Con la Gala Cuba Vive en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional quedó inaugurada anoche la XXV edición de la Feria Internacional Cubadisco.

El espectáculo, producido por el reconocido pianista Ignacio Nachito Herrera, se dedicó a las víctimas del siniestro del Hotel Saratoga.

Todo comenzó con una especial versión a capela de La Bayamesa, a cargo del Coro Nacional de Cuba bajo la batuta de Digna Guerra.

Nachito junto a la Orquesta Sinfónica Nacional, dirigida por el maestro Enrique Pérez Mesa, continuó el programa compuesto por obras de autores cubanos, estadounidenses y rusos que abarcó desde clásicos de la música sinfónica hasta la nueva trova cubana.

Más de un centenar de músicos de diversas generaciones compartieron escenario en la emotiva apertura del evento pertenecientes a la banda Habana Jazz y la Big Band del Conservatorio Amadeo Roldán.

Sin dudas, uno de los mayores atractivos de la noche fue la presentación por primera vez en la Isla de la virtuosa y afamada violinista estadounidense Karen Brigg. Con una relevante carrera en géneros como el jazz y el country integró la agrupación del compositor y pianista griego Yanni. La artista estadounidense, conocida como la Dama de Rojo, conquistó la escena del evento acompañada por intérpretes de diversas generaciones.

Fotos de la autora

Briggs arribó a La Habana para mostrar su virtuosismo donde ejecutó versiones de autores cubanos, estadounidenses y rusos, entre estas, las piezas Scheherazade y I got rhythm.  Cuando se aferra a su violín se expresa con una fuerza increíble representando la valía femenina al imponer su talento en un ámbito tan difícil como el jazz. La mediática Dama de Rojo, virtuosa y temperamental, reverencio al instrumento, secundada por dos generaciones de violinistas cubanos como el maestro Lázaro Dagoberto González y el joven Christopher Simpson, en una singular demostración del elevado nivel profesional de la música cubana.

Herrera concertó durante el concierto un merecido homenaje a la trova tradicional y a esa gran compositora que fue María Teresa Vera en la voz de su coterráneo afincado en Canadá, Adonis Puentes, quien hizo suyas la emblemática pieza Veinte años y también el popular tema Un montón de estrellas, legado por el cantautor Polo Montañez. En el repertorio también se pudieron apreciar obras como Unicornio Azul, tributo al fundador del llamado Movimiento de la Nueva Trova, Silvio Rodríguez.

Como colofón, el también productor y compositor, compartió dos de las piezas más alabadas por el auditorio, Gratitud y La fuerza de un país, interpretadas junto a la agrupación Buena Fe; dando pleno sentido a la velada dedicada a la memoria de las víctimas del accidente ocurrido en el hotel Saratoga, así como a los médicos que enfrentaron y enfrentan la pandemia en Cuba y el mundo.