Inauguran en Bellas Artes exposición antológica de Antonia Eiriz


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Obra Una tribuna para la paz democrática (1968)

El respeto de que goza la obra de Antonia Eiriz (La Habana, 1929-Miami, 1995), libró de todo anacronismo el minuto de silencio guardado en su memoria este jueves en el Museo Nacional de Bellas Artes a pedido de su director, Jorge Fernández Torres, como preámbulo a la inauguración de una muestra antológica de la controversial artista, incluida dentro del programa de la 14 Bienal de La Habana.

En sus palabras, el también crítico de arte felicitó al curador del proyecto, Lic. Roberto Cobas Amate, por asumir tamaño reto y recordó que desde 1964 esta institución no albergaba en sus salas una exposición de tamaña envergadura dedicada a ella, como lo es Antonia Eiriz, el desgarramiento de la sinceridad.

“Realmente, esta es una exposición que todos estábamos esperando. Antonia fue la Nueva Figuración, fue la continuidad en Cuba del camino que abrieron Francis Bacon, Saura, Miyares, en Europa; pero también fue la continuidad de esa Otra Figuración de Noé, de Deira, de  De La Vega, de todos esos artistas argentinos que empezaron ya con esta Post-Figuración en los 60.

Pero Antonia fue capaz de no quedarse en la metodología, sino de recontextualizar esos discursos y llevarlos a la realidad cubana”.

Otro de los aportes de la artista señalado por Torres Fernández fue la realización de una pieza como Una tribuna para la paz democrática, anuncio de lo que sería en Cuba la instalación en arte contemporáneo y, a la vez, una memoria de lo que fue para el mundo el año 1968, etapa de fuertes debates, “de momentos duros para la cultura” al interior de la Mayor de las Antillas.

“Y Antonia apostó por la sinceridad. El artista tiene que tener un compromiso con su país y con su historia, pero no puede ser un cobarde; tiene que tener la valentía para hablar de lo que toca hablar en cada momento. Y ahí está ese monumento a la sinceridad que es esta obra y esta exposición”.

De izquierda a derecha, Norma Rodríguez Derivet, presidenta del Consejo Nacional de las Artes Plásticas; Lic. Roberto Cobas Amate, curador;  Jorge Fernández Torres, director del MNBA y Dra. Lázara Menéndez, profesora de la UH

A la postura ética de Antonia Eiriz también se refirió la Dra. Lázara Menéndez, profesora titular de la Universidad de La Habana, quien comenzó agradeciendo a Antonia Eiriz, por la obra que nos legó; a Roberto Cobas, por ser el responsable de esta curaduría y “al Museo Nacional de Bellas Artes por acoger la muestra antológica de una de las figuras más descollantes de la década del 60 del panorama nacional”.

Calificó de extraordinario el proyecto de la exposición al exhibir la monumental obra realizada en ese decenio, la cual apeló y apela al intelecto crítico.

“La obra de Antonia, en mi opinión, seduce porque con mucha fuerza va contra la superficialidad y la indiferencia ética y estética. No trató de adecuarse a los tiempos, bregó duramente para defender el arte, incluso desde el obstinado silencio que es capaz de incubar un relámpago.

Cuando desde el pensamiento estético, sociológico o político no se logra reconocer el estatus intelectual de la diferencia, la inteligencia incisiva y la capacidad creadora de artistas como Antonia Eiriz han estado ahí para vencer la prueba de las incomprensiones, los malos entendidos, las sospechas y el silencio”, expresó.

Cuarenta obras entre pinturas, grabados y ensamblajes integran la exposición Antonia Eiriz, el desgarramiento de la sinceridad, abierta al público hasta el 28 de febrero próximo en la Sala Transitoria del tercer piso del Edificio de Arte Cubano.


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