El Jazz Plaza 2020 que yo viví (Cuarto día)

Adrián Estávez, Mario Salvador Rodríguez, Marcos Morales, Gastón Joya, Irán Farias, Delvis Ponce, Alejandro Delgado y Yoandry Argudín.

Mi cuarto día del Jazz Plaza 2020 se inició a las 6 de la tarde, del viernes 17 de enero; justo en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional de Cuba, para presenciar la propuesta del bajista y compositor cubano Gastón Joya, rindiendo homenaje a dos de sus referentes en el contrabajo: el estadounidense Charles Mingus, y el cubano Israel “Cachao” López.

Para mostrar su propuesta, salió al escenario acompañado por Alejandro Delgado (trompeta), Yoandry Argudín (trombón), Delvis Ponce (saxofón), Marcos Morales (drums), Irán Farías “el menor” (percusión), Mario Salvador Rodríguez (tres) y Adrián Estévez (piano).

Yoandry Argudín.

Mario Salvador Rodríguez. Adrián Estévez.

La primera interpretación de la jornada fue la pieza Better git it in your soul, compuesta por Charles Mingus para su disco Mingus Ah Um, de 1959. En ella se destacaron las improvisaciones de Alejandro Delgado, Yoandry Argudín, Adrián Estévez, Delvis Ponce y Gastón Joya.

Tocaba el turno al siguiente homenajeado y para ello Gastón escogió la pieza Redención, estándar en el repertorio de Cachao, creada por su hermano Orlando López en 1940; mientras ambos militaban en las filas de la orquesta Arcaño y sus maravillas. En esta reinterpretación, Irán Farías y Yoandry Argudín fueron relevantes desde la percusión y el trombón, respectivamente.

Gastón Joya e Irán Farías.

Otra obra cubana, Tabú, de la compositora Margarita Lecuona, tuvo lugar a continuación, donde destacaron las interpretaciones instrumentales del saxofón, el tres y el piano; así como la del anfitrión empleando el arco para tocar el contrabajo.

Subió nuevamente la temperatura, en una de los momentos más altos del concierto, con la conocida Descarga cubana, de Cachao; también referida en ocasiones por títulos tales como Sabor cubano o Como mi ritmo no hay dos. En esta movida obra, la percusión, el piano, el tres y la batería acapararon el beneplácito de los asistentes.

Justo entonces, Gastón decidió invitar a la cantante y compositora Eme Alfonso, para versionar Afroblue, un estándar bien conocido; compuesto por el cubano Mongo Santamaría en 1959, únicamente en versión instrumental. En ese mismo año, los estadounidenses Oscar Brown y Abbey Lincoln, agregaron el texto, interpretado por Eme.

Eme Alfonso, Gastón Joya y Mario Salvador Rodríguez.

Buscando una especie de conexión entre el alumno (Gastón) y los maestros homenajeados, el anfitrión incluyó dos obras suyas en el repertorio. La primera se titula Comisión india, en la que destacó el trabajo combinado entre el trombón y el bajo, así como el de la batería y la trompeta. El otro tema se nombra Bolero a mi papá, en la cual el contrabajista derrochó sentimientos desde su instrumento; obteniendo a cambio, sinceros aplausos por parte de los asistentes.

Para el final, reservó una obra de Chucho Valdés, titulada Descarga para combo y banda, donde la controversia entre el piano y la cuerda de vientos, fue lo más destacado.

Al terminar este concierto, aún quedaba algo de tiempo para estirar las piezas, y confraternizar con amigos y colegas, antes de ingresar a la Sala Avellaneda, del propio teatro, para disfrutar de un interesante programa.

Justo a las 9 de la noche, se apagaron las luces y fueron presentados los primeros artistas. Se trataba de un quinteto chileno-cubano, que se presentaba bajo el nombre Arau Kania Kuintet; quienes se reunían nuevamente para presentar el disco Violeta Parra Victor Jara Jazz, grabado en los estudios PM Records, aquí en La Habana, en el año 2000.

Rolando Luna, Jorge Campos, Oliver Valdés, Giorgio Varas y Jaime Vázquez.

Jorge Campos, Jaime Vázquez y Giorgio Varas.

Con esta intervención, se propusieron homenajear al desaparecido baterista y percusionista Oscarito Valdés, quien falleciera prematuramente en el año 2013; y fuera el baterista original de ese proyecto. Esta noche, le reemplazó Oliver Valdés, mientras que Rolando Luna asumía el piano, como en la grabación del disco. Los tres músicos chilenos originales del proyecto -Giorgio Varas (percusión), Jaime Vázquez (flauta y saxofón) y Jorge Campos (bajo)- también estuvieron presentes.

Oliver Valdés.

Rolando Luna. Jorge Campos.

Este proyecto se propuso interpretar en formato de jazz, la música de los cantautores chilenos Víctor Jara y Violeta Parra; lo cual lograron con acierto. Ello fue reconocido por el público conocedor de la obra de dichos autores, en adición a la necesaria gratificación por la ejecución de los miembros del quinteto. También obtuvieron reconocimiento los artistas chilenos, cuando en una sección del concierto, estuvieron modelando algunas cuecas en formato de trío.

Entre las piezas del disco interpretadas estuvieron Ni chicha ni limoná y Luchin (ambas de Víctor Jara) y Gracias a la vida (de Violeta Parra), con la cual terminaron. Cabe mencionar, que los excelentes arreglos de estas obras en el disco, que fueron reproducidos en el concierto, corrieron por cuenta del bajista Jaime Vázquez.

Al retirarse de escena, los artistas chilenos abrieron el espacio para que se presentara el guitarrista y compositor estadounidense Stanley Jordan, uno de los artistas que había generado mayores expectativas en el Jazz Plaza 2020.

Ante un auditorio, donde se encontraban varios artistas, realizadores de la radio y la televisión, y en particular algunos cultores de la guitarra, Stanley Jordan apareció solo en el escenario, acompañado únicamente de su guitarra eléctrica.

Stanley Jordan.

Jordan es considerado un genio de su instrumento, y en general, como un músico “fuera de serie”. Emplea una técnica de tapping con ambas manos, que comenzó a desarrollar en los años 1976-1977, luego de haber tenido acceso a clases de piano y de haber conocido el instrumento experimental conocido como Chapman stick, diseñado para tocarse con una técnica similar a la que el emplea en su guitarra. También es importante destacar que, para lograr su sonoridad, emplea un patrón propio de afinación.

Comenzó su presentación con una pieza suya bien conocida titulada Treasures; obra que aparece en la banda sonora de la película Blind Date, de 1987, en la que Stanley Jordan también funge como actor.

Como se hace habitual en sus presentaciones, Jordan deja fluir su energía según sus instintos musicales y combina armonías dentro de su excelente ejecución, donde se puede aspirar retazos de movimientos clásicos y de obras contemporáneas.

Si bien el auditorio había aplaudido cada momento, enmudeció incrédulo cuando Stanley Jordan decidió improvisar de forma simultánea con la guitarra y el piano, pues en adición a lo inusual de la tarea, el músico podía tocar la guitarra y el piano indistintamente con ambas manos, creando combinaciones increíbles.

Para adicionar un nuevo elemento, decidió emplear su voz, para cantar la pieza Fragile (compuesta por Sting), mientras continuaba trabajando de conjunto entre la guitarra y el piano.

Ovacionado nuevamente, volvió solo con su guitarra al centro del escenario, para regalar al auditorio su conocida versión de Eleanor Rigby, clásico de la banda británica The Beatles, incluida en Magic Touch, disco publicado por Stanley Jordan, en 1985.

Luego de los acordes finales, el auditorio puesto de pie siguió ovacionándolo incansablemente. Pero aún Jordan tenía un as bajo la manga. Retornó a escena y ante un atónito público, antes de decir adiós definitivamente, regaló una versión (empleando su técnica de tapping), de La guantanamera; canción emblemática de la música cubana, creada por Joseíto Fernández.

Justo entonces, varios abandonaron la sala, abrumados, luego de haber visto al guitarrista estadounidense. Sin embargo, la noche aún no terminaba, pues restaba la presentación de Orlando “Maraca” Valle con sus invitados.

Antes de iniciar el concierto, Maraca recibió por parte del Comité Organizador del Jazz Plaza 2020, la distinción Aniversario 35; lo cual agradeció posteriormente, con toda la música que tenía preparada.

Inició su concierto con una suerte de descarga, que permitió revelar las potencialidades de varios de sus acompañantes: el bajista José Raúl Machado, el baterista Alejandro Chávez y el pianista Yadasny José Portilla; quienes en adición al destacado flautista, derrocharon talento.

Yadasny José Portilla y Maraca.

Maraca devolvió la invitación recibida la tarde anterior por cuenta de la violinista holandesa Line Kruse, a su concierto en la sala Tito Junco, y la trajo a escena. Ella llegó junto a Gastón Joya (contrabajo), Marcos Morales (batería), Adrián Estévez (piano) y las chicas del cuarteto de cuerdas Havana Elecstrings, para mostrar una pincelada del disco grabado en La Habana por Kruse el año pasado, bajo el título Invitation.

Maraca, Gastón Joya y Line Kruse.

Adrián Estávez, Maraca, Gastón Joya, Yaroldy Abrey, Line Kruse, Marcos Morales y Havana Elecstrings.

De ese disco interpretaron dos temas, el primero titulado Tres cosas, donde Maraca y ella establecieron una muy disfrutable controversia entre flauta y violín. Para la segunda pieza, nombrada Ahora, requirieron la presencia en escena (como vocalista) de la cantante y compositora cubana Daymé Arocena; quien agregó el texto, a la música compuesta por Kruse.

Correspondió el momento al tema Latin Fortune, compuesto por Maraca y recogido en el DVD Los 80. Homenaje a la Aragón, liderado por él; para homenajear a la emblemática orquesta. Para su ejecución en esta noche, requirió los servicios del violinista William Roblejo y del trompetista Mayquel González; quienes estuvieron a la altura esperada en su interpretación.

Maraca, José Raúl Machado, William Roblejo y Maiquel González.

Los siguientes invitados en escena fueron los martiniqueses Mario Canonge (piano) y Michel Alibo (bajo), para interpretar la pieza Carnaval, firmada por el pianista visitante, donde tuvo destacada participación del percusionista Yaroldy Abreu.

Mario Canonge.

La cantante italiana Annick Tangorra, se sumó a los invitados caribeños para interpretar una segunda pieza de Canonge, titulada Man ja sav. Buscaban repetir la versión grabada por ellos en un disco compilatorio de varios artistas publicado en el año 2019, bajo el título Année du zouk.

Mario Canonge, Michel Alibo, Maraca y Annick Tangorra.

Para ejecutar un tema de Maraca nombrado Danzón monarca, su creador invitó a un cuarteto de cuerdas. Aprovechó el momento, para notificar a los asistentes, del fallecimiento del flautista Orlando Canto “El viejo espigón” (de la orquesta Los Van Van), a quien dedicó esa interpretación; en la que el piano y la flauta ostentaron los roles principales.

Como quiera que Maraca ha incursionado (con fortuna) en la música popular bailable cubana, quiso cerrar la extensa noche de festival con un tema nuevo titulado La niña quiere churrito; para lo cual convocó a su hermano Moisés “Yumurí” Valle y al flautista René Herrera, de la orquesta Jorrín. Como aspecto de relevancia, debe destacarse el contraste entre ambos flautistas durante las improvisaciones, pues Herrera empleaba su flauta de madera, cuya sonoridad es bien diferente a la tradicional flauta traversa asumida por Maraca.

Maraca, René Herrera y Moisés Valle (Yumurí). Maraca y René Hernández.

Pasaban 35 minutos después de la medianoche, cuando el Jazz Plaza, luego de tantas emociones, tomó un receso en el Teatro Nacional de Cuba; que en solo unas horas, volvería a recibir a los artistas que tendrían a su cargo las presentaciones durante la quinta y penúltima jornada del evento.