La penúltima jornada del X Coloquio Internacional La Diversidad Cultural en el Caribe «Archivos y memorias: descolonización en el Caribe», organizado por el Centro de Estudios del Caribe de la Casa de las Américas, conjugó diversos paneles que abordaron problemáticas, desafíos y oportunidades asociadas con los archivos desde diversas áreas de la educación y la promoción cultural.
A la icónica sala Manuel Galich acudieron prestigiosos académicos para participar en el panel Pasado, archivo y educación: repensando la enseñanza de historia del Caribe en la era digital. Iniciaron las intervenciones con la profesora Ania Hernández (Universidad de La Habana), quien presentó el trabajo realizado por un grupo de alrededor de 60 estudiantes de la carrera Ciencias de la Información (Facultad de Comunicación) para conformar el índice analítico de las actas de la Sociedad Económica de Amigos del País del periodo 1793-1900, cuyo edificio se ubica en la céntrica calle Carlos III de la capital cubana.
Al decir de la doctora, se trata de un proceso de transformación cultural fundado sobre la plataforma metodológica de las Humanidades digitales, disciplina que posibilita «hacer Ciencias Sociales mediante el uso de infraestructuras digitales». Con esas herramientas se han propuesto recrear el «encuentro entre la academia histórica y las entidades de la memoria», desde las condiciones conocidas y no siempre positivas.
De modo que la docente compartió en el encuentro los esfuerzos de un proyecto integrado por estudiantes y profesores para conformar «maneras agradables, vistosas y cromáticas de relacionarse con el conocimiento histórico», tan necesarias en el ámbito de los diferentes niveles de enseñanza en el país.
Seguidamente intervino el historiador José Antonio Matos (Fundación Fernando Ortiz), con el trabajo Hurgando en archivos: hilando historias. A través de una crítica al sitio web referido a una familia de hacendados que vivió en Cuba, el autor presentó la visión blanqueada, colonizada y dulce de las narrativas coloniales sobre la Historia de Cuba, que tiende a borrar las historias anónimas de los esclavos.
Sus reflexiones llamaron a descolonizar también las herramientas digitales que empleamos para estudiar, así como asumir perspectivas liberadoras antes de lanzarnos a desarrollar alguna de estas herramientas.
Asistimos más tarde a la ponencia de Rosa Marina González (Casa de las Américas), quien hizo un repaso por la presencia del Caribe en el Archivo vertical de la Casa de las Américas, y explicó cómo se desarrolla el procesamiento de los temas asociados con la región en ambas bibliotecas de la institución.
Resaltó el valor de numerosas colecciones, en las que a menudo se encuentra la única información existente referida a eventos que tuvieron lugar en la Casa. Destacó que el 92.5% del archivo se encuentra también en soporte digital; ello posibilita una forma de consulta que retrasa el deterioro físico de los documentos.
Cerró las intervenciones del panel una representante del Equipo de Educación de la Oficina Regional de la UNESCO en Cuba, con la presentación del Proyecto de enseñanza de la Historia General de África que la oficina ha puesto en práctica recientemente, con el objetivo de socializar el contenido de diez volúmenes sobre la materia organizados por un grupo de historiadores africanos.
El proyecto se propone crear, de forma colaborativa, una base de materiales diversos, atractivos, y que desde perspectivas liberadores divulguen la historia del continente africano. Para lograr productos concretos identificaron tres categorías rectoras: principales figuras históricas, principales sitios y principales hitos. De modo que cada producto responda de forma coherente a una línea clara y comprensible.
Además, destacó el mapeo de experiencias de enseñanza que han efectuado a fin de identificar prácticas educativas exitosas.
Huelga rescatar la intervención de la destacada docente e investigadora cubana, María del Carmen Barcia, quien al finalizar el panel compartió sus impresiones. Destacó que para los investigadores, en ocasiones resulta más útil consultar los documentos digitales, en tanto permiten modificar sus características: ampliar su tamaño para ver detalles, cambiar colores, etc.
En general, los participantes refirieron la necesidad de emplear las infraestructuras digitales como soporte de la investigación histórica, y la urgencia de hacerlo desde perspectivas liberadoras, que superen visiones colonialistas de las Ciencias Sociales.
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