Detrás del muro es, dentro de la Bienal de La Habana, el marco ideal para que las personas que quizás nunca han ido a una galería, o no lo hacen frecuentemente interactúen con el arte contemporáneo cubano, pero también de otras partes del mundo. Una de estas obras que se ha convertido ya en instalación preferida de muchos es Plátano del puertorriqueño Bernardo Medina, BeMe.

Mi participación en la Bienal es un lujo, es un encanto poder estar aquí porque Puerto Rico y Cuba siempre han sido países muy hermanados, nos comentaba el artista que recrea en sus obras la fuerza del Caribe, la identidad y también el folclor a través de sus colores y formas. Tal es así que estos plátanos, primero que obra de arte devienen homenaje a la base de la alimentación de la región, la pieza plantea la alimentación de nosotros no puramente por lo que aporta a la nutrición y su presencia en la culinaria, sino que representa el plato insigne de los caribeños.

Bernardo Medina interactúa con la pieza, no está completa sin él, sin los niños que la trepan y la hacen suya, Plátano es ya parte de la ciudad de La Habana. El ambiente es lúdico, todos quieren una foto, los colores te invitan a jugar con ellos. Esperamos que se utilizara, la pieza siempre ha tenido la idea de que interactúen con ella, me han llegado fotos de hasta ocho personas subidas, los niños reclaman que le echemos agua, ser una piscina de plátano, revela entre risas el artista.

La instalación es préstamo indefinido a la ciudad, Bernardo quiere que La Habana en sus 500 celebre con Plátano, parte importante de su trabajo como artista que busca la identidad caribeña y la exalta a través de múltiples manifestaciones.

Por Alejandro Rojas