Miguel de Gonzalo, una voz para recordar


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“Canta a media voz, agradable que siempre llega emotivamente al oyente”

Así describe una reseña de la época el estilo de Miguel de Gonzalo cuando en 1951 se presentaba en el cabaret Montmartre.

Los temas Hay que vivir el momento, Obsesión, y Al fin sucedió nos recuerdan su cantar sofisticado más cercano a un cantante americano de Jazz que a un bolerista latino. Así muchos recuerdan a Miguel de Gonzalo o Miguel Ángel González, como en verdad se llamó este interprete nacido en Santiago de Cuba el 29 de septiembre de 1924.

Probablemente su forma atractiva de cantar nace del paso, desde muy joven, por algunas Jazz Band, de moda en los años 30 en Cuba como Los muchachos Pimienta de “Mariano Mercerón”, una época en la que el Jazz influenció a los vocalistas aportando en ellos un universo de muchas posibilidades interpretativas.

Este artista cubano, que ha dejado su estilo en el recuerdo de todos, estudió composición musical, armonía, y manejo de la voz, interpretando cualquier género.

Era un cantante de cualidades especiales, suave, melódico, afinado. Desde muy joven fue solista del Orfeón de Cuba, después cantando música comercial en las filas de la orquesta Valdespí en las emisoras Mil Diez y RHC Cadena Azul, muy prestigiosas en su época.

A Miguel de Gonzalo se le recuerda como pionero del feeling Dos gardenias de Isolina Carrillo en su voz, es uno de los tesoros que guarda la música cubana, grabado por el cantante, primero con la orquesta de Julio Gutiérrez, más tarde, en 1947, con la “Sonora Matancera”. Lo cierto es que, gracias a su forma de cantar, tuvo la oportunidad de grabar con músicos reconocidos a nivel internacional como es el caso del venezolano Willy Gamboa en el álbum Baile en la noche.

Cuentan que era un gran compañero de trabajo también un amigo, un hombre de mucha educación, con un gran sentido del humor, fanático del Jazz y de los mejores cantantes de ese género. Estos valores le sirvieron para fungir como líder, en los años setenta, del Departamento de Música de la Casa de las Américas y como Director Nacional de Música.

Estudió en Estados Unidos bajo la batuta de Aaron Coplan, compositor judío de música clásica cuya obra estuvo influenciada por Stravinzky quien junto a George Gershwin fue uno de los compositores más notables del pasado siglo y aunque su mayor influencia fue Frank Sinatra, tuvo siempre presente, sus raíces como cubano y latino imprimiéndole a sus interpretaciones la esencia de la cubanía.

Autor de obras para piano, guitarra, y orquesta, flauta y piano, clarinete y otras tantas de música refinada quedan en la historia de la música cubana y de sus grandes autores la obra de Miguel de Gonzalo. A 45 años de su desaparición física, el 13 de noviembre de 1975, sigue siendo Miguel de Gonzalo, una voz para recordar.


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