Un libro biográfico sobre una vida intensa y extensa


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Las biografías o los libros que pretenden apresar en sus páginas una vida humana son siempre bien recibidos, más cuando están bien escritos y la persona retratada tuvo una existencia plena y rica en hechos. Las biografías tienen su público lector asegurado.

Recientemente, en la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí se presentó el libro Jorge Oller. Memorias de un fotorreportero, de la investigadora de esa institución Mabiel Hidalgo Martínez, su ópera prima vale decir, editado por Ocean Sur. Las palabras de presentación estuvieron a cargo del periodista y crítico de cine Rolando Pérez Betancourt, quien ponderó elogiosamente el volumen y se refirió tanto a la trayectoria de Oller como fotorreportero, como a la labor investigativa de Mabiel Hidalgo.  Una breve intervención grabada del biografiado, proyectada en la pantalla del Teatro Hart, complementó la ceremonia de presentación del libro en su versión digital.

No abundan realmente las biografías sobre fotógrafos. Hay algunos libros publicados sobre Alberto Díaz (Korda), Osvaldo Salas, Roberto Salas, Raúl Corrales, en línea con investigaciones de historias de vida, algunos de los cuales pueden considerarse biografías y otros solo como investigaciones biográficas incompletas. Existen otras investigaciones en curso y hasta ensayos biográficos muy bien realizados, cómo, por ejemplo, sobre Joaquín Blez, uno de los ases de la fotografía de estudio en el primer tercio del pasado siglo, quien ha sido trabajado por varios autores. La propia Mabiel ha incursionado en la historia de vida de Generoso Funcasta(1908-1965) y es de esperar otro libro suyoen un futuro sobre ese gran fotorreportero.

El libro que nos ocupa recrea la vida de Jorge Oller desde su natal Cataluña hasta el presente, una vida dedicada por entero a la fotografía documental y a la investigación sobre ese género fotográfico. Al cumplir este año la provecta edad de noventa y dos años, Oller, fotógrafo desde muy joven, ha registrado numerosas escenas de la política, la historia, la cultura y la sociedad cubana a lo largo del siglo XX y lo que va de la presente centuria.

Dividido en cuatro capítulos y con anexos, para un total de160 páginas, el volumen abre con las palabras de la autora tituladas “Razonespara escribir un libro”, en las que describe las motivaciones, el origen y el proceso de investigación y escritura, así como la fortuna que tuvo alrecibir toda la colaboración de Oller.

Jorge Oller es un cronista de su tiempo y eso enriquece su obra y legado. A cada tramo del texto aparecen imágenes de su vida, así como fotos tomadas por él, estas últimas demostrativas de su pericia con la cámara. Sobresale la fotografía de José Antonio Echavarría, muerto en la calle, al costado de la Universidad de La Habana, el 13 de marzo de 1957 y que Oller tomó a riesgo de su vida, debido a la amenazadora presencia de las fuerzas policiales de la tiranía batistiana en el lugar.

En el primer capítulo, “Memorias de la infancia”, se habla de la niñez en la Barcelona natal, la familia, las primeras escuelas y la llegada de la Guerra Civil con el consiguiente exilio hacia Cuba. En el capítulo dos se detallan sus inicios fotográficos en la EscuelaProfesional de Periodismo Manuel Márquez Sterling, sobre el primer medio de prensa en el que laboró y los primeros trabajos de periodismo en el terreno, habla de sus otras pasiones (la aviación y el dibujo) y su primer viaje al exterior como fotorreportero. En el capítulo tercero, el más extenso del libro, “!Llegó la Revolución! El fotoperiodismo de 1959 a 1992”, nos brinda, de conjunto, las impresiones de Oller en distintos momentos de la vida en revolución y sus implicaciones para un fotógrafo que deseaba cubrir cuanto acontecimiento se produjera en la vertiginosa dinámica del país a partir del triunfo del primero de enero.

De igual forma, en el mismo se habla de personalidades con las que compartió Oller y fotografió, como Fidel Castro, Ernesto Che Guevara, PhanVan Dong, Salvador Allende, Celia Sánchez, Haydeé Santa María, Melba Hernández, Eusebio Leal y en la que el biografiado se refiere a su otra gran pasión: investigar la historia del fotorreporterismo cubano. El libro, además de recorrer la existencia de este gran fotógrafo, tiene cabida para un grupo de opiniones de diferentes personalidades acerca de su trabajo, lo que conforma el capítulo cuarto y final, “Oller visto por sus colegas”, donde se relacionan opiniones expresadas a Mabiel en entrevistas con Marta Rojas, Magali García Moré, Rolando Pérez Betancourt, Gabriel Molina, José Gabriel Gumá y Juvenal Balán, quienes, en cada diálogo, refieren sus apreciaciones sobre el hombre y su trabajo; esto último le da un sentido de complementación a la investigación y de opinión coral sobre la persona del fotorreportero.

En los Anexos aparecen los premios y reconocimientos, muchos ciertamente, recibidos por Oller, sus exposiciones personales y colectivas, los libros ilustrados por él, así como otras actividades de su intensa y extensa vida ligada a la fotografía. Como no podía faltar en un libro como este, el volumen cierra con un despliegue fotográfico que muestra la calidad del ojo del fotorreportero y su participación diversa y plural en la vida del país.

Visto de conjunto, se trata de un examen completo a la existencia y la obra de un gran artista, un hombre metido bajo la piel de la historia de Cuba y de otros países, y cuya mirada supo encontrar las esencias de hechos, circunstancias y personalidades con los que le tocó lidiar. Para ser un primer libro, Mabiel Hidalgo exhibe seguridad en la redacción, una prosa sencilla y eficaz, astucia para obtener las informaciones más importantes de una trayectoria tan vasta y la sapiencia para darle una estructura amena al volumen, todo lo cual le permite desplegar adecuadamente la información escrita y visual acumulada. El diseño del libro es atractivo y Ocean Sur suma de esta manera un título importante en su catálogo editorial.

Conozco a Mabiel por ser compañeros de trabajo en la Biblioteca Nacional, sé que seguirá laborando por gestar nuevos volúmenes y ya esperamos su libro sobre Funcasta, el que será otro valioso aporte a la literatura sobre fotografía cubana. Después de comenzado a publicar es muy difícil contenerse. Enhorabuena Mabiel.

 


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