La verdadera historia de la habanera "Tú"


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Una tarde del año 1892 se celebraba una tertulia cultural en casa de los esposos Marta Abreu y Luis Estévez. Un joven de 18 años nombrado Eduardo Sánchez de Fuentes, desconocido entonces, se sentó al piano y empezó a tocar una pieza de gran belleza. Tenía ritmo de habanera y ya desde algunos meses antes había concebido esa melodía. Cuando terminó la interpretación, una bella joven asistente a la velada le preguntó al pianista cómo se llamaba la música que había gustado a todos. Reflexionando un instante y con el deseo de tratar familiarmente a la muchacha le contestó: “Pues se llama …” Y a dicha joven fue en aquel momento dedicada la composición que pronto se convertiría en famosa.

Pero había que ponerle letra a la melodía y entonces el hermano del compositor —llamado Fernando Sánchez de Fuentes— fue el que se ocupó de adaptarle la letra a esa inspiración. Al publicarse la obra apareció como autor de la letra Fernán Sánchez, seudónimo que utilizaba.

La primera publicación de —que constó de 5000 ejemplares y fue puesta a disposición del público el 3 de julio de 1894—, fue editada mediante un contrato firmado entre Eduardo Sánchez de Fuentes y el Dr. González Gurquijo, propietario de una farmacia de la Calle San José, el cual sufragó los gastos de aquella primera edición.

Cuando estalló la Guerra del 95, esta habanera constituyó un canto de amor y de esperanza. Llevaba en su cálida melodía la imagen de una mujer que todos identificaron como la Patria. En unas pocas notas musicales concentró Sánchez de Fuentes el mensaje lírico de una generación que se preparaba para el deber y el sacrificio. En los preparativos de la gesta de 1895, la composición de Sánchez de Fuentes fue algo así como La Bayamesa durante la organización de la Guerra de 1868, porque en la letra dice: “Cuba eres tú…”, y tú era la patria que se anhelaba libertar.

Como sucedió con La Bayamesa, de Céspedes Castillo Moreno y Fornaris, durante la Guerra del 95 se cambiaron los versos originales y surgieron otros exaltando la proeza de la invasión llevada a cabo por el Lugarteniente General Antonio Maceo; y se cantaba en la manigua redentora acompañando a los insurgentes con el tiple o una guitarra. Asimismo, en el año 1897, José A. Ramírez concibió unos versos patrióticos que se cantaban con la música de la habanera.

Eduardo Sánchez de Fuentes nació en el habanero barrio del Cerro, el 3 de abril de 1874. Su padre, Eugenio Sánchez de Fuentes, era abogado y un poeta cuyas creaciones en prosa y en verso se publicaban a menudo en la capital, sobre todo en la revista El Fígaro. Como su padre le indicaba que estudiara algo útil para vivir, ya que la música no era suficiente, estudió la carrera de Derecho auspiciado por su progenitor que era el Presidente de la Audiencia Territorial de La Habana. Así que el futuro gran compositor se hizo abogado.

Pero la vocación literaria y artística Sánchez de Fuentes no solo la recibió de su padre, sino también de su madre Doña Josefa Peláez Cardef, puertorriqueña que sentía una profunda inclinación hacia la música y, aunque no era profesional, era pianista y cantante de mérito.

Sánchez de Fuentes escribió para todos los géneros musicales de su época. Con una fácil y espontánea inspiración creó desde óperas hasta boleros, canciones y —sobre todo— habaneras, con una gran brillantez.

Falleció en La Habana, el 7 de septiembre de 1944.

Se considera que las tres habaneras más conocidas mundialmente son La bella cubana, de José White; La paloma, del vasco Sebastián Iradier; y , de Sánchez de Fuentes.

 

 

FUENTES:

 

—Revista Bohemia, La Habana. Octubre de 1941 y octubre 2 de 1949.

Diario de La Marina. Marzo 17 de 1930. Pág. 13.


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