Al entramado de las políticas culturales se dedicó el dossier especial del número 3 de la revista Perfiles de la Cultura Cubana (http://www.perfiles.cult.cu/inicio.php?numero=3). Nueve artículos escritos por investigadores de diversas disciplinas en las ciencias sociales se articulan en un todo, para dar cuenta de las múltiples aristas existentes en las relaciones entre cultura y política.

La pedagoga María Isabel Landaburo abre el dossier exponiendo cuestiones sobre las especificidades de la programación cultural como expresión de la política cultural cubana. En este sentido, la programación cultural adquiere importancia, al erigirse como ente fundamental en la satisfacción de las necesidades cul­turales de los creadores y los diversos públicos.

Landaburo señala como ejes fundamentales la clari­dad en los objetivos, la comunicación y el análisis crítico en cada propuesta, así como las condiciones materiales y la responsabili­dad de las diferentes personas que partici­pan en el diseño de la programación. “Este proceso contribuye a la formación de los públicos y a desarrollar un nivel de apreciación crítica de los bienes y servicios culturales que se les ofrecen, de manera que adquieran conocimientos, habi­lidades y valores para discernir acerca de los que enriquecen su vida espiritual”.

Dentro de este mismo tópico, Ailynn Torres Santana reflexiona sobre cultura y política en la televisión y los desafíos de lo público. Partiendo del documento elaborado de conjunto entre el Mi­nisterio de Cultura (MINCULT) y el Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT) en 2007 sobre la integración de políticas culturales y comunicativas, la autora realiza un análisis crítico del mismo, donde da cuenta de los retos que tiene por delante la televisión pública en el socialismo.

Más adelante, la investigadora Diosnara Ortega se adentra en el análisis de la política cultural en la transición socialista, mediante el estudio de literatura referida a ambos temas. “El socialismo no puede ser solo un cam­bio de contenidos. También necesita un cambio de formas. Así como precisa de un cambio cultural radical; a sus políticas y “lo político” también les urge ese cambio como parte de la cultura. La cultura política debe entrar en una profunda transformación y con­vertirse en una cultura política revolucionaria. Esta será una garantía para el proceso revolucionario socialista”, apunta en su texto Ortega.

Con el sugerente título de “La agenda de Babel”, la periodista Anneris Ivette Leyva parte de la llamada “guerrita de los e-mails” acontecida en el año 2007 por cuestiones referidas a las políticas culturales y su implementación, donde fueron expuestas inquietudes, temores y criterios de gran parte de la intelectualidad cubana.

Leyva expone brevemente las causas que dieron origen al suceso, para luego enfocarse en la agenda del debate electrónico con el objetivo de sintetizar cómo piensan las políticas cultura­les algunos de sus agen­tes desde y fuera de nuestro país. Expone algunos referentes teóri­cos para comprender la relevancia del tema y el fundamento por el cual se constituyó centro de un intercambio que alcanzó significativa relevancia.

“Mal que por bien”, de Lázaro Rodríguez, aborda la interrelación entre comunicación mediatizada, políticas culturales y proyecto social. En ese sentido, el autor se vale de discusiones públicas, grupales y privadas sobre la cultu­ra y la política en su relación con los medios y su función social en el contexto cubano, identificando algunas de las mediaciones que se dan entre los medios y los discur­sos de las instituciones culturales, particular­mente el MINCULT y sus instancias a diversos niveles.

Desde Argentina Ana Wortman analiza las políticas culturales de la sociedad civil en la formación de nuevos públicos, centrándose en la situación particular de la nación suramericana. En su presentación, la estudiosa da cuenta de nuevas modalidades de consumo cultural vigentes en la ciudad de Bue­nos Aires en un entorno de crisis social, a la vez de transformaciones en el modo de ofer­ta cultural dentro de un marco con un profundo reordenamiento del escenario cultural a nivel global.

Sandra del Valle, en su artículo “Revolución, política y cultura” efectúa un recorrido histórico por el decurso de estos tópicos en Cuba después de 1959. Así, nos encontramos con la política cultural de los sesenta enfocada a la praxis revolucionaria, el concepto de cultura en la Revolución, la función de los intelectuales y el arte, las instituciones de la cultura revolucionaria, los polémicos debates político-culturales de los sesenta, el caso del documental PM, el realismo socialista y el Primer Congreso Nacional de Educación y Cultura, entre otros tópicos.

Un exhaustivo estudio sobre la polémica de Alfredo Guevara y Blas Roca en 1963 como parte de las tensiones del campo político-cultural en la época nos propone el investigador Julio César Guanche. Más que dos estéticas, plantea el autor, se enfrentaban dos modos contrarios de concebir la cultura y la ideología.

“En la polémica Guevara-Roca había varios asuntos cardinales en juego: el ejercicio del derecho al desacuerdo entre los revoluciona­rios, la política cultural y con ella la necesaria especificidad del discurso artístico, el papel reservado a los intelectuales dentro de la Re­volución, la condición del público y la rela­ción entre la educación y la cultura”, refiere Guanche.

“Yo me quiero libre. Experiencias de articulaciones político-culturales desde la subalternidad de género” es el título del trabajo que cierra el dossier, escrito por la investigadora Yanet Martínez. En él la autora explora las diversas aristas de la discriminación de género en varios contextos. Subalternidad y Estudios Subalternos; subalternidad y género; las formas políticas de lo subalterno femenino; las católicas y el derecho a decidir sobre el tema del aborto; la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán por los derechos de las féminas musulmanas, entre otras problemáticas, pueden hallarse en esta interesante indagación.

Multiplicidad de voces y subtemas que se articulan alrededor de las políticas culturales, su devenir y su implementación, podrá encontrar el lector interesado en la temática a lo largo de las páginas del tercer número de esta publicación perteneciente al Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello.