De las investigaciones y la cultura en La Habana, Cuba


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El XXII Simposio de la Cultura de La Habana, celebrado del 9 al 11 de noviembre de 2016, evidenció el interés y la importancia concedida a las investigaciones sobre el “escudo” de toda nación o territorio, lo más autóctono de la sociedad, sus raíces culturales y naturales, huella de la identidad y defensa principal de lo mejor del ser humano.

El evento convocado por la Dirección Provincial de Cultura en la capital estuvo dedicado al 135 natalicio del sabio cubano Don Fernando Ortiz y al 50 aniversario del libro Biografía de un Cimarrón.

La cultura es expresión de la conciencia creada en la actividad histórico-social, representativa de la personalidad individual y grupal de una época y un espacio que integra modos de vida, conductas, costumbres, tradiciones, conocimientos, representaciones de la materialidad creada por la humanidad, espiritualidad y su cosmovisión de las relaciones con el entorno humano y natural.

De todo ello trató el evento que acogió a unas cien ponencias, las que fueron debatidas en cinco comisiones que sesionaron en espacios emblemáticos de la capital cubana; así, las casas de África, de la Obra Pía y Simón Bolívar resultaron excelentes escenarios para las comisiones creadas que versaron sobre “Necesidades culturales”; “Historia, identidad y tradiciones”; Arquitectura, urbanismo y conservación del patrimonio cultural y medio ambiental”; “Necesidades culturales”; “Creación artístico-literaria, promoción y reanimación cultural” y  “Enseñanza artística”.    

En el museo Casa de África –sede de la comisión no. 2- se dio la bienvenida a los participantes, a cargo del director de la entidad y se disfrutó de un bonito espectáculo cultural con jóvenes talentos.

Como institución cultura, esta edificación abrió sus puertas por primera vez el 6 de enero de 1986, y es fiel exponente y muestra de cuanto es posible alcanzar con un intercambio cultural, ajeno a todo interés mercantil. El museo es diálogo constante de ese continente con esta isla caribeña de importantes ingredientes, de un excelente “ajiaco cultural”, con un sabor y olor exquisito, el que emana del orgullo de lo nuestro.

En el museo, se exhiben más de dos mil piezas, desde apreciables tallas en madera hasta minúsculas piezas en marfil. La edificación que ocupa la Casa de África fue construida en el año 1887 como edificio de vivienda en las plantas superiores y almacén de tabaco en la planta baja.

El museo “La Casa de la Obra Pía” fue fundado el 16 de noviembre de 1983 y en sus locales sesionó la comisión no. 1. Otrora, esta edificación fue una de las de mayor distinción durante la época colonial. Actualmente exhibe una hermosa colección de artes decorativas y mobiliario que representa el modo de vida de la aristocracia habanera del siglo XIX.

La Casa Museo Simón Bolívar, donde sesionaron las comisiones 3, 4 y 5, tiene por sede un antiguo palacio doméstico construido entre 1806 y 1817. Fiel exponente de la arquitectura neoclásica imperante en la primera mitad del siglo XIX habanero, tuvo entre sus principales moradores a los marqueses de Aguas Claras y condes de Villanueva. Esta magnífica construcción abrió sus puertas como Casa Museo el 24 de julio de 1993, aniversario del natalicio del Libertador y posee como objetivo esencial el estudio y la difusión del pensamiento bolivariano, así como sus hazañas y hechos históricos.

En su carácter pedagógico este museo le aporta a la educación, que siempre es clasista, la voluntad de una época encarnada y representada en un grupo de hombres dirigido por el recio pensamiento y la acción de quien fuera líder indiscutible de la libertad de esta tierra americana nuestra, Simón Bolívar.

El trabajo comunitario, la salvaguarda del patrimonio, la didáctica de la enseñanza artística, el solfeo cubano, la armonía, el jazz, las tradiciones, el fortalecimiento de la identidad, las raíces africanas, nuevas y viejas necesidades, la arquitectura moderna, los pecios con historias sumergidas que salen a flote, de lo popular, del barrio y su gente, de hazañas cotidianas, de patrimonio, de todo ello y más trató el Simposio en tres extensas e intensas jornadas de debate y reflexión.

En su clausura, realizada también en la Casa de África por la Directora Provincial de Cultura, los representantes del jurado de cada comisión explicaron sus consideraciones, entre las que se destacó de manera común la necesidad de la aplicación de los resultados del evento a la práctica social, “que no se queden engavetadas” las diferentes sugerencias; y es bien cierto, la inmensa mayoría de los eventos son para escuchar resultados de las investigaciones pero no sus aplicaciones, por lo que valdría la pena hacer, de vez en cuando y de cuando en vez, un evento que sea un análisis de lo realmente aplicado y generalizado en la práctica social de todos los aportes de eventos anteriores.

Como colofón, menciones, lugares y premios especiales fueron otorgados a más de veinte investigadores y especialistas entre las cinco comisiones como estímulo a sus resultados presentados en este evento. Alegría, asombro, emociones, en general, matizaron la entrega de diplomas, libros y artesanías.

Un hecho notabilísimo fue la entrega de estos premios por un grupo de personas con el síndrome de Dawn. Ver la alegría en el rostro de cada uno de ellos, la espera del beso, verlos felices y útiles a la sociedad fue un momento de singular significación espiritual para los presentes.

Cuánto se puede alcanzar cuando la cultura se emplea no para vender una imagen, o por intereses mercantiles, o para imponer modos que nos son ajeno, para desideologizarnos, para comernos por dentro a través de úlceras y cánceres culturales, o cuando por falsos patrones o populismo predomina el mal gusto y la chabacanería.

Como antídoto, nuestra diversidad cultural, nuestra diversidad histórico-social, pero nuestra, como el tronco de las ramas del que habló Martí. La cultura debe ser para alcanzar la mayor suma de felicidad posible, para agradecerle a la Pacha mama y al Dios Ra.

La clausura del evento fue acompañada con una invitación para el XXIII Simposio en 2018 y con la entrega de varios artistas que dieron colorido al cierre de unas cortinas imaginarias que recorrieron desde violines y contrabajos hasta el negrito del barrio, sí, no se asombre, porque así es nuestro ajiaco.



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