OTRA OPORTUNIDAD PARA EL REGISTRO FÍLMICO DEL BALLET CUBANO

El Ballet Nacional de Cuba tendría en 1968 un año reposado: su actividad internacional cubriría sólo México, pero la connotación de la visita elevaba la responsabilidad de la compañía, pues se presentaría dentro de la Decimonovena Olimpiada. Allí recibirían la Medalla de Plata de la Olimpiada Cultural. El Concurso de Varna volvería a premiar a un grupo de bailarines cubanos: María Elena Llorente obtendría bronce en la categoría de mayores, mientras Marta García y Jorge Esquivel obtendrían primero y segundo premio en la juvenil. El pas de deux del ballet Espacio y movimiento, de Alberto Alonso se alzaba con el premio de Coreografía Moderna.

Una importante gira realizaría el Ballet Nacional de Cuba en 1969: junto a países socialistas como la Unión Soviética, Rumanía, Bulgaria y Alemania Democrática, visitarían por vez primera Holanda, Bélgica y España. Ya en esta ocasión estarían integrados a la compañía los primeros egresados de la Escuela Nacional de Arte, graduados en el año anterior. Mencionar nombres como los de Jorge Esquivel, Amparo Brito, Ofelia González, Rosario Suárez, Caridad Martínez, entre otros, puede dar la medida del significado de esta inyección de estudiantes enteramente formados por la Revolución y dentro de las reglas de la escuela cubana de ballet.

En el plano coreográfico, Alberto Alonso estrenaría Un retablo para Romeo y Julieta, y se incorporaron dos obras de Maurice Béjart: Bhakti y Webern Opus 5. Estas piezas serían bailadas por la delegación cubana que nos representaría en el Primer Concurso Internacional de Ballet de Moscú: aquí Loipa Araújo se alzaría con la medalla de plata y Marta García con diploma de honor por finalista. También Azari Plisetski recibiría premio al mejor bailarín acompañante.