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Novedades discográficas de Enrique Álvarez y su Charanga Latina


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Para nadie es un secreto que el Danzón, además de ser considerado el baile nacional, fue el gran impulsor de un formato musical al que se denominó charanga y que desde las postrimerías del decimonono hasta la actualidad no ha dejado de evolucionar ni de aportar a la grandeza de la música cubana.

Fue una charanga la que abrió la puerta de entrada del son a los grandes salones de baile hace un siglo cuando José Urfé incorporó motivos soneros a un danzón; lo que daría comienzo a un matrimonio que –a pesar de sus altas y bajas como toda unión entre humanos– ha tenido hijos ilustres como el cha cha chá; en los atriles de una charanga se afirma que se definieron los primeros acordes del mambo, un ritmo al que se considera la manzana de la discordia en la música cubana. Aquella charanga, la de Arcaño, continuó la línea de transformaciones que inició Antonio María Romeu cuando incorporó el piano y se comenzó a hablar y escribir de charangas típicas y francesas. La Ortofónica agregó la tumbadora y el güiro de Gustavo Tamayo.

Así tendríamos charangas con trompetas, con saxos y trombones y la Charanga Latina de Enrique Álvarez (otro de los hijos de Nené) que, para marcar la diferencia, se arriesga a producir este disco al que ha titulado Alegría y Armonía y que bien cabe en la estructura del danzón y que es un punto de giro en su carrera profesional; pues con él entrega las riendas de su formación a su hijo Lázaro Enrique Álvarez. Este es un acercamiento matemático, si así se logra entender, a la cuadratura del círculo musical y sonero que nos rodea y que se expresa en el teorema: AA/AB/BA/BB= Xs.

Hay un enunciado inicial, AA, en esta propuesta sonora y discursa en los dos primeros temas y el cuarto; que se manifiesta con el desenfado y la alegría de lo que está sucediendo e incidiendo en el gusto de los bailadores de estos tiempos. Y se podrá preguntar Ud. y dónde queda el tercer tema, sencillo: es el primer ángulo recto de esta ecuación musical cuando retoma el sonido más auténtico de la flauta de José Luis Cortes; El (nuestro) Tosco; alejado de esas genuflexiones musicales que por momentos nos ciegan ante su grandeza musical. Aquí entonces definimos AB.

El segundo y más complejo de estos ángulos que definen la supuesta cuadratura del círculo, perdón, se trata del disco (salvando las potenciales semejanzas geométricas entre ambas figuras) que soporta el anterior enunciado; nos llega con el quinto tema donde Enrique Álvarez vuelve a posar sobre sus hombros el violín y dialoga con los tumbaos soneros de un pianista imprescindible en la música latina, universal, y por qué no, la cubana, que responde al nombre de Enrique Lucas –otro hijo de gato– para descargar y contrapuntear al más sabroso estilo sonero. Enunciado BA.

Los temas seis, siete y nueve retornan al enunciado primario de este estudio; es decir, refuerzan el ángulo AA; lo que equivale a reconocer el carácter cíclico del asunto música cubana de estos tiempos.

El cuarto y último ángulo que permite manifestar este teorema –confirmación de la cuadratura–, un poco mayor que noventa grados (noventa y nueve grados manifiestos) es otra versión de un tema que sirve de puente entre el sonido de las grandes bandas norteamericanas de los años sesenta, setenta y ochenta y determinadas zonas de la música cubana que tuvieron su epicentro en la ciudad de New York en esos mismos años. El hijo de Nené se atreve y se conecta, tangencialmente, con los Afrocuban de Machito y su sopa de Pichón; que metió el tumbao sonero en sonido de algunas grandes bandas de la era del swing. Enunciado BB.

He aquí los cuatro ángulos que definen la cuadratura de este círculo musical que debe expresar y confirmar la variable Xs. Donde Xs equivale a disfrute y sudor del bailador. Y el bailador es usted, que tiene este fonograma en sus manos, que lo escuchará una o dos veces seguidas, que decidirá qué tema le gusta más, su preferido.

Enrique Álvarez y su Charanga Latina suman nuevas hipótesis a la cuadratura del círculo y el ciclo musical cubano de estos tiempos. Este es su l.q.q.d.; por favor, acompáñelo.

 

Post scriptum: Esta formulación se apoya en los teoremas de Pascal, Pitágoras y otros estudios recogidos en el método Valdor de la Matemática moderna.


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