Martí, un hombre de luz


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Acabamos de arribar al año 2020. Conmemoramos el aniversario 167 del nacimiento de José Martí, aquel día, un 28 de enero de 1853, en esa hermosa casita de Paula, que hoy Museo, lleva su nombre. Un patriota habanero,  en esta ciudad que acaba de cumplir 500 años de fundada.

En esta ocasión, e imagino, todos van a estar de acuerdo conmigo, se impone un análisis bien reflexivo sobre las vandálicas acciones perpetuadas por delincuentes confesos a algunos bustos del Héroe Nacional en distintos puntos de nuestra capital.

¡Hecho repudiable, intencional y vandálico!

¿Por qué han irritado tanto a nuestro pueblo esas acciones delincuenciales?

Pues sencillamente, porque Martí, José Julián, aquel hijo de español y canaria que nació en La Habana, que estudió con Rafael María de Mendive, un maestro excepcional, un Martí,  que como ser humano, desde muy joven, llega a la convicción  que la tierra está llena de espíritus, que el aire está lleno de almas, y así es como se hacen las naciones, ese joven lleno de luz, que ante una visión que lo impacta de un negro ahorcado, allá en el Hanábana, lo lleva a jurar que “lavará con su vida el crimen”.

Ese concepto inicial de justicia lo domina. A partir de ese momento. se dedica a luchar por la justicia más pura y por la libertad de su pueblo.

Se produce entonces una simbiosis del hombre con su tierra, con su historia. Martí no es solo un cubano nacido en la Habana, es un hombre cuya vida y cuyo pensamiento se entrelazan contantemente, a lo largo de su corta e intensa existencia, al tejer nuestra Historia, y sentando las bases patrimoniales de nuestra nacionalidad. Martí, como decía Torres Cuevas, del Proyecto Martiano, simboliza el bien, y en general todos los valores éticos que sustentan a la Patria, y atacar a Martí y sépanlo bien los enemigos, es atacar al alma de la Patria, atacar a Cuba, atacar a Fidel y a la Revolución Cubana, atacar a Raúl, a  la continuidad del país, a nuestro actual Presidente Miguel Díaz Canel y es atacar a todo nuestro pueblo.

A veces pienso, que los enemigos de la Patria caen en insostenibles ingenuidades. ¿Cree el enemigo que profanando bustos martianos pueden destruir a un pueblo como el cubano?  Realmente son muy ignorantes. No conocen la historia, no han leído absolutamente nada, y sobre todo han cometido el grave error de subvalorar al cubano. Mientras más daño nos quieran hacer, más resistencia y creatividad crecerá entre nosotros.

Los cubanos somos así y no de otra manera.

Desde niños aprendimos los Versos Sencillos; desde niños, sabemos el valor de la rosa blanca, aprendimos a ser solidarios y a valorar el concepto de amistad más pura aquí y en cualquier parte del mundo. Para los cubanos, ¡La patria es humanidad, y es ara  y no pedestal, la patria no es el juguete de unos cuantos tercos, es cosa divina!!

Esas palabras del Maestro las hicieron suyas muchos cubanos valientes, y las llevaron al máximo de sus realizaciones Fidel y su Revolución del Moncada y del Granma.

Martí decía: Otros amen la ira y la tiranía, El cubano es capaz del amor que hace perdurable la libertad… Aflije el demérito de un cubano. Fortalece y devuelve la salud, el gusto de ver un mérito cubano…

Estos que mancharon los bustos del Apóstol son, como el mismo Martí diría, hombres a medias, los enemigos de la Patria, los peores enemigos de la república, condenados por Dante en el Infierno, los peores enemigos, viciosos, infelices…

Pero queridos lectores, en nosotros hay una masa unida que ama la libertad, y como nos enseñó Martí y Fidel, el cubano es independiente, moderado y altivo. Es su dueño y no quiere dueños. ¡Quién pretenda ensillarlo será sacudido!

La Patria se conquista con el propio esfuerzo, con el amor, que es el lazo de los hombres, con la amistad, que es el crisol de la vida.

Volver a Martí, una y otra vez, nos consuela y estimula. Pueden los enemigos de la Patria hacer el peor de los daños, nuestro pueblo, junto a Martí, a Fidel, y a su histórica Revolución, seguiremos adelante, resistiendo, junto a nuestro actual Presidente, con la dignidad del deber cumplido y con la firme convicción que unidos venceremos .

¡Decir bien  es bueno pero obrar bien es mejor!

Cuando las obras defienden, no hay que defenderse!! Los honrados se juntan y los bribones lo lapidan.

Una obra como la Revolución Cubana, una obra hermosa como esta, una obra grande como la que estamos realizando, redime de momentos de amargura

Pero por sobre ello, “por sobre la ralea del pueblo, de esos hombres que no saben amar, la canalla que suele venderse inescrupulosamente, la grandeza está en la verdad y la verdad  en la virtud”.

Solo recordarles del relato los Tres Reyes de la Edad de Oro,  cuando Martí nos decía:

Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros, que tienen en sí, el decoro de muchos hombres!!


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