Sucedió como muchas otras veces. La tranquilidad de la fresca mañana se rompió al murmullo de la noticia de que uno de los más importantes escultores norteamericanos del siglo xx nos visitaba. Y no importó que en la comitiva lo acompañaran catedráticos, diseñadores de vestuario y editores de lujo. Cada quién hizo lo posible por dejar grabado en su retina el paso de Joel Shapiro por San Alejandro.

En verdad era una visita inesperada. Nos habían avisado de que a media mañana llegaría un grupo de artistas con la intención de recorrer la Academia y después, un poco hacia la tarde, otras dos visitas más (algo normal, si se quiere, desde hace varios años), pero nunca de la significación tan especial que esta tendría para nosotros.

Dentro del campo de las Artes Visuales hay figuras indispensables por su genialidad y desempeño, mientras que otras con su trabajo se han convertido en un referente inevitable de la producción artística de una época o un movimiento dentro de la historia del arte. Este es el caso de Joel Shapiro (Nueva York, 1941) quien a través de sus esculturas, de formas geométricas simples, estableció una ruptura dentro de la marcada supremacía del minimalismo de los años setenta.

Su obra, cargada de testimonios, asume una estética para muchos desafiante. El concepto de soporte o de pedestal recobra en él otra dimensión y se torna irreverente dentro del espacio propio del minimalismo. Por otra parte, sus figuras huecas y vaciadas en bronce, soldadas y rematadas con toda intención por el arco de un soldador eléctrico, algunas patinadas o intervenidas directamente con pinturas, recrean una suerte de estructuras arbórea, en bloque, que se unen para desafiar a la gravedad con su dinamismo.

Pero Shapiro no vino con la intención de hablar de su obra sino a conocernos. La magia que encierra la casi bicentenaria institución se podía ver en su rostro. Durante su recorrido se interesó por cómo se trabaja en la Academia, por sus estudiantes y talleres, por el empleo o no de las técnicas tradicionales y, también, por la inserción de estas en la producción más contemporánea. Visitó las dos galerías, así como los talleres de Pintura, Gráfica y Arte Digital, Orfebrería, Grabado y Escultura. Indagó, preguntó y compartió con sus profesores en un ambiente franco y sincero. Y antes de terminar, saboreando un rico café, prometió regresar, pero esta vez acompañado de otros amigos artistas para iniciar un vínculo más estrecho de trabajo y amistad.

**Es curioso cómo en menos de un año nos ha visitado Frank Stella, considerado por muchos el iniciador de la pintura minimalista y Joel Shapiro, a quien se le atribuye por la significación de su obra figurativa y sus referencias psicológicas, el artista que puso fin a la dominación minimalista del arte.

Y como la suerte no está escrita y se reparte las cartas a su antojo, antes de concluir la visita de Joel Shapiro y su comitiva, llegó acompañado de su esposa, el director y dramaturgo italiano Eugenio Barba (Brindisi, 1936). Está de más decir que, aunque esta sí la esperábamos, reencontrarnos una vez más con el fundador de Odin Teatret es siempre una alegría conocida, como de sobresalto.

Barba, hacedor incansable e investigador absoluto de los modos y expresiones de cultura tan diversas como la europea, la japonesa, la india, la china o la indonesia, es uno de los creadores del concepto de antropología teatral. Pero su importancia dentro de las Artes Escénicas va mucho más allá, al ser él uno de los impulsores del concepto de Tercer Teatro en Latinoamérica y el fundador de la Escuela Internacional de Antropología Teatral.

En Cuba su obra es muy conocida, así como su pasión por la enseñanza. Esta razón fue más que suficiente para que en 2002 le fuera concedido el título de Doctor Honoris Causa por la Universidad de las Artes.

Y como San Alejandro también es su casa, recorrió sus espacios con la seguridad y la confianza de quien se mueve dentro de un espacio conocido. Para él la Mirada y la Relación con los Elementos es fundamental y, por eso, tal vez decidió compartir con uno de los profesores sus impresiones sobre algunos videoarte presentados. Una magnífica oportunidad para dialogar sobre las interconexiones en el arte.

Junto con Omar Valiño, vicepresidente de la UNEAC y director de la revista TABLAS, concluyó su visita por San Alejandro. Su sonrisa y su amistad forman parte de ese regalo hermoso que siempre nos deja.