Cada año, publico un trabajo sobre lo sucedido en las TIC en los pasados doce meses y algunas proyecciones de lo que se nos vendrá encima para los 365 días siguientes. Esta vez decidí cambiar el tono, sin olvidar algunas cosas sucedidas, las cuales pueden resumirse en más y más desarrollo. No sólo de tecnologías que nos rodean, sino de muchas que van formando parte casi de nuestro cuerpo y de nuestro ser diario a nivel mundial y sin olvidar avances en nuestros lares, no obstante las limitaciones obvias que se nos presentaron.
Casi un par de décadas atrás, cuando se comenzó a manejar la frase utilizada como título, me llamó la atención el uso de la preposición, pues el cambio entre “de” y “para”, no era una simple variación gramatical, sino que, en un proyecto social como el nuestro, su significado podía ir un poco más allá.
Pasado un tiempo fui conociendo personas que tenían preocupaciones similares, entre ellas, el profesor Néstor del Prado, profundo defensor de la utilización de la preposición “para” en la frase, como definición del objetivo que, en realidad se deseaba para este proceso de introducción de las nuevas tecnologías, dentro del sistema de desarrollo de la sociedad cubana de nuestros tiempos.
Con esa mirada hacia lo hecho, es fácilmente detectable el avance logrado en años. Introducción, asimilación y desarrollo de las antiguas tecnologías traídas desde los países de Europa Oriental (CAME, SUMCE, EC desde 1020 hasta 1065), grandes máquinas que resolvieron muchísimos problemas. Sumado, nuestro desarrollo particular de equipamiento en ese mundo, no sólo en computadoras propiamente dichas, sino en toda una industria de equipamiento digital, dirigidos fundamentalmente al campo de la salud.
Vivimos también el cambio. La llegada desde 1983 de las PC, que hoy ya no pudieran ser siquiera equipamiento de juguetería y, una década después, los iniciales accesos a la red de redes, hoy los móviles, la WIFI y todo lo que ello ha implicado.
Periódicamente salen informaciones sobre adelantos, cambios y proyectos, todos bienvenidos, no obstante ser algunos a mucho más largo plazo que el deseado en este país pequeño, pero igualmente ubicado en pleno siglo XXI y con millones, entre graduados de todas los niveles medios y superiores de enseñanza técnica y en general, también con muy alta preparación educacional.
Cuando se hace un balance de los últimos 12 meses, se notan los cambios, pero, en honor a la verdad, en este campo de las tecnologías, parecen más como elementos aislados que no responden a un sistema. Son soluciones (grandes o pequeñas), aquí o allá, con este sabor de parches, o si se quiere, con la falta de sabor sobre un sistema organizado, donde, sin olvidar nuestras reales limitaciones, aparezca cada pieza con la forma necesaria para la que será su empate, y esta a su vez, con la sucesora que también conformará el mapa necesario de desarrollo.
Quiérase o no, se nota la falta al extremo de una política en este proceso de informatización PARA la sociedad cubana, la cual no sólo resuelva el necesario día a día, sino la proyección segura de lo que se necesita en conjunto, imbricando cada parte componente del sistema.
Culminó un año más y la referida política sigue como asignatura pendiente y anunciada periódicamente para fecha próxima. Tendrá que ser una urgentemente. Quién sabe si no la mejor, ni siquiera la más amplia. La vida irá definiendo los cambios en un mundo de TIC, donde literalmente, lo planificado en la mañana, puede ser obsoleto en la noche.
Por ahí andan los análisis de lo pasado y lo posible para el futuro y con ello el cumplir con mis opiniones habituales, en cada repetitivo período de la Tierra alrededor del Sol, en estas tierras caribeñas.
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