Canción de la NT: «Una herramienta para analizar y ver con otros ojos el contexto»


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El Periódico Cubarte desde el pasado mes de noviembre ha publicado semanalmente, a modo de homenaje, entrevistas a propósito del aniversario 50 de la fundación del Movimiento de la Nueva Trova cubana, cuyas canciones han sido a lo largo de este tiempo himnos de amor, del amor grande, el amor a todo, y muchas conservan, a pesar del paso del tiempo, esa cualidad.

Hemos tenido la suerte de contar con las evocaciones y apreciaciones de notables trovadores cubanos de diferentes generaciones, entre ellos, Augusto Blanca, Gerardo Alfonso, Frank Delgado, Angelito Quintero, Marta Campos, Heydi Igualada, Inti Santana, Adrián Berazaín, o líderes e integrantes de formaciones pertenecientes al movimiento como Luis Llaguno, del Grupo Nuestra América, Adolfo Costales, de Mayohuacán, Tomás Rivero de Moncada y Roberto Novo, del dúo Los Novo.

Igualmente han accedido a participar en ese proyecto, periodistas y críticos como Norberto Codina y Pedro de la Hoz, la reconocida artista de la plástica Diana Balboa, el destacado productor musical Enrique Carballea y la admirada doctora Mildred de la Torre Molina.

El Periódico Cubarte recibe hoy con los brazos abiertos la entrevista que nos brindara Frank Padrón Nodarse (Pinar del Río, 1958), periodista, crítico de cine, narrador, poeta, ensayista, profesor, y colaborador en espacios radiales; es el guionista y conductor, desde su primera edición, del popular programa televisivo De Nuestra América.

         

Pero Frank Padrón además, tiene mucho que decir sobre la trova cubana, la vieja y la nueva, como hace en su libro Ella y yo. Diccionario personal de la trova, publicado en el año 2015 por la Editorial José Martí, en su Colección Cinquillo.

De este título, se comenta en el blog El Diablo Ilustrado:

«Es increíble como Frank Padrón ha logrado darnos en apenas 136 páginas (en formato más bien pequeño) tan intenso y abarcador panorama de la trova; que nos muestra (más bien demuestra) cuán importante es, cuan resistente ha sido, y cuánto está por promover esa canción poética cubana».

 

Para más adelante resaltar que el volumen «nos brinda una panorámica de la trova cubana, nos amplía el concepto en un fresco en el que está esbozado el papel de muchos de los nombres cardinales que marcan el paso de más de siglo y medio de un cancionero que es parte esencial de la nacionalidad cubana».

 

Estas consideraciones dan razón de por qué no podía faltar en esta serie tributo al 50 aniversario del MNT, el pensamiento de Frank Padrón.

¿Su primer recuerdo del MNT llega junto a qué figura?

Mi primer recuerdo como espectador de la Nueva Trova se remonta a mi niñez allá por Pinar de Río, mi ciudad natal, cuando se daban los encuentros del Movimiento de la Nueva Trova en el Teatro Milanés; allí entablé relaciones con varios trovadores como Rubén Galindo, con los integrantes del Grupo Nuestra América, de Matanzas, entre otros.

La primera vez que vi en persona a Pablo Milanés fue allí y recuerdo que me le acerqué y le dije que a mí me gustaba mucho la musicalización, su álbum con los versos de José Martí y sobre todo ese gran poema que se llama «Amor de ciudad grande» y me dijo: «¡Ah! Ese es un poemazo y me dio mucho gusto, lo que pasa es que nunca lo canto porque es demasiado largo».

Recuerdo también una Feria del Libro o unos carnavales, no sé, en que Sara González igualmente estuvo en Pinar del Río.

                

Esos son mis primeros recuerdos, pero ya aquí en La Habana, a partir del año 1978, comencé a asistir a recitales y encuentros de la NT, había muchos conciertos de sus representantes en el Teatro «Amadeo Roldán» y en el Parque Villalón, que se encuentra frente al mismo, también había unos encuentros que se llamaban Comenzamos, y en estos había descargas hasta tarde en la noche.

Después fui haciendo amistad con muchos de los trovadores.

¿Cuál ha sido su relación con este fenómeno estético? ¿Sólo como espectador?

Mi relación con la NT no ha sido solamente estética, como espectador, además ha sido humana, como te decía, fui conociéndolos, trabé amistad con Sara, Amaury Pérez, Silvio Rodríguez, Pablo; este último me invitó —cuando ya yo estaba bastante activo en el periodismo cultural— a una gira que realizó por todo el país y que se llamó «Amo esta isla».

Lo acompañé a la mayoría de las provincias y se solidificaron esos lazos de amistad, claro, yo escribía mucho sobre los discos, los conciertos, y esa fue la vía para que hiciera amistad con muchos de ellos.

¿Con cuáles trovadores ha tenido mayores coincidencias a nivel conceptual, ético y estético?

Mis mayores coincidencias a nivel conceptual, ético y estético, fueron justamente con Pablo, con Amaury, que fuimos amigos durante mucho tiempo, con Sara, Noel Nicola, Miriam Ramos, Augusto Blanca que es vecino mío, incluso, durante un tiempo trabajamos juntos en una peña de canciones y poesías.

Después, igualmente con la nueva generación de trovadores que siguió: Donato Poveda, Gerardo Alfonso, con quien tengo una muy buena amistad, con Polito Ibáñez, Martha Campos, Heidi Igualada… o sea que he tenido relaciones amistosas también con muchos de ellos.

¿Usted cree que los fundadores de la Nueva Trova «enseñaron a pensar» a los jóvenes cubanos?

Sí, creo que definitivamente enseñaron a pensar a los jóvenes cubanos, porque a veces se ubica a la NT en el ámbito político, también ese aspecto fue importante porque los trovadores cantaron a gestas significativas de la sociedad, la historia, el presente; trataron de entender y poetizar el presente de construcción de la nueva sociedad, pero sobre todo hicieron una canción que cualquier espacio que tocara, dígase el amor, las relaciones humanas, la sociedad, era, como se le ha llamado en algunas ocasiones —que, aunque no me gusta mucho el término, describe un poco su función—, canción pensante, en tanto invitaba y ayudaba a pensar.

Creo que sí, que influyó mucho en nuestra generación y en las subsiguientes para no solamente tener un sentido más profundo y conceptual de la canción, sino también de la vida toda; era una herramienta para analizar y ver con otros ojos el contexto.

¿Podría hablarme sobre otros recuerdos sobre Pablo Milanés?

De Pablo lo que te decía, pero no solo los recuerdos de la gira, sino también su calidez…

Tú sabes que yo tengo también el libro Ella y yo. Diccionario personal de la trova, en el que dedico una o dos páginas a cada trovador, a los fundadores de la vieja trova, Pepe Sánchez, Manuel Corona, Alberto Villalón, Rosendo Ruiz, María Teresa Vera, con los que la relación, claro, es en la distancia, porque no pude desgraciadamente conocerlos, pero al abordar a los de las nuevas generaciones, ya incorporo no solo valoraciones y comentarios sobre sus obras sino también el testimonio de mi amistad con ellos, parte de estas cosas que te he estado comentando.

En el caso de Pablo, yo coloco en su página una anécdota que ilustra su manera de ser; una vez en que comenté un nuevo disco suyo, —yo comentaba todos sus discos—, le señalé acerca de una canción, una reserva que yo tenía con el disco, dije que no me gustaría que ese tema diera inicio al fonograma, en fin, consideraciones de ese tipo, pero algo muy pequeño, nada …y una de sus esposas me dijo «qué comemierda, no entendiste nada», (risas), y Pablo, que venía detrás, me dijo por las claras: «Dile que tú escribes lo que te sale de los …» y ahí metió la palabrota.

Pablo era así, muy sincero, muy honesto, muy respetuoso con el criterio ajeno, aun cuando se le estuviera cuestionando.

                      

¿Cuál estima usted que sea el aporte fundamental de la NT a la historia de la música cubana?

Creo que esta última te la he ido contestando. El aporte de la NT para la historia de la música cubana… bueno, los nuevos trovadores dieron un «adelantón» a la canción cubana en armonía, melodías, en letras sobre todo.

Asimilaron la tradición de la vieja trova, de géneros como el filin, el bolero, incluso en el caso de grupos asumieron sonoridades como el jazz, el rock, toda la música contemporánea; un ejemplo es el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC, que fue un verdadero hallazgo para la música cubana, en términos generales y creo que las composiciones de la NT sí aportaron, tanto a nivel de letras como de música, mucho a la canción cubana.


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