Que surjan más trovadores que la trova es inmortal


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El Movimiento de la Nueva Trova cumple 50 años ya, lo que determina que no es tan joven. Sin embargo, tal y como le pasa a muchos mayores, su esencia y espíritu siguen frescos en algunos de sus cultores más experimentados y, claro, en los más jóvenes que aportan sus aires de renovación.

De todas maneras, el MNT merece mucha veneración; sus canciones han sido —a lo largo de su vida— himnos de amor, del amor grande, el amor a todo, y muchas conservan, a pesar del paso del tiempo, esa cualidad.

El MNT fue en sus primeros años un fenómeno peculiar de ruptura y a la vez veneración de los ancestros musicales; son muchos los creadores cubanos que están afiliados a este movimiento; diferentes generaciones con denominadores comunes: voz, poesía y música, para compartir ideas de revolución, rebeldía, irreverencia, compromiso, fidelidad, patriotismo y amor.

El Periódico Cubarte ha querido tributar al programa de conmemoración de este aniversario 50 del MNT una serie de entrevistas con trovadores de diferentes generaciones, herederos todos tanto de Sindo Garay, Pepe Sánchez y Manuel Corona, como de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola y Vicente Feliú.

Uno de los fundadores del MNT es Augusto Blanca, actor, trovador, artista de la plástica y gran defensor de la cultura cubana de manera consuetudinaria.

Cuando el Periódico Cubarte solicitó esta entrevista y le envió las preguntas, el trovador tuvo a bien hacer una evocación que recoge algunas de sus vivencias asociadas a su sólido andar por la trova cubana.

No obstante pecó de modesto, por lo que hemos querido recordar que Augusto Blanca posee una vasta y variada producción musical y discográfica que lo avala como un experimentado músico, renovador del lenguaje trovadoresco cubano y heredero como siempre recuerda del Trío Matamoros, Sindo Garay y El Cuarteto de Oriente.

Además de compositor y actor, es diseñador de escenografía, vestuario e iluminación, y como dramaturgo ha escrito, entre otras piezas, Triada bajo la luna llena y Romance de Arlequín y Corista. 

Ha compartido escenarios y grabado con relevantes exponentes de la canción inteligente, entre ellos Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola, Vicente y Santiago Feliú, Sara González, Miriam Ramos, Lázaro García, Joan Manuel Serrat, Víctor Jara, Daniel Viglietti, Ángel e Isabel Parra.

En su experiencia de la Teatrova, que fundó en el año 1973, ha trabajado con destacados actores cubanos como María Eugenia García, Corina Mestre, Jacqueline Arenal, Yanara Moreno y Renecito de la Cruz, entre otros.

Ha sido reconocido en reiteradas ocasiones: Distinción por la Cultura Nacional, Medallas Alejo Carpentier y 10 años de la Nueva Trova, Distinción Majadahonda, y el pasado mes de octubre recibió la condición Maestro de Juventudes que confiere la Asociación Hermanos Saíz.

En la ceremonia de entrega de la misma, efectuada en el Museo Nacional de Bellas Artes, la AHS reconoció al trovador como uno de los referentes de la música cubana, y en declaraciones exclusivas a la Agencia Prensa Latina, el homenajeado aseguró:

“Para mí la trova nunca va a morir, hay material y mucho talento, como la canción ‘Yolanda’, de Pablo Milanés y la obra de Silvio Rodríguez, que han permanecido a lo largo de la historia, pues reflejan nuestras raíces. Mientras se incorporen nuevas sonoridades al género, este seguirá creciendo”.

En tiempos de pandemia el trovador escribió una serie en forma cronológica contando su vida a partir de textos que publicó en su página de Facebook. Dicha experiencia se convirtió en el libro electrónico Huellas en los rieles, con 139 crónicas sobre su vida y su paso por el movimiento de la Nueva Trova. Dividido en ocho tiempos musicales, el volumen recoge anécdotas desde su niñez hasta su ingreso en ese movimiento artístico, además de incluir historias referidas a su labor en el teatro.

Actualmente trabaja en la preparación de dos nuevos discos: Postergadas y Humedades.

Acá van sus evocaciones:

Nací en Banes, en la provincia de Holguín, y desde los 8 años comencé a estudiar guitarra. A los 16 años me trasladé a Santiago de Cuba, donde estudié pintura en la Escuela Taller de Artes Plásticas “José Joaquín Tejada”, y a la vez alternaba como cantante de una orquesta, que tenían en ese momento mis primos, la Orquesta Típica Juventud.

Aunque ya desde Banes, yo venía haciendo mis primeras canciones, no fue hasta que conocí los trovadores de la Casa de la Trova de Santiago de Cuba, que mis canciones comenzaron a nutrirse de aquellas inmensas trovas, fue a partir de ahí.

Cuando me gradúo de la Escuela de Artes Plásticas comienzo a trabajar en el Conjunto Dramático de Oriente —que es hoy el Cabildo Teatral Santiago como escenógrafo, y paralelamente seguí haciendo mis canciones. 

Fue en el año 1972 cuando fundamos el Movimiento de la Nueva Trova en Manzanillo. Yo tenía 27 años. Un año más tarde, en el 73, creamos el grupo Teatrova, el argentino, Adolfo Gutkin, la actriz María Eugenia García y yo.

Teatrova fue un desprendimiento del Conjunto Dramático de Oriente. Nuestro objetivo era el de vincular la canción trovadoresca con el teatro, dando paso a la Teatrova, la canción hablada, cantada Pretendíamos hacer una especie de teatro móvil, que pudiera salir de los espacios convencionales, a la manera de juglares

Mis canciones tenían una marcada influencia de la trova tradicional y el nuevo teatro.

Son muchos los momentos que recuerdo, siempre que comparto con mis compañeros del canto, siento una gran satisfacción, tanto con los más jóvenes como con los que he compartido, con los de mi generación, algunos que tristemente ya no están físicamente entre nosotros.

Pienso que hemos aportado, hemos despejado el camino y llenado el mismo de semillas para que las nuevas generaciones continúen nuestro trabajo y den frutos cada vez mejores y de este modo la canción trovadoresca nunca muera. 

Como dice la canción: “Que surjan más trovadores, que la trova es inmortal”.

Aunque, sin dudas, la más popular de sus canciones es la hermosa “Regalo número 1”, hemos querido brindarles a los lectores este tema, portador de una poética especial.

No olvides que una vez tú fuiste sol 

No olvides que una vez tú fuiste sol,

No olvides ni la tapia, ni el laurel;

No dejes de asombrarte al asistir

A un nuevo nacimiento en tu jardín.

No pierdas una ventana,

No entregues tus mañanas

De aguaceros y juegos,

Ni desentierres tesoros viejos.

No ocultes lo que ayer se te ofreció,

No escondas ni la pena ni el dolor;

No dejes que una nube diga "adiós",

No saltes en pedazos,

No asustes tu diamante.

No entregues tu perfecto amanecer,

Ni tus estrellas, ni tu arena, ni tu mar,

Ni tu incansable caminar.

Vete de nuevo hasta el arroyo

Donde está tu mejor canto.

Y ve,

Cálmale la sed a tus enormes prados,

No permitas que se pierda tu cosecha,

Hoy, que hasta la lluvia fiel no te ha escuchado,

Busca tu raíz.

Y dale la caricia a la que siempre espera,

La única manera de hacerla que vuelva

A ofrecerte frutos hasta en el invierno.

Y no olvides que una vez tú fuiste sol.

Y ve,

Desata esos diques de corrientes presas,

Déjate llevar y vuelve a ser jinete,

Baja hasta tus valles de palomas sueltas,

Que éste es tu país:

Donde están tus riendas,

Donde está tu espuma,

Donde abandonaste tu camino entonces,

Donde naufragaste,

Haz nacer mil rosas.

Y no olvides que una vez tú fuiste sol.


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