Las Terrazas: la realidad de un anhelo


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En el corazón de un lomerío en el occidente del país nació, de pensamientos y quehaceres comprometidos, lo que es hoy un ejemplo en Cuba de integralidad y desarrollo, el Paisaje Cultural Las Terrazas, ubicado dentro de la Reserva de la Biosfera de la Sierra del Rosario, que por sus valores y enriquecimientos en el devenir continuo desde su creación, le fue otorgada oficialmente, por la Comisión Nacional de Monumentos, la condición de Monumento Nacional.

La comunidad de Las Terrazas y su entorno, forman parte también del Área Protegida de Recursos Manejados y es un verdadero ejemplo de pensamiento ambiental, dígase ambiental y, por tanto, no puede ser de otro modo que mediante un accionar transversal desde un enfoque sistémico y holístico, que implica obligatoriamente la consideración de los elementos inclusivos del medio ambiente: lo social, lo económico, lo cultural, lo biótico y lo abiótico, así como sus interacciones.

Creatividad, esfuerzo, sabiduría, voluntad y constancia han posibilitado el derecho a los derechos humanos para los campesinos y trabajadores forestales cubanos, consecuencia de un proceso revolucionador de justicia social cuya emergencia solo fue posible después de 1959 y ello es, sin dudas, una verdad objetiva.

Su condición de, no solo permanecer en el tiempo, sino de crecer, se logra porque este proyecto fue convertido en un organismo socio-natural que ha demostrado ser un sistema autoorganizado, de ahí su sostenibilidad en el tiempo.

Esta característica le confiere una singularidad que lo convierte en un modelo a transferir de forma creadora en otros contextos. No es una generalización mecánica. Las Ciencias Sociales y su análisis cualitativo reconocen la importancia de la consideración contextualizada de los procesos culturales  y las comunidades donde estos se desarrollan, tanto en espacio como en tiempo.  

La pintoresca comunidad Las Terrazas, surgida en 1971, está ubicada en la actual provincia de Artemisa, al oeste de La Habana. Constituye la segunda etapa de un proyecto iniciado en 1968, el Plan Sierra del Rosario, cuyo objetivo principal inicial era la reforestación de un área de unas 5000 ha, mejorar las condiciones de vida de la población que se encontraba dispersa en la zona y establecer adecuadas vías de comunicación que posibilitaran el desarrollo de la región.

Téngase en cuenta que Cuba, con la revolución, ha realizado ingentes esfuerzos para mejorar la cobertura vegetal ya que esta había sido dilapidada por una sobreexplotación, donde solo importaba las mayores ganancias a corto plazo y no importaba el futuro.

Debido a su desarrollo, en 1994 este enclave, atendiendo a los atractivos geográficos y naturales, se convirtió en un Complejo Turístico, que orientado a la naturaleza y a la cultura atrae a numerosos turistas nacionales y de otras regiones del mundo.

El pueblo creado y forjado en este ambiente, inaugurado hace 49 años un 28 de febrero, hizo de este viernes una ocasión inmejorable para la lectura de la Declaratoria del Paisaje Cultural como Monumento Nacional.

Este territorio es parte de la Reserva de la Biosfera y goza de numerosos valores paisajísticos, cadenas montañosas y estrechos valles bañados por ríos y arroyos con hermosos saltos de agua que se mezclan con el siempre verde de sus bosques.

Al caminar despaciosamente en las frescas mañanas por sus empinadas calles,  y contemplar en el entorno el canto del ave, los millares de diminutos espejos convexos del rocío sobre las verdes hojas, los rayos de luz que parecen despertarse al atravesar el follaje para hacerse visibles, junto a la armonía de las construcciones con la naturaleza, la espiritualidad amanece, despierta desde un espacio íntimo y hace surgir en aparente confusión y sorpresa de la conciencia, lo bello y verdaderamente onírico de la realidad terrenal.

En la diversidad de ecosistemas de este privilegiado sitio también emana la diversidad de especies de animales y plantas: ágiles reptiles aparecen, algunos únicos en su grupo, como el lagarto de agua, así como una de las ranas más pequeñas del mundo y también atractivas aves entre las que se encuentra el tocororo, ave nacional de Cuba. Además, otras especies migratorias encuentran refugio necesario. Entre la vegetación los árboles maderables y los frutales hacen presencia, todos reduciendo la presencia de CO2 de la atmósfera y aportando su cuota de oxígeno para la vida del planeta y dando el imprescindible cobijo a innumerables formas de vida. 

Pero sus valores no pueden reducirse solo a la naturaleza y sus paisajes. En Las Terrazas se encuentran también valores históricos, sociales, arquitectónicos y ambientales y sus interrelaciones, que representan mucho más que el simple reflejo de la naturaleza en la cotidianidad.

Paisajes Culturales:

“Los paisajes culturales representan la obra conjunta de la naturaleza y del hombre. Los mismos son ilustrativos de la evolución de la sociedad y de los asentamientos humanos  a través del tiempo, bajo la influencia de los condicionamientos físicos y/o las oportunidades presentadas por su  ambiente natural y las fuerzas sociales, económicas y culturales sucesivas, tanto externas como internas. Estos deben ser seleccionados sobre la base de su valor universal excepcional y de su representatividad en términos de una región geocultural definida y también por su capacidad de ilustrar los elementos culturales esenciales y distintivo de tales regiones.” (según la Guía Operacional para el Patrimonio Mundial Cultural y Natural, 1999, XXII Sesión del Comité).

Reserva de la Biosfera:

En 1971 la UNESCO empezó el Programa sobre el hombre y la biosfera, que tenía como objetivo conciliar la mentalidad y el uso de los recursos naturales, esbozando el concepto actual de desarrollo sostenible. Como parte de ese proyecto se seleccionarían lugares geográficos representativos de los diferentes hábitats del planeta, abarcando tanto ecosistemas terrestres como marítimos. Estos lugares o áreas se conocen como reservas de la biosfera.

La función de estos espacios es además de la conservación y protección de la biodiversidad, también el desarrollo económico y humano de estas zonas, la investigación, la educación y el intercambio de información entre las diferentes reservas, que forman una red mundial.


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