“Si me he convertido en referente del cajón flamenco es gracias al bongó de Cuba”.
La Facultad de Música de la Universidad de las Artes de Cuba (ISA), abrió sus puertas a uno de los más importantes percusionistas españoles de los últimos tiempos: Sergio Pevida.
Pevida es un músico asturiano de renombre, con más de un cuarto de siglo de excelente trayectoria profesional, destacando por su versatilidad y virtuosismo en la ejecución de varios instrumentos de percusión como las congas, bongós, timbales, tambores batá y cajón flamenco, consolidándose como un referente en la batería, por su singular manera de ejecutar múltiples estilos, entre los que sobresalen el rock, el pop, el jazz, el flamenco, el latin jazz y la música brasileña.
A lo largo de su carrera Pevida ha participado en más de 250 discos grabados y editados internacionalmente, colaborando con artistas como Beatriz Luengo, Paul Alone, Isaac Turienzo, Vaudí, Chiki Lora y Oliver Rosado, Javi Medina, entre muchos otros. Pero el instrumento que mayores logros le ha dado es el cajón flamenco, en el que se le identifica como un referente absoluto, resaltando por su técnica, creatividad y capacidad de adaptación a distintos estilos musicales. Gracias a su calidad como cajonero, es promotor de los prestigiosos cajones cordobeses “Leiva” en el norte de España.
Con esta hoja de vida es imposible no salir a su encuentro y dialogar con él luego de una clase magistral impartida para estudiantes y maestros de percusión y de otros instrumentos, que se congregaron en uno de los salones de la Universidad de las Artes de La Habana (ISA).
En el dialogo supimos que de su padre heredó la inclinación por la música, aunque fue un bongó cubano (instrumento de percusión) que llegó a su casa gracias a su hermano, lo que definió el rumbo de su vida profesional.
“...en casa siempre tuvimos mucho vínculo con instrumentos y estilos musicales diversos, por mi padre que fue músico toda la vida el ambiente de fiesta con música en vivo era muy normal para nosotros.
Lo que pasa es que nunca pensé que sería percusionista, pero mis hermanos vinieron a La Habana hace más de 20 años y regresaron a casa con un instrumento muy singular (un bongó), él comenzó a tomar clases con un maestro cubano, ya fallecido (Germán Portal), y al corto tiempo comencé a interesarme por el instrumento del que me había enamorado y aprendí a tocar. Desde entonces supe que mi vida sería la percusión... ”. Confesó a esta publicación.
Sus apetencias profesionales y las posibilidades sonoras del instrumento lo condujeron por otros caminos, llevándolo a ejecutar muchos otros de la rica familia de la percusión cubana, aprendiendo maracas, congas, claves, timbal y tambores batá. También se especializó en la ejecución del drums y en el cajón flamenco.
“...lo que me motivó a conocer y aprender otros instrumentos fue la emoción que sentí al entender ese primero, que es un instrumento clave en la música cubana, pero que me enlazó con muchos otros con los que me abrí caminos hasta llegar al cajón flamenco. Si toco éste último de la manera que lo hago es gracias al bongó cubano...”
Su atracción por la sonoridad cubana data desde su infancia, siempre se ha sentido motivado por conocer más, no solo de nuestras sonoridades, sino de todo lo que tiene que ver con la cultura y la identidad de los nacidos en Cuba.
“...en el caso de la música, siempre he intentado saber el porqué de las cosas. Lo que aquí ustedes identifican como ritmos para nosotros son palos flamencos y tiene sus peculiaridades según la región donde se toquen.
Lo que trato siempre es de tener la mayor información posible y entender el fenómeno de la música de ustedes, para a la hora de tocar o dar una clase, hacerlo desde el debido respeto, hablar del Son cubano, de la Salsa y toda su evolución, el Latin Jazz y la música afrocubana, la música religiosa y todo lo que desde el mundo sonoro los identifica...”.
Mucho conoce este español de lo que en materia musical nos distingue en el mundo, pero entre sus principales referentes está la orquesta Los Van Van.
“...yo soy vanvanero, a mí Los Van Van me encanta, he escuchado todos sus discos y siento una admiración especial por Juan Formell, he visto los cambios de músicos que han experimentado y lo que eso ha implicado en la orquesta...”
Otros de sus preferidos son Isaac Delgado, Adalberto Álvarez, Rojitas, Manolito Simonet y su Trabuco, el maestro Chucho Valdés e Irakere, Klimax y músicos como Miguel Angá, Tata Güines, Los Muñequitos de Matanzas y muchos otros, pero resumiendo sus preferencias apuntó:
“...pero, si tengo que enumerarte algunos serían Los Van Van, Irakere, Isaac Delgado y Paulito FG...”.
A la interrogante sobre los elementos que a su consideración distinguen a los percusionistas de Cuba la respuesta no se hizo esperar:
“...eso lo tengo muy claro: la formación es el elemento que los diferencia en el mundo. Tienen la mejor formación de música, en mi opinión.

Hice la prueba de acceso, en mi ciudad Oviedo para el grado medio, al igual que aquí es una carrera clásica y en la que hay que estudiar solfeo, piano, tímpani, xilófono y otras materias, como es lógico, porque eso garantiza la calidad en el futuro; pero cuando pregunté a los maestros por la posibilidad de estudiar instrumentos de percusión cubana (batá, conga, bongó), su respuesta fue de total desconocimiento y ahí está la enorme diferencia.
Aquí en Cuba se estudia clásico, pero también las maracas, el güiro, el timbal, lo que hace que la formación musical sea muchísimo mayor, eso no pasa en otros lugares del mundo.
He estado en muchos sitios de Europa, Latinoamérica, Estados Unidos y otros lugares a donde voy a trabajar y veo que la formación clásica no permite el desarrollo de otros tipos de instrumentos; aquí sí, y eso es lo que hace grande a los músicos de esta tierra, donde todos tocan bien y no sólo un instrumento.
Creo que es una cuestión de formación, que es mucho más interesante y muchísimo más amplia...”.
Por quinta vez visitó La Habana Segio Pevida y, como en las anteriores, llegó en busca de buena música, para él la mejor, en ese sentido comentó:
“...vengo cada vez en una búsqueda musical totalmente y lo segundo que vengo a buscar es al pueblo, la gente, eso es lo que quiero, no necesito más. Aquí me siento como en casa y cada vez que tengo que irme me marcho triste, vengo a disfrutar de ustedes, ayudar en lo que pueda y caminar sus calles buscando algún músico que me enseñe lo que sabe, lo que ha aprendido en la escuela o en la vida, y si puedo dar una clase de flamenco, pues mejor...”.
Los encuentros con estudiantes de la Universidad han sido valorados de impresionantes por este amante de la cultura cubana:

“...cuando llegué a las instalaciones del ISA me explotó la cabeza al ver una escuela tan enorme, conocí parte importante de la historia de ese lugar, dialogando con el profesor Hanssell.
Allí pasan cosas todo el rato y hay un contacto musical las 24 horas, que hace que salgan de primer nivel, he visto a niños pequeños (chaborros, como decimos los gitanos), pero con mentalidad de mayores, un respeto entre ellos y hacia los profesores, con preguntas interesantes y con muchas ganas de saber.

También he notado algo que en otros lugares no pasa, y es que los profesores cumplen con esa labor porque les gustas, en otros lugares lo hacen por cobrar su dinero, pero sin vocación, y aquí disfrutan lo que hacen y se entregan por sus alumnos.
Me ha impresionado también ver que es un sitio que, además de bonito, tiene un ambiente sano y eso es muy importante...”.
Notablemente emocionado reconoce que cada uno de los encuentros con los estudiantes, le aportó todo absolutamente, haciéndome eco de sus palabras.
“...te seré sincero, apuntó, esta Escuela la conozco desde que soy pequeño, lo que pasa es que no tuve la oportunidad de venir, por muchas razones; pero es un sitio con el que he soñado toda mi vida, así que estar me ha aportado nuevas energías.
Estoy más contento por mi madre, que por mí. Toda la vida ella supo que quería venir y no podía, pero ahora su hijo ha venido a impartir un curso, entonces eso es muy fuerte, y es así...”.

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