Entre el principio y el fin, el hombre en su cotidiana existencia. A esa reflexión parecen querer llevarnos las imágenes captadas por Valentín Sanz González (La Habana, 1951), expuestas hasta el próximo 1 de julio en la Galería María Eugenia Haya (Marucha), de la Fototeca de Cuba.

Tan a tono con la formación religiosa de su autor, es el título de la muestra: Entre el Alfa y el Omega, como en correspondencia con una cultivada espiritualidad, puesta al servicio de sus semejantes, lo es la labor comunitaria desplegada por él en el oriente del país, de la cual dan indirecto testimonio la treintena de fotografías que ahora pueden ser apreciadas.

Concebidas en blanco y negro, cada una de las obras logra transmitir una atmósfera íntima que nos transporta a ella, no obstante haber sido realizadas en espacios abiertos como la campiña cubana o una terminal de ómnibus.

Un eficaz empleo de la luz tributa al efecto que producen en el espectador las fotografías de Sanz González, quien se inició en este arte desde finales de los años 60, cuando laboraba en los Estudios Cinematográficos de Cubanacán, poco antes de comenzar los estudios de Teología en el habanero Seminario de San Carlos y San Ambrosio.

Miembro de la UNEAC desde 1991, tiene en su currículo la participación en numerosas exposiciones colectivas dentro del país; así como varios reconocimientos en Salones Nacionales y Provinciales de Fotografía organizados en Granma, Guantánamo, Santiago de Cuba y Pinar del Río.

También ha tomado parte en muestras colectivas de carácter internacional realizadas en Cuba, España, Japón, República Dominicana, Francia, Canadá e Irán. Estuvo acreditado como foto-reportero durante las visitas a Santiago de Cuba de los Papas Benedicto VI y Francisco.

Obras suyas han sido publicadas en los periódicos Granma y Bastión; al igual que en las revistas Bohemia y Opus Habana. Asimismo, han circulado a través de libros editados en el país y en otros medios extranjeros.