociedad de finales del siglo XIX y principios del XX.

Desde los hermanos Lumiere, Sarah Bernhard, Thomas Edison, Julio Verne, el Papa León XIII,  hasta el presidente de Estados Unidos William McKinley.

El Coca Mariani fue un vino muy popular y es una historia de cómo el mundo se cruza con nuestro país porque dentro de esas celebridades estaba José Martí. La vez que intentaron envenenarlo en Tampa fue con este vino.

Lo que hicimos fue que personalizamos cada una de estas botellas que encontramos en Cuba. Hicimos grabar con láser la firma del personaje y luego, dentro de una cajita que simula aquella  que este hombre enviaba, hicimos grabar el retrato del personaje con una breve síntesis biográfica.

Es una historia en la que se insertan Cuba y el mundo. Y  la otra historia, la de la otra instalación,  también. Se trata de la guerra en África. Toda la contienda internacionalista y luego el regreso. Es lo mismo, como Cuba se relaciona con el mundo.

Lo que pasa es que aquello habla de un momento en el que  el vino de coca Mariani parece ser el factor común de todas esas ideas fantásticas de las cuales estamos orgullosos: la historia del sicoanálisis, la historia del cine. Incluso la idea de la libertad de Cuba.

En la otra instalación es un poco ese regreso de los  restos de los caídos en Angola y ese sentir, ese vacío que dejó. Por eso está el faro, por eso las cantimploras están personalizadas también con la imagen de los 16 mártires que fueron enterrados en El Cacahual.

Tienes un extenso trabajo en común con Meira Muñoz. ¿Por qué incluiste esta vez a Octavio Marín?

Generalmente nosotros tenemos un equipo abierto. En dependencia del concepto, de lo que vaya pidiendo la obra, a veces nos colabora un fotógrafo. En este caso Marín, que es escultor.

Él ejerció mucho tiempo la profesión de restaurador  por lo que sabe muy bien cómo presentar los objetos, cómo convertirlos en otra cosa.

Aquí por ejemplo las cantimploras son portarretratos y eso él lo hace a la perfección. Su obra consiste en darle vida a una cosa que consideramos ya muerta. Entonces eso se incorporó muy bien al discurso de la exposición de que la existencia es un ciclo en el que la muerte no debe verse como fin, sino también como inicio de algo. Por eso las cantimploras están recicladas.

¿Qué importancia le das a que el Salón esté dedicado este año a los canales por los que circula la información en el arte y qué te llevó a incluir a otros artistas en una exposición que, dentro del segmento Perfiles, se suponía fuera personal?

Pienso que el único lujo que no puede darse un artista es estar desinformado. Cuando tú lanzas una obra estás lanzando una propuesta y, si es inteligente, mejor. Si va dirigida a la inteligencia y no a la ignorancia, mejor.

Entonces mientras más información tú manejes pues mejores conclusiones puedes sacar, puntos de referencias más valiosos, relacionar cosas…

Y de eso yo pienso que se trata el arte: presentar con una nueva perspectiva lo que todo el mundo entiende como habitual, como común. Eso sólo puede lograrlo el  artista  informándose, no por obra y gracia del Espíritu Santo. Mi trabajo se caracteriza por eso: por la investigación, porque haya una idea detrás.

Trabajo con Meira, ahora con Marino, otras veces con otros artistas porque, dónde comienza la idea de uno y dónde finaliza. Si fuéramos sinceros y humildes tendríamos que darle crédito a mucha gente.

No tengo prejuicios con el tema de la autoría pues  pienso que dos cabezas piensan más que una. Veo el trabajo creativo como un proceso en el que se van sumando gentes, se van sumando ideas.

Claro, me invitan a mí porque aunque la institución arte digiere todo el proceso creativo lo hace de forma muy individualizada. Pero si en algo yo pienso que puedo aportar mi granito de arena es para desmitificar eso ya que realmente el proceso creativo es colectivo. Por eso esta exposición tiene más de un artista involucrado.


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