MNT: “La necesidad de expresar en cada canción con valores poéticos, los temas más profundos”


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El Movimiento de la Nueva Trova cumple 50 años ya, lo que determina que no es tan joven, sin embargo, tal y como le pasa a muchos mayores, su esencia y espíritu siguen frescos en algunos de sus cultores más experimentados y, claro, en los más jóvenes que aportan sus aires de renovación.

De todas maneras, el MNT merece mucha veneración; sus canciones han sido, a lo largo de su vida himnos de amor, del amor grande, el amor a todo, y muchas conservan, a pesar del paso del tiempo, esa cualidad.

El MNT fue en sus primeros años un fenómeno peculiar de ruptura y a la vez veneración de los ancestros musicales; son muchos los creadores cubanos que están afiliados a este movimiento; diferentes generaciones con denominadores comunes: voz, poesía y música, para compartir ideas de revolución, rebeldía, irreverencia, compromiso, fidelidad, patriotismo y amor.

El Periódico Cubarte, ha querido tributar al programa de conmemoración de este aniversario 50 del MNT, una serie de entrevistas con trovadores de diferentes generaciones, herederos todos, tanto de Sindo Garay, Pepe Sánchez y Manuel Corona, como de Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Noel Nicola y Vicente Feliú.

El grupo matancero Nuestra América, es un ejemplo de constancia y trabajo abnegado en el tiempo; fundadora por derecho propio del MNT, la formación vocal-instrumental aún se mantiene activa desde su nacimiento en el año 1973 en el Instituto Preuniversitario José Smith Comas, de Cárdenas.

Luis Llaguno, director fundador de la agrupación, es un músico altamente respetado en la Isla; presidió el MNT en la provincia Matanzas durante todos los años en que la organización existió y ahora es el presidente provincial de la filial de Música de la UNEAC. 

Nuestra América es considerada una de las mejores agrupaciones vocales instrumentales del país, con un trabajo profesional serio y sostenido; distingue a esta formación el magnífico trabajo vocal, el manejo de matices y empaste de sus voces, así como el acertado uso del contrapunto, lo que le ha hecho acreedora de un sello sonoro que permite reconocerla acertadamente en medio del extenso panorama musical cubano.

La amplia producción discográfica del grupo, ha contado, en gran medida, con la dirección musical del maestro Frank Fernández, quien en el año 1980 en los estudios de la EGREM, bajo el sello Areito, les producía el primer disco: Nuestra América, con los éxitos de sus primeros años como artistas aficionados y de la Nueva Trova.

La labor del Grupo Nuestra América, es encomiable, y resalta en su historia cultural el aporte sistemático y extraordinario al enriquecimiento espiritual de los matanceros.

El Periódico Cubarte tuvo el inmenso placer de conversar con Luis Llaguno, quien hizo interesantes revelaciones y evocó momentos cardinales de la trayectoria de la prestigiosa formación musical que lidera.

—¿Su primer recuerdo de la Nueva Trova llega con qué figura?

Mi primer contacto con la Nueva Trova fue en el año 1967 cuando todavía no existía el movimiento; fue en la casa de unos amigos en Varadero que me invitaron a una descarga con Silvio Rodríguez. Allí lo escuché por primera vez en vivo. ¡Fue inolvidable!

Por otra parte, mi padre, español, vasco, exiliado político en Cuba por haber luchado contra Francisco Franco en la Guerra Civil Española, escuchaba cada noche, con la añoranza por su tierra, Radio Nacional de España. Así increíblemente comencé a escuchar la música latinoamericana y a cantautores españoles y latinoamericanos, como Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Los Fronterizos, Violeta Parra, entre otros.

La influencia que me causó Silvio por su manera de crear, de tocar la guitarra, de decir la canción; de Serrat, unida a la de The Beatles, que escuchábamos los jóvenes casi escondidos por la emisora radial WQEM, y la música cubana popular y clásica que escuchaban mi madre y mi hermana mayor (que pertenecía a una academia musical cantando, bailando y tocando el piano( fueron sin dudas las que marcaron fuertemente mis gustos musicales.

—Fundar junto a sus otros compañeros de la Universidad el Grupo Nuestra América, ¿fue su primera experiencia musical?

No. En 1964 cuando estudiaba en la Secundaria, luego de haber formado varias agrupaciones musicales desde la Primaria, comienzo de manera más estable en un cuarteto vocal acompañado por un piano y otro cuarteto vocal instrumental. El primero fue llamado Cuarteto Víctimas de la Coubre, que era el nombre de la escuela, y el segundo Los Musetas, con la estructura de Los Beatles. 

Con estas agrupaciones, que duraron 3 y 5 años, respectivamente, participamos en los primeros festivales nacionales de aficionados alcanzando primeros lugares nacionales con ambas en Cienfuegos, en 1967 y en Santiago de Cuba en 1968.

En los repertorios del cuarteto Víctimas de la Coubre y del Coro del Pre universitario José Smith que dirigí desde 1970 hasta 1973, ya cantábamos canciones de Silvio Rodríguez, Martín Rojas y otros cantautores.

Fue inolvidable para los graduados del Preuniversitario en el 1970 la actuación de nuestro coro, porque en nuestra graduación en el Teatro Cárdenas, cantamos «La Era está pariendo un corazón» con un arreglo vocal mío. Todavía no existía el Movimiento.

—¿Fue suya la idea de formar Nuestra América?

La idea fue de Javier Herrera, trovador de Cárdenas. Él era unos años menor que yo, pero conocía por sus hermanos de mi característica de promotor cultural y mi experiencia en la dirección de grupos musicales. Un buen día llegó muy animado de un Festival Nacional de la FEEM y me propuso crear el grupo.

Fue así que, de una selección de jóvenes del preuniversitario pertenecientes al coro, surgió Nuestra América.

—¿Quiénes fueron los fundadores?

Integraron el grupo en los inicios: Fátima Fernández, Beatriz Posada, Javier Herrera, José Antonio Olivera, Rubén Rodríguez, Mario Hernández (Ali), Tirso Diaz, Luis Llaguno. A partir de 1977 entra Dolores Márquez, Loly, quien desde entonces me acompaña en la vida y en la música. 

En 1984 en un concierto en el Teatro Nacional, compartido y presentado por Silvio Rodríguez, comenzamos nuestra vida artística profesional, tras once años de pertenecer al Movimiento de Artistas Aficionados y ser ganadores de los primeros premios en los festivales nacionales de la FEEM y la FEU, (nueve en total), así como dos premios internacionales otorgados por la Organización Continental Latinoamericana de Estudiantes (OCLAE) y la Unión Internacional de Estudiantes (UIE), mientras cursábamos diferentes carreras universitarias, de las que todos nos graduamos, las ejercimos y cumplimos el Servicio Social.  

En esta nueva etapa como profesionales, los integrantes del grupo cursamos los estudios de Nivel Medio en Música, y nos graduamos en diferentes especialidades.

—¿En qué fecha ingresa el grupo al MNT?

La entrada de Nuestra América al MNT tuvo un retardo provocado por incomprensiones y limitaciones de aquellos años. La mayoría de los integrantes que fundamos el grupo éramos católicos prácticos. En las primeras visitas que Silvio realiza a Matanzas para contactar con los trovadores ante la inminente creación del movimiento, los prejuicios de la época provocaron que dirigentes de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) nos ocultaran. 

Lamentablemente trataron de desintegrarnos. Es por esto que Silvio, en su blog Segunda Cita escribe:

«El resultado de mi búsqueda quizás merezca otra entrada, otro post y otro día, pero fueron muchos y muy buenos los hacedores de canciones que hallé, baste mencionar al grupo Nuestra América, fundado y dirigido por el tenaz Luis Llaguno. Por entonces ellos cursaban el preuniversitario y eran católicos practicantes. Los prejuicios religiosos de aquellos años se confabulaban para escondérmelos, hasta que al fin di con ellos en un acto de su escuela y después no paré hasta verlos inscritos en el MNT».

Desgraciadamente ya creado el movimiento cuando Noel Nicola viene a Matanzas como presidente nacional a fundar la dirección de la organización, tuvo que exigir que si el presidente en Matanzas no era Luis Llaguno, Matanzas no tendría movimiento. 

Esta es la verdadera historia de la que nunca he hablado.

La dirección nacional del MNT conociendo las interioridades de nuestra historia, sabiendo que desde antes del 1973 ya hacíamos nueva canción y teniendo en cuenta el conflicto, reconoció nuestra condición de fundadores nacionales del movimiento, razón por la cual recibimos la Medalla X Aniversario y recientemente la Moneda 50 Aniversario. Fui el único presidente provincial en Matanzas además, miembro del ejecutivo nacional del MNT en poco tiempo y durante todos los años que existió el MNT como movimiento organizado.

—Nuestra América se distingue desde sus inicios por su personal trabajo vocal. En las notas del disco «Sarabanda», segundo de la agrupación y grabado en la EGREM en 1989, Silvio Rodríguez asegura que este es su «carta de triunfo y su mayor tesoro ¿Es esta una iniciativa propia o una influencia de otra alineación?

Toda mi vida desde joven he sentido la necesidad de expresar la música a través del trabajo vocal que tiene su origen en mi formación coral desde muy temprana edad en la Iglesia, además de un talento especial que fui desarrollando para los arreglos vocales. Todas las agrupaciones que dirigí realizaron un trabajo vocal y esta característica ha pasado a formar parte importante de la identidad de Nuestra América durante estos 50 años de vida.

Sería muy interesante que me hablara sobre la vinculación especial con el Consejo Ecuménico, Consejo Nacional de iglesias, y la iglesia Católica en Cuba y sobre los conciertos en templos y en eventos especiales, fundamentalmente sobre los conciertos de Navidad por varias iglesias, centros ecuménicos y catedrales del país. 

Casi desde los inicios de Nuestra América, hemos sentido como artistas cristianos la necesidad y el compromiso de crear un espacio en nuestra sociedad para la canción cristiana y su mensaje, la cual aún no cuenta con su justa promoción en los medios de la radio y la televisión nacionales.

Por eso, hemos realizado nuestros Conciertos de Música Cristiana y de Navidad en las distintas Iglesias a lo largo de más de 40 años por todo el país; como fruto de este empeño, hicimos la primera grabación en Cuba después de 1959, de la Misa Cubana No.1 en los Estudios de la EGREM, compuesta por un matrimonio Episcopal, obra a la que le hice todas las orquestaciones y los arreglos vocales para que Nuestra América la interpretara; salió a la luz en 1992 bajo el sello AREITO y también la cantamos en Montreal, Canadá en 1993, celebrando los 50 años de presencia Misionera de los sacerdotes de Misiones Extranjeras Canadienses en Cuba.

—¿Cuál fue la participación de usted y su esposa Loly en el Festival de Música Cristiana «Perlita Moré»?.

La dirección general y artística del «Festival de Música Cristiana Perlita Moré» que realizamos durante 14 años fue hermosa y entrañable; éste fue un Concurso Nacional de Composición e Interpretación auspiciado por la diócesis de la Iglesia Católica de Matanzas y realizado en la Iglesia de Nuestra Señora de Fátima en Varadero.

Los reconocimientos como: Distinción por la Cultura Nacional y el Compromiso Cristiano entregada por el Consejo Ecuménico de Cuba, la Medalla por la Visita de Juan Pablo II a Cuba otorgada por la Conferencia de Obispos de Cuba, y el Reconocimiento de la Sección de Cultura de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba por la notable contribución a la difusión de los valores cristianos y a la cultura católica en nuestra Patria, nos llenan de profunda satisfacción y gratitud.

—El grupo que dirige también se caracteriza por la versatilidad de su repertorio en cuanto a géneros ¿Podría comentar a los lectores de Cubarte sobre este empeño?

Nosotros hemos cultivado géneros latinoamericanos, cubanos, españoles, norteamericanos, ingleses, en fin, los enriquecíamos con nuestras versiones interpretativas vocales e instrumentales. Esta es la razón de nuestro amplio y rico repertorio en cuanto a la diversidad de géneros musicales que hemos interpretado. Nunca fuimos folkloristas, sino que llevamos al repertorio versiones que recreábamos con los arreglos vocales.

Nuestro repertorio siempre ha viajado por lo mejor de la nueva canción cubana e internacional en un abanico extenso de ritmos y géneros musicales, conocidos cantos latinoamericanos, canciones de la vieja y nueva trova, así como composiciones propias.

Lo menos conocido en los medios ha sido nuestra obra en la música religiosa, donde puede encontrarse la misma identidad de Nuestra América en cuanto a textos, interpretación y trabajo vocal.

—¿Quisiera evocar la última misa que San Juan Pablo II celebrara en La Habana como Sumo Pontífice en 1998?

 La visita de San Juan Pablo II a Cuba, fue un momento histórico de gran significación no sólo para los católicos cubanos sino para todo el pueblo cubano. Fue algo inolvidable para nosotros. Dos canciones de mi autoría fueron seleccionadas para interpretarlas con Nuestra América: «Santo Padre» y «Morena mía», esta última dedicada a la Virgen de la Caridad y que fue cantada en la procesión con la imagen de la Virgen en la entrada a la misa en la Plaza de la Revolución en La Habana en enero de 1998.

—¿Cuánto le costó a Nuestra América triunfar radicando en Matanzas?

Siempre he dicho que triunfar desde la provincia tiene un costo alto y nosotros preferimos pagarlo. Muchos trovadores se han visto obligados, para darse a conocer, a emigrar a la capital. Nosotros a pesar de todas las dificultades decidimos permanecer en Matanzas y creo que trabajando duro, y luchando con el apoyo de muchos que creyeron en nosotros y nos ayudaron a lo largo de estos años como Silvio Rodríguez, el maestro Frank Fernández, y otros, hoy contamos con la admiración y el reconocimiento del pueblo cubano y el matancero que nos sigue, y con sus aplausos y su admiración nos hacen continuar trabajando con orgullo para él.

—Al paso del tiempo, ¿cuál es la mayor satisfacción que le brinda haber dedicado tantos años de su vida a dirigir el MNT en Matanzas?

Al pasar los años siento la satisfacción de que Matanzas ya a fines de la década del 70 era la provincia de mayor membresía del país en el MNT y hoy por hoy, gran parte de aquellos jóvenes, son personalidades de la música y forman parte de la vanguardia artística de la cultura cubana, dentro y fuera de Cuba.

—¿Cree que los fundadores de la NT « enseñaron a pensar a los jóvenes cubanos?

El movimiento, fue muy rico en la diversidad de géneros musicales de sus trovadores y agrupaciones en cuanto a la creación e interpretación. 

Creo que una de las cosas más importantes que hicimos fue haber desarrollado el gusto estético, la necesidad de expresar en cada canción con valores poéticos, los temas más profundos, a lo bello, a la mujer, a la geografía, a la Patria. El moviendo nos impulsó a la superación, al conocimiento de nuestras raíces y lo universal.

—¿Qué recuerdos guarda de Pablo Milanés?

De Pablo Milanés, guardo una gran admiración. No sólo por su maravillosa obra y voz, sino también por su sencillez, por su espíritu de solidaridad, su profundidad, su valentía y su honradez. 

No tuve una gran amistad con él, pero además de la relación que compartimos en la dirección nacional del movimiento, a través de un gran amigo de Loly y mío, y suyo también, compartimos momentos íntimos muy gratos. Pablo sigue y seguirá acompañándonos con su valiosa obra que es parte de nuestra cultura. 

—¿Cuál considera ha sido el aporte fundamental de la Nueva Trova a la música cubana?

Creo que la Nueva Trova con su obra, influyó grandemente en la formación del buen gusto musical de muchas generaciones, no sólo cubanas, sino de toda Hispanoamérica. La obra de Silvio, Pablo, Noel Nicola, Vicente Feliú, Sara González, Amaury Pérez, se multiplicó en otros muchos trovadores más jóvenes y junto al aporte de todos sus miembros a lo largo del país, contribuimos a la continuidad trovadoresca cubana, para hacer que fuera reconocida recientemente, la trova cubana como Patrimonio Cultural de la Nación. 


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