Marcos David y sus “Fragmentos de un mundo onírico”


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Fue una tarde llena de sorpresas. Marcos David Alba Rodríguez presentaba en nuestra capital, su primera exposición personal. Fue el 8 de julio a las 5 de la tarde, y va a estar presente hasta el día 8 del mes de agosto en la Sala polivalente del Centro de Desarrollo de las Artes Visuales (CDAV) en la Plaza Vieja, San Ignacio y Teniente Rey, atendida por las especialistas Lic. Marilyn Sampera y Lic Tania Parson.  

El sugerente título escogido por el artista, es el de Fragmentos de un mundo onírico.

Siempre he sentido un grato orgullo al asistir a la presentación de un joven cubano que ofrece, como tantos otros, su especial talento y creatividad.

Darle la oportunidad de que entregue al público de la capital su obra, facilitarle un acercamiento a los ojos de nuestro mundo cultural, sin género de dudas, es una conquista de gran alcance en nuestra sociedad revolucionaria.

Marcos David, de sólo 21 años, nació en Guantánamo, estudió un año en la Escuela de Artes Plásticas de su ciudad natal y posteriormente se integró al taller de su padre, el distinguido escultor y pintor cubano Roger Alba, que ha sido su mentor en los últimos años y donde el joven Marcos ha adquirido un absoluto dominio del dibujo que lo ha hecho acreedor del PREMIO (BECA DE CREACIÓN) del 38 Salón Regino Botti, Guantánamo, el pasado 6 de junio del presente año.

El curador de esta exposición es el experimentado Arq. Augusto Rivero Mas, quien escribió las palabras de la tarjeta catálogo, ilustrada con la imagen de la obra que da inicio a la exposición.

Aprovecho y transcribo fragmentos de este texto, que resulta revelador para el conocimiento cabal de la obra de este artista:

“El mundo onírico, es un mundo fantástico donde se quiebran todas las leyes de la realidad y necesita de un mundo realista para su aparición.

“Por otro lado, lo onírico, puede referirse al contenido de los sueños o a las vivencias o estudios relacionados con ellos.

“Según las confesiones realizadas por Marcos en la etapa de conformación y curaduría de la exposición, el motor impulsor para sus creaciones, es el estado de ánimo en que queda después de una discusión en su casa, en la escuela, con los vecinos, con los amigos, un encontronazo familiar o cualquier problemática social, política o cultural que la mayoría de las personas pueden considerar relativamente normales, pero que para él, que se considera distinto a los demás, adquieren un carácter paranormal.  Cuando sucede alguna de esas anomalías, Marcos confiesa que él vislumbra en su cerebro la obra a crear, completa, con todos los detalles y rápidamente surge la necesidad de realizarla y es entonces cuando se preocupa de las técnicas, dimensiones, el color, las texturas… pero las formas y el contenido los tiene muy claros en su pensamiento.  En todas las obras expuestas, el denominador común entre ellas, es que el autor intenta sobrepasar lo real, impulsando lo irracional y onírico mediante la expresión automática del pensamiento o del subconsciente.”

La exposición crea un recorrido lineal, comenzando con obras en blanco y negro de gran formato, apareciendo el color esporádicamente, hasta culminar con la obra más estridente en cuanto a color se refiere.

Y es que el artista, como nos comenta el curador, al confrontar sus miedos, dudas y fantasmas, nos coloca a todos ante nuestras propias sombras, nos ayuda a enfrentarlas y nos presta su imaginario para que lo hagamos nuestro.

La cultura cubana, y las artes visuales en particular, dan la bienvenida a este joven creador que nos visita desde su lejana provincia, un artista que puede alcanzar escalas extraordinarias, si consigue seguir trabajando y estudiando con intensidad, porque nos ofrece en este instante un muy especial talento en amplio desarrollo, para orgullo de nuestra cultura nacional.

Este joven sueña y crea. Descubre, en sí mismo, toda la fuerza que anima su creación. Sabe comunicar y comunica, sabe hacer vibrar el espíritu y atrapar a todos los que se acercan a su obra, con la cual se siente el público muy   identificado.

Así se destacan El navío de los desesperados (70 x 100 cm), técnica mixta sobre cartulina; El edén del subconsciente (70 x 50 cm), técnica mixta sobre cartulina y El gran redentor (200 x 130 cm), dibujo sobre tela, por señalar algunos ejemplos, todas montadas en el Taller del CDAV.

Incentivar la creación y organizar sus adecuadas promociones en el campo de la cultura nacional pasando por los distintas artes, son propósitos de la dirección de nuestra Revolución. Dar a conocer a jóvenes creadores, darle la oportunidad de utilizar los mejores escenarios del país, constituyen tareas fundamentales que distinguen el quehacer cultural cubano.

De esta manera, Marcos David llega a la capital, con ese juego entre los sueños y la realidad.

Difícilmente nos olvidaremos de esta interesantísima muestra que, según afirma Augusto Rivero, nada tiene que ver con los sueños. Está constituida por una veintena de obras, de una contundente fuerza expresiva”.

Esperamos que muchos de nuestros lectores no pierdan la oportunidad de apreciar en toda su magnitud, la obra de este joven representante de las artes visuales cubanas, que ya se anuncia poseedor de un futuro luminoso entre sus manos.


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