Memorias póstumas de Blas Cubas, escrita por Joaquim Machado de Assis, y publicada por primera vez como libro en 1881, es una de las obras más relevantes de la literatura brasileña y universal. La obra se narra desde una perspectiva tan original como desafiante: la de un difunto. Desde este recurso, que convirtió a la novela en un referente del realismo literario, Machado de Assis critica con fuerza a la sociedad brasileña del siglo XIX.
«Al gusano que royó primero las frías carnes de mi cadáver dedico con recuerdo añorante estas memorias póstumas». «Obra de difunto. La he escrito con la pluma de la broma y la tinta de la melancolía, y no es difícil prever qué cosa podrá salir de semejante connubio».
Blas Cubas, el narrador y protagonista, es el antihéroe de su propia historia. Protagoniza sus memorias con desenfado y las comparte sin máscaras. Explora la crítica a la sociedad sin el compromiso de lo moralmente aceptado por los vivos. Se convierte en el bufón de su espectáculo cuando aprovecha los recuerdos adversos para elaborar frases de puro carisma. Deja en líneas —y entre ellas— la burla al amor romántico, la ambición, la búsqueda del sentido de la vida y hasta la propia muerte. Es casi tan irónico como el propio Cubas que un difunto autor haya creado una obra considerada inmortal.
La prosa de Machado de Assis destaca desde los momentos más burlescos hasta los aparentemente triviales. Su narrativa, humana a pesar de la desfachatez intencional, sumerge al lector en la novela hasta crear una conexión íntima con los personajes. Es fácil identificarse con el niño diablillo que aparece al inicio del libro, así como comprender la comodidad de Cubas en los brazos de su amor clandestino y burgués. Situaciones relacionadas con el interés personal, el fracaso o las relaciones familiares se describen con una precisión que captura todas sus complejidades. La novela se construye con hechos y personajes llenos de matices, incapaces de reducirse a una moraleja.
El desarrollo de la trama es una sucesión de fracasos: no conseguir un trabajo, no alcanzar un estatus social, no casarse con la mujer de sus sueños... Memorias póstumas de Blas Cubas no recurre a delicadezas ni clichés. Tampoco intenta redimir a sus personajes con cambios de actitud repentinos. Por el contrario, rompe con la idealización de la vida como una carrera hacia un final feliz. Esta no es la historia de un hombre utópico destinado al éxito, sino la historia de un hombre.
Son precisamente esas desilusiones las que aseguran una experiencia exquisita con personajes memorables. La novela se siente como una gala a la que se llega tarde, sin invitación, donde los demás invitados se van sin despedirse, y, aun así, el recuerdo conserva intacto el sabor a fiesta. Hoy, a más de un mes de la clausura de la Feria Internacional del Libro de La Habana, se recupera esta novela, que fue la primera publicada en la colección Literatura Latinoamericana en 1963. Esta obra, reeditada y publicada por la Casa de las Américas como parte de la colección Biblioteca del Pueblo, continúa disponible en la librería Rayuela, en El Vedado capitalino.
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