Festival de Poesía de La Habana rinde tributo a José Martí en su 130 aniversario


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Con un tributo a José Martí en el 130 aniversario de su muerte, inició este lunes el Festival Internacional de Poesía de La Habana: poemas y canciones homenajearon al Apóstol, que también llevaba en su pluma la lírica más sincera.

 

En un primer momento, Marlene Vázquez, directora del Centro de Estudios Martianos de Cuba, explicó a los participantes en el evento las funciones de esta institución fundada en 1977, que tiene sus raíces en el trabajo previo desarrollado en la Sala Martí de la Biblioteca Nacional. Destacó que “no fue casualidad que entre sus fundadores hubiera poetas y figuras destacadas de la intelectualidad cubana”, como el primer director, Roberto Fernández Retamar, a quien describió como “una de las grandes voces políticas del país”. 

 

Enfatizó que el Centro tiene como objetivo principal “investigar y promover la obra de José Martí”. Entre sus iniciativas fundamentales, mencionó tres: edición crítica de las Obras Completas de Martí: “nuestro proyecto más relevante: un análisis minucioso que coteja originales y primeras ediciones, con notas e índices detallados. Sirve de herramienta esencial para académicos, estudiantes y el público”; el archivo documental, que preserva manuscritos y documentos históricos vinculados al prócer; y la sala de manuscritos, espacio dedicado a la consulta especializada. 

 

Martí es un “mago de la palabra” cuyo poder expresivo sorprende incluso a sus estudiosos, comentó Marlene Vázquez, directora del CEM. Fotos: De la autora

 

La investigadora subrayó el legado interdisciplinario del centro, heredero de una tradición que integra poesía, investigación y pensamiento crítico, en línea con el espíritu integrador de Martí.  “No es un autor sencillo”, afirmó Marlene Vázquez, destacando que su obra “requiere una lectura detenida que no se agota nunca”. Con base en su experiencia, señaló: “Incluso al releer un mismo texto diez, quince o veinte veces, siempre descubres nuevos sentidos”. Recomendó iniciar el acercamiento a su legado por el epistolario, pues “Martí toca la fibra más íntima de cada ser humano”.

 

A tono con el evento, Vázquez subrayó que, más allá de los géneros formales, “cada texto de Martí —sea carta, proclama política, discurso o apunte íntimo— es poesía”. Lo definió como un “mago de la palabra” cuyo poder expresivo sorprende incluso a sus estudiosos: “A veces, con colegas que llevamos décadas analizándolo, nos preguntamos: ‘¿Has visto qué manera de escribir tenía este hombre?’”. 

 

Enfatizó que ningún tema le fue ajeno al prócer cubano: desde los avances científicos del siglo XIX hasta los dilemas filosóficos universales. “Estaba al tanto de literaturas y realidades distantes, como Vietnam —llamado entonces Anam—, un territorio colonial francés que muchos solo veían como exótico”. Esta amplitud, según la investigadora, explica por qué su obra ha sido traducida a lenguas tan diversas como el coreano, japonés, hindi, serbio, húngaro y checo, además de los idiomas europeos dominantes. 

 

“Martí es Cuba, pero también es la humanidad. Pertenece a los grandes pensadores universales: nosotros, cubanos y latinoamericanos, tenemos el privilegio de llamarlo ‘nuestro’, pero su legado es siempre… del mundo”.

 

Luego el historiador Julio César Sánchez Inciarte, fundador de algo tan utópico como un festival de poesía en Pilón, recordó un pasaje martiano que lo conmovió: “Recientemente releí un apunte de Martí sobre los momentos supremos de su vida, donde menciona la ingratitud en la cárcel, cuando su familia parte. Me pregunto: ¿de qué ingratitud hablaba? Es una idea suelta que invita a reflexionar”.

 

Sobre su conexión con Martí, afirmó: “Comencé a estudiarlo en octavo grado, en la escuela Pablo A. Torriente Brau de Miramar, y jamás lo abandoné. Incluso en los años 80, cuando intenté hacer un doctorado sobre él y me lo rechazaron porque ‘no era una línea de investigación’, preferí quedarme con Martí antes que con el título”. Describió su vínculo con la Isla de la Juventud: “Tuve el privilegio de vivir allí y dirigir el Museo de El Abra. Esos 65 días marcaron su vida… y la mía. Entrar en ese cuarto pequeño, intacto desde el ciclón del 26, es sentir aún su respiración, sus pesadillas del presidio, sus sueños”.

 

Reflexionó sobre el simbolismo del lugar: “Martí solo vivió 42 años, y en Cuba apenas 16. Sin embargo, fue más cubano que muchos. En Isla de Pinos dejó huellas: el mármol de su monumento en la Plaza de la Revolución proviene de allí, igual que el de Santa Ifigenia. Esa tierra aún tiene historias que contar”.

 

Finalmente, resaltó el valor sagrado de la ceiba plantada por emigrados cerca de El Abra, un árbol que, como Martí, sigue dando sombra y raíces a Cuba.

 

 “Los poetas visitarán escuelas, comunidades y centros científicos como el CIGB y el Instituto Finlay, reafirmando su compromiso con el pueblo”.

 

El Festival Internacional de Poesía de La Habana, dedicado a José Martí, reúne hasta el 31 de mayo a poetas de Cuba, China, EE.UU., Países Bajos, Serbia, África y América Latina. Entre sus actividades destacan el Encuentro de Poetas por la Paz —dedicado a Palestina— en la Biblioteca Nacional y un homenaje al Apóstol con el historiador Pedro Pablo Rodríguez.

 

Alex Pausides, presidente del evento, subrayó su vocación popular: "Los poetas visitarán escuelas, comunidades y centros científicos como el CIGB y el Instituto Finlay, reafirmando su compromiso con el pueblo". Resaltó también la Escuela de Poesía, proyecto clave para “fomentar la creación literaria en niños, profesores y bibliotecarios”.

El jueves 29 se leerá Vindicación de Cuba de Martí, texto que “mantiene vigencia en la lucha contra el imperialismo”, seguido de recitales por la paz y Palestina. La sede principal será el Centro Cultural Dulce María Loynaz.


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