“¿Qué es el arte, sino el modo más corto de llegar al triunfo de la verdad, y deponerlaa la vez, de manera que perdure y centellee en las mentes y en los corazones?”, J.J.Martí

“No dejaremos de explorar/ Y el fin de nuestra búsqueda/ Será llegar a donde comenzamos/ Y conocer el lugar por primera vez”, T. S Eliot

Si etiquetar, catalogar y en definitiva separar, ha sido práctica constante de enciclopedistas y ciertos estudiosos del arte, se ha dado —para suerte y bien de la humanidad— otra tendencia creadora que viaja a la semilla y deviene integradora, totalizadora del espíritu, la cultura y el hombre.

Son los “Poetas, músicos y pintores” que cumplen su “tarea”, según ese gran intelectual y crítico de arte que fue José Martí. La misión de “traer a la tierra las armonías que vagan en el espacio de los cielos, y las concepciones impalpables que se agitan en los espacios del espíritu”.

Uno de estos vencedores es el artista visual cubano Felipe Dulzaides. Poeta victorioso en tiempos en los que la fragmentación, la banalización y el desapego con el todo colectivo, se intentan naturalizar. Es por eso, esencialmente, por lo que “Formalmente”, su muestra personal en la capitalina Galería Habana, deviene en oasis, inhalación de arte puro.

La exposición, curada por el propio Dulzaides y la cuarta que realiza en este su laboratorio-vitrina en La Habana, se conforma por veintiseis piezas —entre dibujo, pintura, gráfica, fotografía y objetos esculturados—, realizadas en los últimos doce años. Una especie de retrospectiva que incluye piezas de varias de sus series: Recordar es construir, FD plays FD, Círculo Entero, Levantamientos...

Las obras de Formalmente resultan en sí misma en síntesis o pastiches del arte vanguardista precedente, aunque con un marcado acento conceptual y minimalista. Se asoman por caminos formales, los signos del abstraccionismo geométrico, el constructivismo o el arte óptico, mas no para representar el movimiento, sino la “estática milagrosa”. La intención es otra. Igual pasa con el Arte Povera o sus objetos encontrados. No es la representación de las formas sino de los sentidos, de ahí su recurrir a la poesía.

Son como un plug de conexiones y tropos. Lo autorreferencial se nos vuelve épico y un autorretrato de Dulzaides se nos antoja un retrato de época. Y sus metáforasencontradas en la cotidianidad, la expresión más lirica de nuestras anomias, redundancias y vacíos. 

Hay aquí no solo fotografías que documentan sus intervenciones o accidentales descubrimientos, hay también sutiles intervenciones en las paredes de la galería. Rodeando la ya intervenida columna de la galería se esparce Concatenación, botón de muestra de sus acercamientos a la arquitectura y los espacios urbanísticos.

Dulzaides va a encontrarse en la poesía y nos comparte sus códigos. Con ellos dialogan las piezas entre sí, entretejiéndose un continuum que enriquece las lecturas.

Motivo recurrente es contrapunteo entre la línea y el circulo, que alude a otros pares contrarios o complementarios como el yin y el yang: la fuga y el retorno, lo natural y lo artificioso, lo espontáneo y lo normado…

Como otra estrofa de ese gran poema en construcción, el pasado 27 de marzo en el Edificio de Arte Cubano del Museo de Bellas Artes, Felipe Dulzaides presentó el libro de artista Siguiendo una naranja. Velada en la que se pudo disfrutar de tres de sus videoartes: Persiguiendo una naranja, Qué linda es la nieve y A un paso del corazón.

Felipe Dulzaides (La Habana, 1965) nació en el seno de una familia de intelectuales, es hijo del pianista, arreglista y compositor Felipe Dulzaides Badía, uno de los impulsores del jazz en Cuba. Estudió Teatro en el Instituto Superior de Arte y más adelante fotografía documental. Mientras realizaba su maestría en el Instituto de Arte de San Francisco, su trabajo evolucionó hacia arte multimedial “expandido y conceptual”. Ha incursionado con éxito en el performances. Su obra ha sido expuesta en museos, centros de artes, bienales y en diversos espacios públicos. Piezas suyas forman parte de colecciones privadas y públicas. Después de varios años de residencia y trabajo en Italia y los Estados Unidos, regresó recientemente a La Habana.