Un David con impronta de mujer


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Foto: Aymara Vigil.

Este año, el Premio David tuvo una innegable perspectiva de género al ser mayoritariamente ellas quienes contribuyeron con sus obras a enriquecer las letras cubanas, a través del galardón que convoca anualmente la Unión Nacional de Artistas y Escritores de Cuba (Uneac).

En la ceremonia de premiación, realizada este viernes en la Sala Villena de la UNEAC, el jurado integrado por Marilyn Bobes, Nicolás Dorr, Grisel Echevarría y otras figuras de las letras cubanas, reconoció la mayoritaria calidad de las obras en concurso, un hecho constante que hace de este certamen uno de los más prestigiosos en el país.

La categoría poesía distinguió con el máximo galardón a la obra Secuencia de baile popular, de Yenys Laura Prieto, por “la conformación de un libro maduro y orgánico que muestra un universo plural, el cual desde una perspectiva dialógica construye una relación entre lo femenino y la insularidad”.

Yenys Laura es periodista de la revista El Caimán Barbudo y de la redacción cultural del Sistema Informativo de la Televisión Cubana, miembro de la Asociación Hermanos Saiz en la sección de Literatura, ganadora en 2014 del Premio Internacional de poesía Alejandra Pizarnik y autora del blog sobre arte y literatura La muerte del pájaro profeta.

Sobre las motivaciones detrás de este cuaderno de un “alto vuelo poético”, su autora explicó que la poesía le funciona como pretexto para acercarse a la vida real, a historias que le interesan contar.

Para su escritura, confiesa que bebe de su formación como periodista, de la cultura popular y de miradas a la vida que vienen de la sociología y la antropología; elementos que conecta con su propia visión poética del mundo, con su condición de mujer y madre, y que van nutriendo su obra y la manera en la cual construye un discurso poético que defiende la singularidad, pero que a la vez trata de buscar la universalidad.

Sobre los retos que le impone este Premio David 2018, la ganadora en este apartado confesó sentir un agradable terror ante la posibilidad de poder publicar al fin un libro, de ver la poesía ya en manos de los lectores, y de figurar en esa gran lista de autores que han formado y guiado su vida como periodista y persona. ‟Es un compromiso enorme porque pienso que el arte no es algo efímero, sino lo que realmente nos puede salvar. Tengo fe en la poesía”, concluyó.

Otras dos menciones en esta categoría fueron otorgadas a las obras Las transiciones, de Enzzo Hernández, y Trama Compacta, de Daniel Duarte de la Vega.

El galardón en el apartado de novela también tuvo nombre de mujer: Claudia Alejandra Damiani y su obra Seres Invisibles, que a criterio del jurado posee una destacada dramaturgia, impecable sentido del género, así como gran amenidad y verosimilitud de una trama que se sostiene de principio a fin apoyada por una excelente prosa.

La creadora de Seres Invisibles es graduada de Diseño Gráfico y del 12mo Curso de Técnicas Narrativas del Centro de Formación Onelio Jorge Cardoso, y con poco más de un cuarto de siglo de vida, ya atesora importantes reconocimientos como el Tercer Premio de Ciencia Ficción de la Revista Juventud Técnica en el 2013, la publicación de cuentos en la antología Deuda temporal y el Premio Calendario de Narrativa 2018 con el libro de cuentos Los Impares.

Sobre la obra premiada en este certamen, Damiani nos explicó que la historia tiene lugar en distintos momentos y gira en torno a tres personajes principales y la búsqueda de uno de ellos de sus amigos de la adolescencia. Una novela que va sobre las consecuencias del tiempo en las relaciones humanas aderezado con un homenaje a la fauna cubana.

Para esta joven escritora, el Premio David representa la legitimación de su trabajo y del camino recorrido, y sirve como estímulo para seguir escribiendo, tener una determinación, proponerse una meta y cumplir con ella.

En esta categoría de novela, el jurado también decidió otorgar una mención por su alta calidad a Por aquellos restos admirables el desfile existe (PARADE), una obra que, al decir de su autora, la periodista Janelle Pumariega, es una sátira con elementos fantásticos y de humor negro, que busca reflexionar de una manera divertida y con una perspectiva positiva sobre el miedo ancestral a la muerte.

Para esta joven es la segunda ocasión en la que su trabajo es reconocido con Mención en el certamen, y, según nos revela, su reto principal ahora es ganar el Premio principal de este concurso y seguir participando en espacios donde pueda promocionar su obra y darse a conocer como escritora, fundamentalmente de literatura fantástica.

El Premio David lleva más de cinco décadas reconociendo trabajos de gran calidad literaria y este año significó no solo la concreción de grandes sueños para quienes fueron galardonados, sino que tuvo también una importante y merecida impronta de mujer.   

Por Aymara Vigil


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