La otra Rocío que muestra Dazra en las páginas de “Chérie”.


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La presentación de títulos publicados en fecha reciente por Ediciones Unión jugó un rol preponderante en el recién concluido Fórum Literario de la UNEAC que, a inicios de semana, sesionó durante dos días en la sede de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, en el contexto de la 32 Feria Internacional del Libro de La Habana.

Uno de los más apreciados por el público en esa ocasión fue la novela “Chérie”, de Dazra Novack, cuyo principal atractivo lo constituye quizás el tener como personaje central a la pintora Rocío García, una de las más importantes artistas cubanas contemporáneas.

En diálogo con el Periódico Cubarte, la también directora del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso ofreció detalles acerca del nacimiento de esta novela, merecedora del Premio Ítalo Calvino en 2020.

“Nos conocemos desde hace muchos años; hemos estado muy cerca y siempre me llamó la atención su personaje, porque Rocío más que una persona es un personaje, muy cercana a sus cuadros, a los personajes que cuenta en ellos y eso era algo que me llamaba mucho la atención.

También la diferencia entre la Rocío que uno espera cuando mira su obra y la Rocío que hay realmente detrás cuando la conoces que, efectivamente, puede ser bastante desenfadada y romper con los moldes, aunque detrás todavía guarda esa niña que disfrutaba los comics, las travesuras. Además, me llamaba la atención su pasión por la belleza; la belleza en general, pero sobre todo la belleza del cuerpo humano.

Siempre me sentí atraída por ese personaje y cuando cerré mi novela anterior, “Niñas en la casa vieja”, ya estaba decidida a escribir algún libro que acogiera a Rocío como personaje.

Le comenté que quería escribir un libro sobre su vida y tuvimos unas largas conversaciones en distintos lugares; fui a la Escuela San Alejandro a verla dar clases a sus alumnos y escuchar un poco de sus teorías personales, pues como todo artista, tiene su propia manera de trabajar y de ver el arte en general.

Grabé todas esas conversaciones, sobre todo de la época de la niñez, la adolescencia, su período en San Petersburgo, en ese momento Leningrado. De esa etapa tuve que hacer una investigación en internet acerca de la ciudad, sus puentes, calles, porque me era imposible llegar allí; mirar muchas fotografías, bocetos, etc.

Cuando me lancé a escribir fue que decidí hacerlo desde su niñez hasta la exposición “The mission” que hizo en Factoría Habana.

Lo que quería mostrar es esa otra Rocío, la Rocío romántica y me monté en el vehículo de una historia de amor que nació allí en San Petersburgo y que está dentro de “The mission”.

Lo que ocurre es que los que no están cerca, no conocen realmente la vida personal, no se imaginan que detrás haya toda una historia. Entonces, es un poco develar toda esa historia que hay detrás de esas historias que ella pretende contar en los cuadros, más allá de las temáticas que le interesa tratar”.

¿Hasta dónde es biográfica esta novela?

“Es bastante biográfica, si bien hay algunas zonas donde me tomo determinadas licencias. Por supuesto, la primera que la leyó fue ella, en su momento. La imprimí, se la entregué, le pregunté si estaba de acuerdo y, por supuesto, ella aceptó, salvo un par de cosas que ahora no recuerdo. Pero, es biográfica en un alto por ciento”.

Minutos antes de presentarla en la UNEAC, Jesús David Curbelo me apuntaba, como algo también valioso en la novela, el que ayuda a comprender toda esa formación que recibieron de la Academia Rusa muchos pintores cubanos, no solo Rocío.

“Sí, porque es que siempre hay como una reticencia a reconocer a esa Academia como lo que es, una gran Academia, que preparó a todos esos pintores, les dio un pulso fuerte y fueron los que revolucionaron el arte que se estaba haciendo en Cuba.

Creo que esa distancia que tomaron fue muy saludable y ayudó mucho al arte que se hizo después, efectivamente. A mi modo de ver, es un arte que hasta a veces es incomprendido.

A mí me parece que el arte de Rocío es incomprendido todavía. O sea, hay muchas personas que se acercan y no ven realmente; no pueden decodificar a fondo, se quedan con la idea del comic y tal. Porque, claro, como ella bebe tanto de ahí…

Sin embargo, no se dan cuenta de que Rocío es una maestra del color. Ella encuentra el color necesario, lo mismo para crear una contradicción que para…No sé los términos, no soy una pintora, pero de algún modo aquello cobra vida en la composición. Es capaz, incluso, de reconocer matices extrañísimos y eso es algo que también me parece que se pasa a veces por alto.

Lo otro es la capacidad de contar historias. En todos los cuadros de Rocío hay guiños y hay personajes que se mueven de una serie a la otra. Hay un personaje que siempre, cuando ella cierra una serie, queda para la serie siguiente. Ese personaje vuelve a salir, es como que no deja atrás a sus personajes. A mí eso me parece muy interesante”.

¿Tienes algún libro en proceso?

“Tengo un libro en proceso, pero no suelo hablar hasta que no esté terminado. Es una novela, algo bastante ambicioso y por eso me está costando mucho. Más las tareas que tengo al frente del Onelio y demás que no me dejan mucho tiempo para escribir exactamente”.


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